El Callejero, un Festival de luz, sin manchas (+Fotos)

Matanzas vistió de colores sus calles, vio despertar la vida desde sus barrios, acarició sus plazas con una ternura que hace dos años no practicaba. A Matanzas la llenaron las vibras de los que sueñan despiertos, con los pies en la tierra, pero la imaginación a borbotones.

Del 10 al 14 de noviembre se celebró en la Atenas de Cuba la oncena edición de la Jornada de Teatro Callejero, luego de dos años de absoluto silencio debido a las consecuencias de la pandemia, siendo uno de los primeros en realizarse de manera presencial en el país.

Si bien en Cuba destaca una marcada vocación por cultivar esta modalidad escénica, el movimiento de los artistas de calle no alcanza aún a consolidarse con la fuerza a que aspira y merece. Pero, "El Mirón Cubano" late desde la Ciudad de los Poetas para llevar esta variante teatral milenaria a sus fulgores.

La simbiosis que logra el evento entre todos los grupos escénicos del territorio matancero le aporta una variedad que los espectadores siempre agradecen.“Es importante resaltar la colaboración de las agrupaciones matanceras que se sumaron a la Jornada: Novadanza, Danza Espiral, Circo América, Icarón, Las Estaciones y su apoyo desde la galería El retablo, Papalote. Para todas ellas es nuestra muestra de agradecimiento”, apuntó Rocío Rodríguez Fernández, directora de Teatro "El Mirón Cubano".

Asimismo, el dramaturgo matancero Ulises Rodríguez Febles acotó que “el teatro de manera general es un arte de colaboración. Cada espectáculo tiene la sedimentación del trabajo de actores, diseñadores escenográficos, músicos, bailarines, escritores, quienes se unen con una estética afín, encaminada a conquistar a un público que está inmerso en sus actividades cotidianas, a sumergirse en el entorno arquitectónico de las ciudades o en la naturaleza. En muchos casos la recreación de materiales audiovisuales se incorpora con sus lenguajes contemporáneos. Particularmente, el teatro callejero nace de esa colaboración con el fin de conformar un espectáculo que dialogue con una realidad y un público determinado, que tiene sus necesidades espirituales".

“Un evento de este tipo contribuye a llegar a un público diverso, heterogéneo, que muchas veces no visita el teatro. La experiencia que tuvimos con las Tropas en tu barrio, que se insertaron en la Festival, fue maravillosa porque al llegar a zonas inhóspitas llegamos a personas que nunca han disfrutado una puesta, a los ancianos que no pueden asistir a nuestra instituciones, al niño cuyos padres no lo llevan al teatro”.

Como garantía del éxito, Rocío logró sumar voluntades y contó también con el respaldo de agrupaciones como Andante, D´Morón Teatro y Noria Creaciones.“Nuestra presencia en la calle es parte ya del trabajo de la compañía desde su fundación, así que hemos estado en todas las ediciones del Callejero. En esta edición hicimos un performance, Más amor y menos muros, durante la inauguración, junto al Mirón Cubano y Novadanza”, detalló Lilian Padrón, directora de "Danza Espiral".

El estreno de Teatro Andante habla sobre las pérdidas de los amigos, la familia, el dolor que las habita y cómo enfrentarlas. (Jessica Mesa/Cubahora)

“El Festival de Teatro Callejero para nosotros es muy importante porque es el único evento que reúne a los artistas callejeros de Cuba y para Andante es vital estar aquí en Matanzas. Después de estos dos años difíciles poner el teatro en las calles, al alcance de los públicos es como un soplo de vida, como salir del estado de coma. Que sea aquí en Matanzas, donde existe un público preparado para un Festival de este tipo es de vital importancia”, señaló Juan González Fife, director de Teatro Andante, de Granma, agrupación que estrenó en Matanzas su obra "Esto no tiene nombre".

La integración de varias manifestaciones artísticas devino igualmente carta de triunfo con exposiciones de fotografía, presentación de libros, conciertos y documentales, además de la acertada iniciativa de llevar el trabajo de los narradores orales a los espacios abiertos.

"El Mirón Cubano" no se conformó con ofrecer una jornada digna que hubiera sido igualmente aplaudida por el solo hecho de poner un poco de paz en nuestras realidades cotidianas sino que estableció alianzas, aunó esfuerzos y regaló una jornada que trascendió los espacios habituales de presentación en el centro histórico citadino para entrar con su empuje y energía a los puntos más alejados para llevar su arte allí donde muchas veces es donde más se necesita.

“De manera muy especial esta Jornada estuvo dedicada a los barrios. A partir de la experiencia del año anterior Tropa en tu barrio Albio Paz, determinamos que por ser este un año de complejidades epidemiológicas, llevar las funciones a los barrios ayudaría a la protección, al cuidado, al cumplimiento y control de las medidas sanitarias al tiempo que compartiríamos nuestro quehacer con un mayor grupo de personas. Para ello creamos tres tropas que se presentaron en diferentes puntos periféricos de la ciudad. Llegar hasta lugares apartados también es un símbolo de esperanza y acompañamiento y ese es uno de los principales objetivos del arte que realizamos. Buscábamos brindar ese abrazo personalizado que removiera la ciudad, que contrarrestara sus temores y usar al teatro, una vez más, como espacio de sanación para todos”, aseguró Rodríguez Fernández.

No fueron suficientes dos años de pérdidas para acallar su voz, las duras experiencias no hicieron más que alentar el espíritu que avivó la llama de los consecuentes con su oficio, de quienes aman con pasión lo que hacen cada día, de aquellos que nos regalan buen arte desde las calles, sin más garantía que sus vestuarios y sus sueños.

Momentos especiales transcurrieron durante el evento teórico Albio Paz y el restreno de La Pamplinera, propuesta antológica del colectivo anfitrión.“La Pamplinera es un espectáculo callejero musical que queremos mucho. Se estrenó en el 2009 con canciones de Tony Ávila. Se inspiró en un personaje popular matancero, la China de la Calle del Medio, una mujer especial a la que conocieron varias generaciones de yumurinos. Ella soñaba con ser una gran artista de su ciudad. Fue acogida con mucho calor varias veces en el teatro Sauto como espectadora, pero el público le hacía sentir el cariño que sentía por ella. Cuando la China entraba todos la recibían con un gran aplauso".

“Para El Mirón Cubano fue muy bonito retomar esta propuesta de nuestro repertorio, 12 años después y en el mismo sitio donde ocurrió su primera presentación, el Parque de la Catedral. Para esta ocasión se estrenaron actores con el grupo: Camila Rodhe en el personaje de la China y Raudelis, ambos de Teatro El Portazo, Pablo Ernesto Vizo, cantante del Coro de Cámara de Matanzas. Ha sido una alegría para el pueblo volver a ver a la China y para nosotros ha sido una dicha reavivar ese recuerdo tan matancero. Asumimos una experiencia difícil después de un periodo tan duro como la pandemia, todo un reto, pero también un redescubrir de la belleza que puede tener el trabajo para la calle”, explicó Rodríguez Fernández.

Poner el teatro en las calles, al alcance de los públicos es como un soplo de vida. (Jessica Mesa/Cubahora)

La función más larga y el pasacalle de clausura colmaron de colores y alegrías las principales arterias de la urbe de ríos y puentes. “Otro momento especial fue el concierto Un canto para mi niño que incluyó los materiales audiovisuales creados desde El Mirón durante los tiempos de pandemia”.

La oncena edición sirvió también para celebrar “los diez años de carrera artística de varios actores del colectivo anfitrión: Leynis Cabrera, Javier Martínez y Yanetsy Sánchez; los 40 años de la graduación de Francisco Rodríguez y Mercedes Fernández, fundadores de El Mirón Cubano y del Callejero; las tres décadas de Teatro Andante, el 35 aniversario de D´Morón Teatro, agrupaciones pilares dentro del teatro callejero cubano y también participantes fundadores de nuestra Jornada. También fue muy especial la presencia en Matanzas de Dagoberto Gaínza, Premio Nacional de Teatro.”

La Jornada de Teatro Callejero, creado hace dos décadas por el grupo El Mirón Cubano, uno de los referentes en el país de esa modalidad teatral, según valora el dramaturgo matancero, “le aporta al teatro cubano otra perspectiva de nuestra escena, una estética muy particular que trabaja en los espacios abiertos y que en muchos espectáculos tiene los códigos del teatro para realizar en la calle que tienen que ver con una poética muy específica y que, en el caso de Matanzas, constituye un evento que gran parte de la población espera con deseo, por le propio contacto con el público que genera un evento como este. Es un evento que asalta al transeúnte en sus espacios cotidianos, que lo moviliza de una manera diferente desde el punto de vista cultural, con un lenguaje que embellece el entorno e introduce códigos que se relacionan con diferentes manifestaciones artísticas. El Callejero ha defendido durante años a los artistas que en toda Cuba llevan adelante la estética del teatro de calle.”

Sitio de encuentro y confrontación de inclinaciones, vertientes o alternativas de un modo de hacer, la Jornada de Teatro Callejero de Matanzas se consolida como indicador indispensable a la hora de calibrar calidades escénicas de esta tipología.

Entre los méritos de las jornadas matanceras está el de haber ganado un público numeroso, fomentar espacios para la reflexión en torno a diversos temas relacionados con este arte callejero, incentivar a los colectivos existentes y contribuir al interés por fundar otros.

“Es una festividad en la que confluyen el arte, la diversión. El Festival ha evolucionado a lo largo de sus once ediciones en 20 años. Su desarrollo se ha relacionado con determinados acontecimientos que van ocurriendo, conmemoraciones, la inclusión de nuevas modalidades y zonas de los espacios urbanos.La variación más importante se produjo este año y tuvo como antecedentes el trabajo de las Tropas en tu barrio y la iniciativa De balcón a balcón, experiencias que tuvieron lugar en momentos de normalidad dentro de la pandemia y propiciaron un contacto íntimo, emotivo que varió la dinámica lo que se les ofrecía desde el puntos de vista artístico y lo que ellos asimilaban como espectadores”, consideró Rodríguez Febles, también director de la Casa de la Memoria Escénica.

El domingo último culminó la oncena Jornada de Teatro Callejero y lo hizo a la altura de las memorables experiencias que desde el 10 de noviembre disfrutaron los matanceros, ya no solo en el centro citadino sino también esparcidas por toda la geografía yumurina.

En Matanzas las calles se convirtieron nuevamente en un pequeño teatro, donde se mostraron algunos de los más dramáticos conflictos de la vida común en el intento por replantearse una nueva y atractiva teatralidad. La ciudad exhibió como nunca antes los colores del arte con sus tonos más vivos.