Con un remolino de añoranzas regresó el santaclareño Pedro Ruiz a Cuba. Él, que se desprendió de este país junto a su familia en la década del ´70, cuando apenas era adolescente, vuelve después de 30 años, convertido en un coreógrafo y bailarín afamado.
Retorna sin pensar en individualidades, no para satisfacer un deseo turístico. Más allá de tomarse algunas fotos en las calles de la isla donde nació, ha pretendido enlazar a Cuba y Estados Unidos a través de un lenguaje que no admite traductores: la danza.
Ruiz se estableció en Nueva York con su familia. Durante 21 años fue bailarín y coreógrafo del Ballet Hispánico de Nueva York, recibió el Bessie Award —el premio más grande que entrega la crítica a un bailarín— y actualmente enseña a la nueva generación de bailarines de la compañía.
Ha regresado a Cuba en pocas ocasiones. Una, en el año 2009, interesado en el trabajo que hacía Danza Contemporánea de Cuba. La segunda, en septiembre de 2011, para trabajar con Danza del Alma.
Cuando estuvo en el 2009, volvió a Nueva York con ansias de establecer puentes entre ambos países mediante el arte. “En ese año, una vez en Nueva York, surgió la idea de fundar un proyecto de colaboración cultural entre Estados Unidos y Cuba que nombré The Windows Proyect (Proyecto Ventanas), pues la ventana es algo que siempre se abre”.
Aunque la página oficial de la organización (www.thewindowsproject.org) aclara que “la historia del Proyecto Ventanas no sólo refleja la experiencia personal del artista cubano-americano Pedro Ruiz, sino también capta un momento cultural más amplio, de dimensión global”, para mencionar el proyecto resulta necesario antes hablar de su fundador.
“Aún recuerdo mi primer baile en el Teatro La Caridad. Yo tenía 8 años y protagonicé la obra Pedro y el lobo, yo hice de lobo. Cómo olvidar aquella primera vez que miré desde el escenario, los pasos de ballet, los movimientos de las manos… eso no se borra”.
Pedro Ruiz regresó a Cuba por medio de la Fundación Ludwing. Recientemente reservó dos visitas a su natal Santa Clara, una en septiembre del 2011, para impartir conferencias magistrales y trabajar con la Compañía Danza del Alma en la confección de El camino. La otra, para el estreno mundial de la obra, el viernes 27 de enero de 2012.
Ese día, con un Teatro La Caridad lleno, Danza del Alma —la compañía que dirige Ernesto Alejo— estrenó la obra El Camino, coreografiada por Pedro Ruiz.
“Esta es mi primera obra solamente con bailarines hombres, tenía mis temores de cómo decir con ellos, en 30 minutos, lo que quería. Por suerte fue como si nunca me hubiese ido, como si los conociera de toda la vida. Estos muchachos de Danza del Alma son espontáneos, tienen un gran corazón”.
A la presentación asistió como invitada una delegación de 40 norteamericanos asociados al Windows Project. De esa organización resultó además la coreografía, el diseño de luces, vestuario, y la música para el estreno mundial de la obra.
Desde el inicio, El Camino invita a derribar barreras y crecer. Según Ruiz, “cuando compartimos nuestra esperanza, fuerza y verdad con los demás, nos volvemos más enteros y vivimos en la abundancia espiritual”.
Varios regresos, y asegura Pedro Ruiz que “este es solo el principio”, quizás falten muchas más jornadas en las cuales cubanos y norteamericanos rompen las barreras del lenguaje para entenderse a través de la música y la danza.
Cuando una ventana se abre (+Fotos)
Windows Proyect (Proyecto Ventanas), creado por el corógrafo cubano- norteamericano Pedro Ruiz para ampliar las oportunidades interculturales entre Cuba y EE.UU...
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