La exposición Mírame Madre. Herencia africana y arte contemporáneo cubano 2, tuvo su apertura el pasado miércoles en el Centro de Prensa Internacional de La Habana, y en la misma participan trece artistas visuales cubanos con obras que recuerdan y ratifican los fuertes lazos históricos entre África y la mayor de las Antillas.
La muestra es la segunda entrega de la que con igual título se inauguró el pasado año también en esta galería y que reunió piezas de los destacados artistas cubanos Belkis Ayón, José Bedia, María Magdalena Campos, Roberto Diago, Moisés Finalé, Jesús González de Armas, Eduardo Roca (Choco), Alberto Lezcay, Manuel Mendive, René Peña, Marta María Pérez y Santiago R. Olazábal.
La pasada selección apuntó a obras que predicaban sobre aspectos etnográficos, mitológicos, antropológicos y culturales; pero la curaduría actual, a cargo de Ercilia Argüelles y Dannys Montes de Oca, fue más a los aspectos asociados a la antropología social, el devenir causal de lo histórico y las visiones transdisciplinarias de medios y formas de la percepción de realidades a través del arte.
El repertorio refiere a la herencia occidental de la modernidad, los ismos vanguardistas y pos-vanguardistas, tanto como la visualidad y la riqueza filosófica y espiritual aportada por África.
En esta segunda edición, los artistas participantes son Amalia Abreu, Daniela Águila, Alejandro Baró, Omar Estrada, Adonis Flores, Pedro G. Ocejo, Reynaldo López, Douglas Pérez, Claudio Sotolongo, José Angel Vincench, Lino Vizcaíno y Rafael Zarza, los cuales incorporaron a sus piezas aspectos etnográficos, mitológicos, antropológicos, culturales y las subjetividades imbricadas en nociones de género, racialidad y clase.
Entre los creadores que exponen en Mírame madre… también se encuentra Alexis Esquivel Bermúdez (La Palma, Pinar del Río, Cuba, 1968).
Licenciado en Educación Plástica por el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, Esquivel ha sido beneficiado en su formación con residencias artísticas en Francia y Estados Unidos, y con becas de creación en este pais, también en Cuba y España.
Impartió clases en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, de La Habana y en la Universidad de Tufts, Medford, Massachusetts, Estados Unidos; las exposiciones en las que ha participado tanto en Cuba como en el exterior, constituyen una nómina interminable que arranca en 1994, pero sin duda, un lugar preponderante lo ocupa Queloides y Drapetomanía, Homenaje al Grupo Antillano, las que se imbrican temáticamente con la muestra Mírame madre…
Alexis Esquivel Bermúdez fue uno de los curadores junto a Omar Pascual Castillo, de la exposición Queloides. I parte, realizada en el año 1997, «quizás la primera expo que se dedicó a hablar de la problemática racial en Cuba, del racismo, de antirracismo desde el arte», recuerda Esquivel y añade:
«Esa muestra con el tiempo devino en otras exposiciones, que tomaron también el nombre de Queloides y otras como Sin máscaras, Drapetomanía que tuvieron espacios en Cuba y en otros países».
El artista presenta en este conjunto expositivo el díptico llamado Sentinel o muerte; de este explica:
«Es una pieza asociada a la historia racial humana en general y en particular en Cuba. A partir de la historia de la pequeña Isla Sentinel del Norte, que se localiza en el Océano Índico, cuya población nativa es de origen africano y prácticamente en miles de años no ha tenido contacto con las civilizaciones, intento establecer una serie de narrativas, intento, al menos, construir vínculos entre historias disímiles para provocar algunas reflexiones o puntos diferentes en el análisis.
Sobre la temática del racismo argumenta:
Este es un tema muy presente, cada vez más importante en todo el mundo, porque desgraciadamente el antirracismo lo vemos ahora con todos los conflictos internacionales, vemos el resurgimiento de las corrientes neofascistas y supremacistas en mucho países y nos damos cuenta de que lo que hemos hecho no es suficiente.
A la pregunta de la significación que confiere a participar en muestras como esta, aseguró:
Participar en una exposición como esta, que continúa ese legado y sigue profundizando en esta temática, pues para mí siempre es una buena oportunidad para insistir en estos mensajes y en este tipo de reflexiones que en definitiva intentan que la sociedad sea mejor, que el mundo sea un lugar donde quepamos todos en igualdad de condiciones, sin racismo, sin menosprecio de los otros.
Todo lo que yo pueda hacer, a través del arte, que es el campo que me ocupa, pues siempre voy a estar feliz de participar, siempre que me convoquen voy a estar dispuesto pues este para mí no es un tema más, siempre lo he desarrollado; como afrocubano, como afrodescendiente lo hago mío, pero es un asunto en el que he pensado mucho, lo he estudiado, y en el que creo que hay aún mucho por hacer, no solo esta exposición, tiene que haber muchas más, y muchos textos, y muchos libros, y mucho debate social realmente.
Me gusta pensar que el racismo como una medusa con muchas cabezas de serpientes y las cortas y vuelven a salir; entonces pienso que todo lo que hagamos por acabar con el racismo, por entender cómo se produce, cómo existe, para poder erradicarlo, es positivo, y yo siempre voy a estar de ese lado.
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