Hace unos días conversaba con Julie Steendam, activista política y miembro de varias organizaciones de solidaridad con Cuba en Bélgica. La mayor parte de la conversación versó sobre cambio climático, ecologismo, modelos de desarrollo y políticas gubernamentales. Ella está realizando un trabajo sobre la Tarea Vida y, luego de visitar varios pueblos costeros, y de conversar con activistas, expertos y legisladores, quería obtener la opinión de jóvenes sobre la estrategia cubana de enfrentamiento al cambio climático.
Intenté estructurar mi respuesta – que no puede partir más que de criterios muy personales – en cinco puntos clave que, a mi entender, configuran fortalezas y retos que tiene Cuba en este sentido; y que ahora les comparto. La victoria de este texto estará entonces la fertilización de estas ideas con el criterio de sus lectores.
EL PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO EN MATERIA AMBIENTAL Y LA GUÍA DE FIDEL
A lo largo de la historia revolucionaria hemos contado con varias figuras cimeras en cuanto a la promoción de la responsabilidad medioambiental. Desde personalidades de la ciencia y la academia como Antonio Nuñez Jiménez hasta el liderazgo histórico de Fidel.
Sobran los ejemplos de su palabra hablada o escrita señalando el camino de la justicia con el Medio Ambiente también como el camino de la emancipación. La claridad de que es el modelo de desarrollo capitalista centrado en el consumo, el principal causante del cambio climático, siempre estuvo en Fidel.
Sus reflexiones y discursos, que vaticinaron gran parte de nuestras realidades, son visita obligada para encontrar respuestas ante muchas de las contradicciones que aún hoy se presentan – e incluso se han acrecentado – entre el hombre y el ambiente. Pero también su praxis política ofrece elementos prestos a ser rememorados y reanalizados. Basta pensar en la Batalla de Ideas, en la campaña para eliminar los bombillos incandescentes, para cambiar electrodomésticos poco eficientes por otros más ahorradores, para reconfigurar nuestra matriz energética, entre otros.
UNA BASE PARA EL TRABAJO FUTURO
Desde el VI Congreso del PCC, se observa un reconocimiento más claro y extendido de la máxima dirección del país sobre las necesidades de actualización de nuestro modelo de desarrollo. La política trazada a estos efectos se alinea con esta concepción y con los preceptos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. Ejemplos son nuestra Constitución de 2019, los documentos del PCC y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social (2030), que se ha estructurado en Macroprogramas, como expresión de un esfuerzo gubernamental, interdisciplinario e interinstitucional, pues comprende tareas que van más allá de las funciones y competencias de un solo ministerio.
Uno de estos macroprogramas es el de Recursos Naturales y Medio Ambiente, que a su vez contiene 2 Programas y 9 Proyectos encaminados, entre otros aspectos, a generar una mayor justicia medioambiental, que es parte fundamental de la justicia social, pilar de nuestro modelo. Uno de esos proyectos es precisamente la Tarea Vida, el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático.
El trabajo del macroprograma ha dado lugar al Anteproyecto de “Ley del Sistema de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente”, a discutirse próximamente en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Contamos además con una Estrategia Ambiental Nacional y una Estrategia de Educación Ambiental. Y no podemos olvidar los recientemente aprobados Decreto – Ley 7/2021 “Del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación”, Decreto – Ley 31/2021 “Del Bienestar Animal” y Decreto – Ley 50/2021 “Sobre la conservación, el mejoramiento y manejo sostenible de los suelos y el uso de fertilizantes”. En breve se someterá también a aprobación el Anteproyecto de “Ley General de Protección del Patrimonio Cultural y el Patrimonio Natural”.
UN MAYOR RECONOCIMIENTO MUTUO
Otro punto a nuestro favor, que tiene además una expresión muy reciente en el evento de La Comuna, es la mayor articulación de espacios revolucionarios no emanados directamente de nuestra institucionalidad, con las organizaciones e instituciones del Estado que cuentan con reconocimiento y mandato constitucionales.
La Revolución tiene una larga historia de instituciones y estructuras encargadas de la protección del medio ambiente y la biodiversidad, el manejo sostenible de recursos naturales y la concientización y educación sobre estos temas. También es cierto que existen diversas agrupaciones surgidas no por mandato institucional, pero que comparten esos valores revolucionarios, con diversidad de métodos y de alcances.
El reconocimiento cada vez mayor de que la vía para el triunfo es el trabajo mancomunado y cooperado y los aprendizajes mutuos, es definitivamente otra fortaleza si de concientización y avance en la lucha por un modelo de desarrollo con mayor sostenibilidad ambiental se trata.
LA HEGEMONÍA DEL MODELO DE DESARROLLO CAPITALISTA
El enfrentamiento al cambio climático no está exento de retos para nuestro país, y obviamente el mayor de estos es la hegemonía del capitalismo. Precisamente el modelo capitalista de desarrollo ha llevado a la humanidad al punto en que se encuentra, y si algo nos dice el presente es que esas prácticas depredadoras están lejos de superarse.
Las brechas de desigualdad que genera el capitalismo constituyen obstáculos directos para la investigación y el desarrollo de iniciativas que mitiguen el efecto del cambio climático en zonas desfavorecidas. De hecho, los altos niveles de desarrollo del Norte global se mantienen en gran medida a través de la exportación de las industrias más contaminantes a los países del Sur.
Para esta Isla pequeña que, apuesta al socialismo como modelo de vida, que se encuentra constantemente agredida por la violencia imperial y que no puede si no vivir en el mismo planeta – el único habitado por el hombre – donde el capitalismo es ley, esto dificulta aún más nuestros esfuerzos por la justicia medioambiental.
LO AMBIENTAL TAMBIÉN ES POLÍTICO
En mi opinión la apuesta por el ecologismo no se encuentra aún lo suficientemente politizada. Es muy importante la identificación de la lucha por un modelo más respetuoso con el ambiente, con la lucha misma por el sostenimiento y la profundización de la Revolución. Estos temas no deben quedar relegados a luchas personales de aquellos que los comprendan o que sean movidos por un impulso ético muy específico. Los cuadros políticos a todos los niveles deben ser también líderes por un ecologismo revolucionario.
Esto último apunta a otra necesidad de llevar estos temas cada vez más al debate político en Cuba. El capitalismo ha demostrado a lo largo de su historia ser un ente en extremo maleable. Adopta formas engañosas o incompletas como los ecologismos liberales o el “capitalismo verde”. En el plano teórico, y en la praxis que acompaña, esto es muy peligroso pues genera una cortina de humo para continuar sin resolver realmente los problemas. Hay muchos países del Norte Global que buscan limpiar sus conciencias y dormir tranquilos exportando desechos a los países subdesarrollados. Muchos gobiernos buscan financiar energías limpias con el dinero del petróleo, sin plantearse la reducción en el uso de combustibles fósiles.
Toca también desenmascarar esos engaños, toca tomar todo lo bueno de las luchas internacionales, promover la solidaridad con los movimientos ecologistas de otras latitudes, invitar el diálogo de saberes con las visiones del Sur y nuestroamericanas; pero aportando siempre nuestra impronta.
Debemos buscar vías cada vez más efectivas para llevar los saberes y los debates hasta el último de los cubanos. Toca generar y potenciar mecanismos de participación y socializar los diagnósticos y el trabajo en pos las soluciones posibles a la problemática medioambiental. Solo con participación real se pueden arribar a caminos sostenibles para el futuro del planeta.
No habrá socialismo posible sin ecologismo revolucionario y el entendimiento pleno de esta máxima será el primer paso a la victoria en la Tarea Vida y cualquier otro esfuerzo del país en la búsqueda del desarrollo sostenible.
Fernando José Junco Horscheck
1/9/22 17:07
Estoy de acuerdo con todo lo que presenta este artículo pero antes de desenmascarar a los demás países por las barbaridades que hacen, deberíamos mejorar primero nuestra forma de cuidar el medio ambiente. Deberíamos empezar por el error básico que se comete en todas partes de la habana, no se debe votar basura en las calles, esto es lo primero que hay que erradicar, pero desde ahora hay que empezar ya que requiere tiempo. yo creo que debería realizar una ley en contra de esto y posteriormente cuando hayan más recursos deberían poner tanques de basura para cada cosa para reciclar.
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