Un evento que surgió en espacios reducidos de La Habana bajo un falso concepto elitista que le fue creando una connotación elitista solo comprensible por quienes se inclinan por programas complejos en obras concebidas para agrupaciones de pequeño formato, el Festival D´Música D´Cámara Leo Brouwer ha ido cambiando la diáspora de sus destinatarios.
En esta edición ha logrado ampliar el horizonte de lo que podría abarcar un evento de esta naturaleza y otorgarle carácter multidisciplinario, al encontrar fórmulas de mayor universalidad, revertidas en una connotación tal que ha opacado las propuestas de todos los géneros de la cultura en La Habana, por el impacto de las iniciativas del maestro Leo Brouwer.
Descubrir enlaces con las artes escénicas, tanto en el teatro como en la danza, crear imágenes audiovisuales en proyecciones acordes a lo que se escucha y concebir como clausura una gala dedicada a Compay Segundo, podrían considerarse aparentes contradicciones de esta saga de momentos ya grabados en el recuerdo, pues a nadie se le hubiera ocurrido inscribir la esencia del chan chan (página emblemática de Repilado) en piezas de música aleatoria que lo identifican.
UN FESTIVAL DE REPERTORIO Y NO DE ESTRELLAS
Con un entusiasmo y vitalidad que han contaminado a los participantes y al público en general, Leo señala que este es un festival de repertorio y no de estrellas, aunque posee un elenco de figuras altamente reconocidas a nivel mundial, cuyas intervenciones han registrado estrenos mundiales y en Cuba, acordes a los objetivos estéticos del creador.
Buscar vías certeras para plasmar lo inusual en un panorama sonoro, donde proliferan recursos poco conocidos e inéditos ha sido también uno de los recursos empleados por este músico, ejecutante y director, quien ha plasmado lo mejor de su talento en las propuestas que han colmado teatros como el Karl Marx, con capacidad para cerca de seis mil espectadores, quienes apenas daban crédito a sus oídos, ante lo inédito de los recursos estilísticos del dúo de las hermanas Labeque, de Francia, el modo de establecer contrapuntos de los armónicos, en unos momentos, y, en otros, de unir las voces del teclado por el ariete de Katia y Mireille.
EL ASOMBRO DEL SONIDO
Uno de los aciertos de este Festival de Diferencias ha consistido en provocar el asombro del sonido, al reemplazar los instrumentos/protagonistas, el piano en primer término y el violín y la guitarra, en segundo y tercero, por otros que apenas podrían habituar, en las concepciones convencionales, a un breve solo del cuerpo orquestal.
Leo se dio a la tarea de descubrir instrumentos que nadie osaría elevar a un plano cimero, discriminados habitualmente, por lo cual se vio precisado a escribir obras para su estreno en este contexto y también realizar versiones de títulos antológicos. Que llevarían su impronta y le pertenecían por la complejidad de su transformación.
Fue así que en cada uno de los conciertos quedaron develadas ante el público las posibilidades de instrumentos, portadores de una riqueza tímbrica y tonalidades infinitas como el archilaúd barroco, por la ejecución de Edin Karamazov, de Bosnia, en Desde el Mediterráneo, en la cual Marco Lo Russo, de Italia, demostró que el acordeón puede convertirse en camerata cuando el ejecutante posee talento e inspiración y adquiere una magia especial en un dúo escrito por el intérprete para unirse a Niurka González en la flauta en La región más transparente, en cimas de belleza por ambos alcanzadas, en una función donde el dúo de Karamazov y Augusto Enríquez poetizaron aún más tres canciones de Silvio Rodríguez, en traslaciones de Leo para archilaúd.
Dedicada a Astor Piazzolla, la gala Perpetual tango propuso un diálogo casi inconcebible, entre el poema Tango, de Jorge Luis Borges y el acordeón de Marco Lo Russo, propiciado por Leo, quien quiso que el público disfrutara del talento de Osvaldo Doimeadiós en la cuerda dramática, lo cual ocurrió en esta interpretación plena de transiciones, como en sus monólogos con Teatro El Público, en oposición a su característica vis cómica que le ha valido este año el Premio Nacional del Humor.
También Doimeadiós interpretó en su faceta de actor/cantante, Balada para un loco, de Astor Piazzolla, en una versión dotada de una interiorización alejada de las conocidas sobre este título, Además, Leo le ha encomendado cada noche unas breves intervenciones de distintas acepciones del arte de hacer reír, como un avance de lo que ocurrirá en la próxima edición, donde reinará el humor.
La bandurria se impuso en De Valencia a La Habana y sus doce cuerdas se unieron en Sonata para bandurria en la ejecución de Pedro Chamorro, músico que se regodea al provocar al cordófono y hacer brotar la riqueza de su sonoridad.
Esa noche, la poesía femenina encontró un cauce idóneo en la voz de la soprano Erika Escribá, quien asumió Cantos madrigales amatorios, de Joaquín Rodrigo, con la técnica del lieder, en una concepción que implica un acercamiento a la contemporaneidad.
Disfrutar de experiencias inimaginadas por un público heterogéneo, con importante afluencia de la juventud, especialmente de estudiantes de música de todos los niveles, ha sido la característica que ha marcado este despertar de imágenes auditivas en su amplia programación, calificado por su creador como “un maridaje perfecto de música inteligente”.
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