Lo limpio, lo brilloso, lo reconocido…Lo sucio, lo opaco, lo escondido…
¿Qué es bello y qué no lo es?, podemos preguntarnos.
¿Qué rechazamos por ser repulsivo y qué aceptamos con agrado?
Todo depende de los patrones sociales que han regido nuestra conducta y formación desde que nacemos y que, al fin y al cabo, son los que también condicionan nuestros pensamientos y acciones en el transcurso de la vida.
¿Cuánto de esa “filosofía” puede cambiarse?, se cuestiona la joven artista Grethell Rasúa, quien ha dedicado gran parte de su obra a responder esa interrogante y por tanto invertir esa relación, desde una mirada provocativa y auténtica.
“Fácilmente, delimitamos lo asqueroso de lo que no lo es, pero si lo repensamos, su función primigenia puede cambiar. Podemos hacer de algo desagradable todo lo contrario, algo bello y útil. Ese es uno de mis grandes desafíos como artista, y para asumirlo utilizo materiales culturalmente ignorados, como el excremento humano y otros desechos corporales y concibo propuestas estéticas de agrado.
“El mejor momento lo vivo después, cuando la gente observa lo que hago y lo elogia y se pregunta cómo pudo obtenerse algo tan bueno con lo que sabemos, desde pequeños, que es malo, y es ahí donde encuentro una gran satisfacción, porque en mi afán por entender la realidad que me rodea desde las diferentes manifestaciones del arte puedo reformular los juicios estéticos y éticos socialmente preconcebidos y obtener, de la gente, resultados exitosos”, explica la entusiasta especialista del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, quien ha presentado su trabajo en países como Japón, España, Inglaterra y Cuba, donde además ha fungido como curadora de exposiciones como Historia Natural, Efemérides y Body Art.
Cuando Rasúa estudiaba en la Academia de San Alejandro descubrió las potencialidades creativas que le brindaban los insectos en cada una de sus obras y, desde entonces, asumió el desafío que desde 1917 Marcel Duchamp planteó con la Fuente, un urinario que se exhibía al revés en el salón de arte. Sus seguidores, Piero Manzini, Andy Warhol y otros que encabezan la lista de promotores de un arte abyecto, igualmente espetaron provocaciones a través de latas llenas de excremento y pinturas oxidadas con orina en respectivas exposiciones.
“Mi proyecto más reciente es Con todo el gusto del mundo, una propuesta dinámica e interactiva a través de la cual concibo piezas de orfebrería y otro tipo de objetos combinando plata, oro, plástico, tela y otros materiales con sangre, semen, cerumen, lágrimas, saliva y el resto de los desechos corporales que tenemos o que al menos consideramos como tal.
“Un anillo de compromiso con la sangre de la pareja; cortinas bordadas con uñas, cabello y sangre menstrual; aretes que contienen leche materna o un medallón cuyo contenido protegido por la resina es semen son algunos ejemplos de cómo podemos lucir una joya, digamos, con parte de nosotros mismos o de alguien más. De esta manera, nos embellecemos con lo que, según nos enseñaron, no existe para ese fin. Otorgamos otro sentido a las cosas”, explicó Rasúa.
Esa fue también su premisa cuando expandió sus límites creativos y se propuso intercambiar con el entorno, los sentimientos, las aspiraciones y los temores de la gente.
“¿Cuántos recursos necesitamos para embellecer una comunidad? Me propuse hacerlo entre todos y desde todos. Hoy, una de las viviendas del barrio El Hueco, en la Lisa, se muestra perfectamente pintada con el resultado de la mezcla de un barniz incoloro de probada resistencia con el excremento de sus moradores, sometido a un fuerte proceso de deshidratación. En otras puede hacerse también, solo basta con darnos cuenta de cuánto podemos hacer desde y por nosotros mismos”, añadió.
-¿Cuán difícil resulta trabajar con este tipo de materiales y sustancias?
-Se necesita de mucha profesionalidad, disciplina, limpieza y organización. La manipulación es muy delicada y debe hacerse, claro está, con los instrumentos requeridos, pero no es nada del otro mundo-insiste-, lo que sucede es que no estamos acostumbrados a verlo de ese modo.
“A mí me interesa, me apasiona comprender el contexto que me rodea, y me auxilio de la fotografía, la pintura, el grabado, la escultura, el performance, las video-instalaciones, las artes manuales y todo cuanto me permita filtrar mi realidad estéticamente. Pero el mayor reto es hacerlo de una manera diferente: presentando las metáforas que de hecho ya existen en esa realidad que nos circunda y que no siempre vemos, y proponiendo miradas diferentes, mas no impensables”, concluyó la especialista, quien integró en el 2005 el Premio de Curadoría Bueno, Bonito y Barato, concedido por la Embajada de España en Cuba.
Janet
6/1/12 10:41
pero de alguna manera tendrá q eliminar esos "olores" no?? o a que huele ese taller??... insólito!!
Ariel
5/1/12 22:35
Jose y para OLORES???
Mercedes
5/1/12 13:30
tengo entendido que a la bienal de la habana del pasado año también asistió una artista que hacía sus obras con su propia sangre.
Jose
5/1/12 13:28
¡qué guapa!!! bueno, para gustos, colores...
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