//

miércoles, 30 de octubre de 2024

El patio de mi Casa es particular

Una reflexión sobre la necesaria unidad literaria latinoamericana, a propósito de la LVI edición del premio literario Casa de las Américas 2015...

Diany Castaños González en Exclusivo 16/01/2015
3 comentarios

El año 1492 instauró sobre América Latina un decreto de silencio. La institución cultural Casa de las Américas es, desde su fundación en el 1959, un grito.

Antes del realismo literario de las primeras décadas del siglo pasado, la literatura de América Latina era prácticamente obviada por las élites intelectuales europeas. Y cuando no se le ignoraba, era sopesada como un proceso creativo limitado por lo regionalista y lo folclórico.

El Boom Latinoamericano de los años 60, unido a los buenos designios de ideas como la fundación de la institución cultural Casa de las Américas —que desde sus inicios promocionó la labor de creadores cubanos y trató de unir en una sola voz la creación artística de Latinoamérica— hizo que la literatura de esta región acaparara la atención del mundo entero.

MI CASA ES TU CASA

Hasta el día de hoy Casa de las Américas promociona el material artístico y literario de nuestro continente por medio de conciertos, concursos, exhibiciones, festivales y seminarios; y otorga anualmente el premio Casa de las Américas (originalmente llamado Concurso Literario Hispanoamericano), que desde su establecimiento ha reunido miles de obrasde autores de toda Latinoamérica.

Entre las primeras obras que aunó se encontraban las de escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa y tantos otros talentos regionales. Todos tuvieron en la institución cubana un espacio garantizado, una “casa” donde devinieron, antes que en cualquier otra parte, nombres icónicos y paradigmas literarios.

En estos años, los escritores latinoamericanos treparon los límites de lo inmensurable y lo hicieron con una voz potente y común. Cada cual con su estilo, conformaron bajo el amparo de Casa de las Américas —que promovía una comunicación incesante—, una literatura que combinaba el sabor de la modernidad con elementos distintivos de la vida y la cultura latinoamericanas. La selva, la tradición oral, el mito, lo mágico, la presencia indígena y africana, la historia paradójica y la búsqueda insaciable de identidad, se integraron en novelas paradigmáticas, cuyo lenguaje poético captaba las ricas contradicciones de América Latina, totalmente exóticas para el Primer Mundo. Lo inaudito para la mirada primermundista se asumía como parte de la más ordinaria cotidianidad, y esto provocaba seducción y asombro. Eran novelas latinoamericanas, y estaban orgullosas de serlo.

Los escritores de la generación siguientequisieron hacer una nueva tendencia. Casa de las Américas premió en los años 70 el desarrollo de esa nueva directriz que fue el Post Boom que, aunque reverenciaba a sus maestros anteriores, abandonaba el realismo mágico propio del movimiento que le precedía y se centraba más en cuentos que en novelas. Aparecieron entonces nombres exponenciales como Manuel Puig, Reynaldo Arenas; especímenes iconoclastas que legaron una literatura exquisita, rica en conceptos.

EL FUTURO VA POR LA CASA

Quién sabe qué tendencias nos develen las próximas décadas. Al contrario de los años 60 y 70, hoy la escritura continental de nuestras tierras vive un momento de ruptura. La llamada literatura latinoamericana, que tanta atención atrajo sobre América, dejó de existir. Los escritores de nuestras tierras se han convertido en autores latinoamericanos… Se han refugiados en una serie de literaturas nacionales, no necesariamente homogéneas. El reto en esta década —los retos son acordes a cada tiempo— es fortalecer la comunicación entre nuestras naciones.

No hay dudas sobre una Latinoamérica que escribe. Casa de las Américas es la prueba. Nada más este año, 650 obras de autores de 24 países del continente americano concursan en la presente edición del premio literario Casa de las Américas 2015, que se fallará en La Habana el próximo 29 de enero. Pero reconstruir los puentes entre los distintos países del continente es una necesidad perentoria. Esa comunicación e intercambio fluido que una vez tanto aportó a la literatura debe retornar. Casa de las Américas tiene trabajo que hacer. El grito debe ser perpetuo.


Compartir

Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 3 comentarios


nedel
 17/1/15 18:41

Es muy bueno que haya tanto competidores optando por el premio, pues donde hay competencia por lo general siempre hay calidad. Ademas demuestra que en nuesto continente aun hay amor por la lectura, lo cual es cada vez mas dificil en un mundo sumido en las tendencias del postmodernismo

Mary Celeste
 17/1/15 1:11

realmente no es un tema que me interese pero esta bien contado

Elbita
 17/1/15 1:07

se baña y se moja como los demas, agachate niña y vuelvete a agachar...

Deja tu comentario

Condición de protección de datos