No podría tener menos razón la escritora danesa Isak Dinesen cuando dijo que la cura para todo mal estaba siempre en el agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar. ¿Para cuántos de nosotros no ha resultado imprescindible, al menos en una ocasión, sentarse frente al mar?
Grandes de la literatura, como el norteamericano Ernest Hemingway; científicos, políticos y poetas, no han conseguido resistirse a la seducción del agua, que para Napoleón Bonaparte constituía, junto al aire y la limpieza, uno de los principales productos de su farmacia, y para el gran Leonardo Da Vinci, la “fuerza motriz de la naturaleza”.
Aunque está presente en el 70 por ciento del planeta, estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estiman que, antes de 2030, en uno de cada cinco países en vías de desarrollo el agua podría escasear.
Organizaciones ambientalistas alertan, además, de los peligros de la contaminación y de la elevación del nivel de los mares, por la cual muchas islas podrían desaparecer. Inundaciones, tsunamis, grandes sequías, parecen dar razón al poeta alemán Novalis, cuando afirma que “el agua es caos sensible”, nos da la vida, pero también puede quitárnosla.
Todos estos son motivos suficientes para justificar una exposición como la que ha presentado, en el Museo Nacional de Bellas Artes, el Proyecto Palomas —una productora de audiovisuales por el activismo social, dirigida por la realizadora Lizette Vila— bajo el título “Agua… lo femenino y lo masculino”.
EL AGUA, PUNTO DE PARTIDA
“El agua era una justificación, una forma de pensar desde el arte, de utilizar la herramienta de la fotografía para, desde el conjunto de discursos de cada creador, llamar la atención”, explica a Cubahora Humberto Mayol, uno de los fotógrafos que participó en la muestra, y coordinador y curador de la exposición.
La idea de tomar el agua como punto de partida para la creación nunca antes había sido tema exclusivo del Proyecto Palomas, que por lo general se dedica a temáticas que colindan con los márgenes de la sociedad.
La muestra se compone de doce fotografías de grandes del género e incluye audiovisuales y una colección de aguamaniles del ceramista Raciel Feria, con aguas decolonia elaboradas por Yanelda Mendoza, alquimista principal de Habana 1791, en la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
“El agua, con los apellidos de lo femenino y lo masculino, buscaba una sintonía con el tema del género, la cultura de las relaciones, la paz y los vínculos entre la naturaleza y los humanos”, explica Mayol.
Algo que resalta en la exposición es la documentación de escenas de la realidad, pero desde la lírica y las emociones. La idea de contraposición es el hilo conceptual de algunas de las instantáneas. Julio Larramendi, por ejemplo, invita a un paraje habitado por la contaminación, donde prevalece la indiferencia de los hombres, y luego a un viaje en el tiempo, para mostrar cómo puede responder la naturaleza para defenderse.
Una de las fotografías que más llama a reflexión es la de Raúl Cañíbano, quien refleja un ciclón, la acción del agua que invade las ciudades, y complementa esa imagen con otra, símbolo de cómo el agua puede devorarlo todo, mientras el hombre permanece impasible.
Humberto Mayol, mientras, confronta en sus instantáneas abundancia y belleza, frente a soledad y tristeza por la escasez de agua, y convierte el paraguas rosa que guarece a una joven en esperanza, en alegoría de la espera por el preciado líquido.
Además, aparecen en la muestra obras de Juan Carlos Alom, Arien Chang, Leysis Quesada, Jorge Luis Álvarez Pupo, Mario Díaz, Lissette Solórzano, Pedro Abascal, Roberto Salas, y del dueto Liudmila y Nelson.
“Uno de los propósitos de la exposición —explica Mayol— es provocar segundas lecturas sobre la relación del hombre y la naturaleza, mostrar el daño que de alguna forma le hacemos y la respuesta que da la naturaleza ante esa violencia en su contra. El agua puede destruirlo todo y de repente estamos en peligro por nuestras propias acciones. En un momento determinado tendremos que pagar un costo y hay lugares que ya lo están pagando, muy alto.
“Creo que a muchos les llegó el mensaje, sin que medie una explicación, porque el arte llega más por los sentidos que por lo que tú puedas reflexionar”.
pjmelián
3/11/12 14:02
El agua, componente vital y precioso. En su proporcionada medida fuente de vida y nuestra aliada. Temible destructora cuando su fuerza elemental se desencadena incontrolablemente. Nuestra madre naturaleza nos enseña que todos los componentes físicos, biológicos, etc. etc., en su justa medida constituyen la armonía y el equilibrio de nuestro planeta. pjmelián
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