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lunes, 25 de noviembre de 2024

Juan de los muertos por los Goya (+Fotos)

El segundo largometraje de Alejandro Brugués es la propuesta del ICAIC para los premios de la Academia de Cine española...

Justo Planas Cabreja en Exclusivo 05/10/2012
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Cartel de la película cubana Juan de los Muertos
Cartel de la película cubana Juan de los Muertos

A principios del próximo año, arranca la XXVII edición de los Goya, y ya sabemos que el ICAIC eligió el segundo largometraje de Alejandro Brugués, Juan de los muertos, para que nos representara.

No significa esto que ya estará en la lista de nominados, siquiera llegar a este punto es ya un honor. La Academia española es bien selectiva y una nominación en la categoría de Mejor Película Iberoamericana es, per se, un sello de calidad.

Se ha dicho mucho, y no muy bueno, sobre Juan de los muertos, de la teatralidad de ciertas actuaciones, de los puntos ociosos del guión, de los efectos visuales. Por otra parte, durante el Festival del nuevo cine latinoamericano descubrimos que una verdadera multitud seguía los preparativos del filme y estaba ahí, en los cines Payret y Yara, dispuesta a todo por alcanzar una butaca.

No ha pasado inadvertido, como algunos otros títulos de más reciente salida. Y cómo hacerlo, si se trata de la primera película cubana sobre zombis. Exceptuando el refrescante interés de Juan Padrón por los vampiros y su estupenda contextualización caribeña, los directores cubanos siguen una línea realista.

Pero la recurrencia zombi de Juan de los muertos no se queda en la mera referencia, es mucho, mucho más. Sin hacer lecturas más allá de lo que la película ofrece, podemos entender ese Juan, que porta un remo, en el sentido asociado a la mitología cubana de la Virgen de la Caridad.

Él es una especie de salvador nacional, pero ¿de qué tipo? Brugués nos presenta a este Juan y sus amigos como marginales: jineteros, ladrones, travestis, debocados sexuales… todo lo que la media de nuestro país suele identificar como lacra. Lo curioso es que visto desde el ángulo de Juan y los suyos la situación se presenta de una manera distinta.

Juan de los muertos nos hace cuestionarnos hasta qué punto estos hombres son marginados, y hasta qué punto se han separado voluntariamente de la sociedad. En Juan de los muertos se percibe un desprecio, a ratos hilarante, a ratos hirsuto, dirigido al hombre de a pie. Se le muestra como una masa amorfa y crédula, que no cuestiona el mundo que les rodea y lo asume tal y como se lo explican los medios de comunicación masiva.

Por este motivo, se expande la epidemia zombi en el país, porque todos se pliegan a la (des)información televisiva, y —subrayo— se niegan a creer lo que sus propios ojos les están mostrando.

Precisamente por ser marginales, Juan y los suyos han aprehendido una Cuba diferente, una Cuba que no necesita de explicaciones de la teoría ni de la historia para entenderse, para amarse. Su Cuba se ve, se toma, se huele, se escucha… ese conocimiento es el que eleva Juan de los muertos por encima de cualquier otra facultad, el conocimiento de los cinco sentidos. En eso consiste la salvación que Juan y sus (anti)apóstoles ofrecen al cubano.

Por último, están los zombis que representan a un tipo social que parece extenderse por nuestras calles, oficinas y casas. Es la persona completamente desinteresada, que vive sin propósito y cuya indiferencia (trate usted de hacer un trámite con alguien así) afecta el progreso del país. Estos semivivos de nuestra cotidianidad son los zombis que Juan mata a remazo limpio.


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Justo Planas Cabreja

Periodista que aborda temas culturales, especificamente cine y literatura. Recibió el II Premio de Ensayo “José Juan Arrom” por el trabajo “El reverso mítico de Elpidio Valdés”.


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