El once de febrero marcó, hace 89 años, una fecha importante para la cultura cubana, el nacimiento de Rosalía Palet Bonavía, conocida en Cuba, América y Europa como Rosita Fornés, aplaudida y admirada por varias generaciones que han sabido aquilatar la grandeza de su arte y de esa empatía o ángel que emana de su personalidad, cuyo talento ha merecido los Premios Nacionales de Teatro, Música y Televisión e incontables lauros internacionales.
Triunfadora en el programa de aficionados La Corte Suprema del Arte, que se transmitía por CMQ Radio, la emisora más importante del país, la joven de 15 años se reveló como una promesa del canto, que orientó sus primeros pasos con dos profesoras de gran prestigio: Zoila Gálvez, en el canto y Enriqueta Sierra, en la actuación.
Desde entonces, hasta la fecha, han transcurrido 73 años de continuos éxitos, los cuales han cimentado la carrera artística de quien no ha encontrado sucesora como la primera vedette de Cuba, un apelativo que resume la multiplicidad de facetas en una infinitud casi inalcanzable, todas con la excelencia que siempre le ha caracterizado.
LA NOVIA DE MÉXICO
Después de haber actuado en el Teatro La Comedia, de La Habana, en zarzuelas y operetas con la compañía de Miguel de Grande, fue contratada para actuar en Ciudad México, donde se presentó en los escenarios más importantes, como primera figura de revistas musicales y filmó varias películas con actores muy reconocidos en ese país, como Mario Moreno (Cantinflas) y Tin Tan, su carrera adquirió un primer nivel y fue tanto su impacto en el público que fue bautizada como “la novia de México”, país donde contrajo matrimonio con el actor Manuel Medel, padre de Rosa María, su única hija, quien es actriz y presentadora.
ROSITA ENGRANDECIÓ LA PANTALLA CHICA
En 1952 regresó a Cuba procedente de México y, de inmediato, la contrató el Canal 4 de la Televisión Cubana como primera figura de un programa humorístico, titulado Mi esposo favorito, dirigido por Joaquín M. Condall, que compartía con Armando Bianchi, con quien se casó posteriormente. Desde ese tiempo, por varios años, fue la figura central del programa musical Desfile de éxitos. También actuó en el espacio dedicado al teatro en esa telemisora. Donde una de las piezas que más quedó grabada en la memoria de la teleaudiencia fue Morena clara, obra en la cual mostró su capacidad de transmutarse en el rol titular de una obra dramática,
Desde el triunfo de la Revolución pasó al Canal 6, hoy llamado Cubavisión, donde se multiplicó en los diferentes espacios que centralizaba, como un musical, en el cual cantaba, bailaba y conducía, y de ellos alcanzó la mayor popularidad Cita con Rosita. Fue una de las fi-guras más utilizadas por Roberto Garriga, en La comedia del Domingo, donde se transmitieron obras representativas del género, de Cuba y el mundo, en las cuales hizo gala de vis cómica y un carisma muy especial.
SU PROYECCIÓN A GRAN PANTALLA
En dos largometrajes cubanos Rosita proyectó a gran pantalla su capacidad para el desdoblamiento en dos personajes totalmente diferentes, que constituyeron hitos en su carrera, pero también en la filmografía del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica: Se permuta y Papeles secundarios. Incluso sorprendió al público y la crítica por el alcance de su trabajo actoral en ese feliz regreso al séptimo arte.
EL TEATRO DE LOS DORR, DECISIVO EN SU CARRERA
Cuando Nelson Dorr le entregó el protagónico de Confesión en el barrio chino, escrita por su hermano, el afamado dramaturgo Nicolás Dorr, hubo quienes dudaron de que Rosita pudiera asumir un personaje tan rico en matices, en una atmósfera de tensiones donde el dra-ma apuntaba hacia la tragicidad y que está a casi medio camino del monólogo, por tratarse de la autobiografía de la protagonista, narrada a otro actor, José Núñez Sariol que encarna-ba al camarero chino de un club. La concepción de la puesta, lograda en todos sus aspectos a partir de un texto sobrecogedor, arropó una interpretación magistral, en la sala Covarru-bias del Teatro Nacional, decisiva para que ese año de 1980, ella mereciera el Premio Nacional de Teatro.
Nicolás le encomendó los protagónicos de otras piezas de su autoría que fueron éxitos en la propia sala: Vivir en Santa Fe y Nenúfares en techo del mundo, cuyas puestas en escena asumió el propio autor, en temporadas muy exitosas. Y este mismo año protagonizó Mejilla con mejilla, del propio Nicolás, en un teleplay por Cubavisión, que le otorgó la posibilidad de evidenciar la plenitud de su trabajo actoral.
ENERGÍA Y OPTIMISMO EMERGEN DE SU VOCACIÓN
Una entrega total a su labor artística le permitieron simultanear los géneros más diversos en la escena. En el arte lírico personificó desde la Duquesa Carolina en Luisa Fernanda y el rol titular de Doña Francisquita, hasta Ana de Glavarys, el protagónico de la opereta La viuda Alegre, de Franz Lehar, que le valió uno de los grandes triunfos de su carrera en la temporada que dio inicio al Teatro Lírico Nacional, en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana, obra a la cual siguieron títulos emblemáticos de su quehacer artístico, como La verbena de la paloma, La revoltosa y La duquesa del Baltabarín.
En otros momentos de su vida de cantante se apropió del protagónico de Hello Dolly, en una temporada inolvidable en la escena del teatro Karl Marx, en la cual se transmutó en ese personaje que aún se mantiene en la memoria del público, desde la década de los ochenta.
En los últimos tiempos se dedica a interpretar canciones y boleros, aunque hace algunos años alcanzó un notable éxito con el rezo yoruba Babalú, que convirtió en uno de los temas más aplaudidos de su repertorio. Varios discos de larga duración resumen los números que han formado parte de su repertorio, el cual ha ido renovando constantemente.
SU GRAN PASIÓN POR EL ARTE
Se resiste a abandonar la escena, pues en cada una de sus actuaciones recibe ovaciones cerradas del público que le ha seguido por varias generaciones y que le demuestra admiración y le tributa el amzr que ella merece e inspira, unido al respeto del pueblo cubano, cuyas ovaciones y frases de cariño constituyen el mayor premio para esta mujer que ha sabido seducir a públicos de todas las edades y que le permite afirmar que “el mayor premio de mi vida es haber merecido tanto cariño y admiración, durante toda mi carrera, por parte de Cuba en su pueblo. Y lo más importante es que puedo hablar en presente, porque cada vez que aparezco en escena me colman de aplausos y me hacen sentir muy feliz”.
Maria del Carmen
14/8/17 14:02
Rosa Fornes en Cuba quien no la conoce, ya sea adulto, viejo o niño, es la máxima representación de la belleza, además cantante inigualable, actriz insuperable, vedette maravillosa, sentimos que no salga más en la televisión ya que no podemos disfrutar de su presencia y de la alegría que de ella emana.
Eddy Hernandez Morejon
4/7/17 15:34
Rosa es la imagen de la artista comprometida consu tiempo ,con su pueblo y con su arte,dignificasu imagende mujer bella y atesora la rareza de ser admirada y querida por la mayoria de sus colegas,ha logrado que hasta las ultimas generaciones la afamen a pesar de el decursar de tantos años,demuestar calidad y estilo en cada una de sus facetas,es laboriosidad,encanto y dignidad.
pedro j
19/7/16 20:58
LA MÁS GRANDE EN LA ESCENA CUBANA...LA MÁS COMPLETA...NO EXITE NI EXISTIRÁ NADIE COMO ROSITA FORNÉS.
Argilio Meneses Meneses
16/6/17 11:05
Para cualquier cubano hablar de Rosita, no importa si vive en la ciudad o en el campo, es tan ´familiar como hacerlo de las palmas o del rocío al amanecer en nuestra Cuba. Ella es Símbolo y belleza perenne a pesar del tiempo. Ella ha sido por siempre la dueña de la escena cubana. Rosa es Rosa, es sublime y encantadora. Verla es sublime, escucharla es creerce que se puede tomar lo maravilloso por asalto. Rosa es Cuba adornada con lentejuelas y acariciada por sus hermosos ojos verdes.
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