Dagmar, la villaclareña de las vacunas

Dagmar García Rivera tiene la misma sonrisa de su padre y un parecido físico notable con su progenitor, el doctor en ciencias y ex rector de la Universidad Central «Marta Abreu»de Las Villas, José Luis García Cuevas, recientemente fallecido, y, quienes la conocen de cerca, afirman que posee sus mismas cualidades de perseverancia, humildad y modestia.

Graduada de Licenciatura en Ciencias Farmacéuticas en 1998 en la prestigiosa universidad villaclareña, alcanzó en el 2006 el grado de doctora en Ciencias Farmacéuticas y desde el 2014 se desempeña como Directora de Investigaciones del Instituto Finlay de Vacunas.

Esta villaclareña de corazón, pues así se reconoce, aunque radica en La Habana, ha alcanzado por tres ocasiones el Premio de la Academia de Ciencias de Cuba y el Premio Anual de la Salud. En el año 2019 fue condecorada con la Orden Carlos J. Finlay, máximo reconocimiento a los científicos cubanos.

Por sus resultados en la obtención de nuestra vacuna Soberana y sus altos méritos científicos recibió la condición de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.

Este viernes, en el salón del Gobierno de Villa Clara, Dagmar, la niña que nació en Ranchuelo y se crio corriendo en los pasillos de la universidad de sus padres, pues su mamá se desempeñó como contadora y jefa de Recursos Humanos de la «Marta Abreu» de Las Villas y su papá era profesor, acaba de recibir la condición de Personalidad Distinguida.

Un compromiso mayor para esta joven nacida y forjada en esta provincia central de Cuba y un regocijo para quienes fueron sus profesores en la Universidad, quienes no escatimaron elogios, para quien ingresó a la carrera de Ciencias Farmacéuticas siendo la hija del rector, pero que desde el primer momento se ganó el cariño de todos, por sus dotes de inteligencia, modestia y calidad humana.

Con cuatro de esos educadores tuvimos la posibilidad de conversar sobre Dagmar  y su impronta en la Facultad.

Dagmar, la hija del rector

Para Elisa Jorge García, entonces jefa de departamento y profesora suya cuando cursaba el cuarto año de la especialidad, saber que la hija del rector iba a ser alumna de la carrera fue una preocupación inicial, pero pronto fue despejada, pues desde el primer año Dagmar fue una alumna disciplinada, estudiosa y muy solidaria con su grupo y sus compañeros de clases: «Siempre la vimos como una más del aula y jamás mostró ostentación por ser la hija del rector. Una más que se graduó como una estudiante brillante, con notas sobresalientes, pero, sobre todo, se graduó siendo querida por su grupo y por todo el claustro de profesores»

Para esta experimentada docente: «La Dagmar de hoy, sencilla y honesta ha tenido en todo momento un sentido de pertenencia alto por esta Universidad y ha sido la misma con nosotros y cuando la contactamos en La Habana se muestra solidaria y amiga, como siempre»

La voluntad de investigar y aunar

La profesora Yanelis Saucedo Hernández era casi una recién graduada cuando le impartió clases a Dagmar, aunque luego tuvo posibilidades de conocerla mejor cuando ella se quedó dando clases en la propia Facultad de Química-Farmacia.

De Dagmar resalta su cualidad para aunar a las personas, para mostrarse solidaria con los demás y un afán investigativo infatigable: «Éramos cercanas en edad y la recuerdo cuando se quedó impartiendo la asignatura de Inmunología y el sello de calidad que le impregnó a esa asignatura, así como el prestigio estudiantil que se supo ganar con esa dedicación suya. Era muy dinámica, impetuosa y acogía con mucho fervor cada tarea, cada misión que se le asignaba en el departamento»

Mi alumna ayudante de Bioquímica

Para la profesora Mirta Morales fue una sorpresa que Dagmar se le acercara un día y le pidiera ser alumna ayudante de la asignatura de Bioquímica: «No me lo esperaba, pero, por supuesto, le dije que sí, y empezó a trabajar conmigo fundamentalmente en las prácticas de laboratorio. Demostró poseer, siendo estudiante, enormes habilidades y posibilidades para la ciencia y la investigación y supo imponerse a las limitaciones de recursos con esa voluntad suya, la misma, que le ha hecho crear esa famosa vacuna que ha creado».

Excelente en la Tecnologías Farmacéuticas

Ese es el calificativo que el profesor Miguel Ángel Alba de Armas le otorga a Dagmar en su paso como estudiante de su asignatura. Reconocido como el profe de las anécdotas evoca una de cuando no sabía ni tan siquiera quién era Dagmar, pues físicamente no la había visto nunca, solo sabía que era la hija del doctor José Luis, el Gallego, el rector de la Universidad:

“Esperaba pasar lista para darme cuenta por los apellidos quiera era la hija del rector, pero no hizo falta, pues en cuanto entré al aula y me fijé en la primera fila, su enorme parecido físico con su papá no me dejó margen alguna de duda: Es esa me dije y a partir de entonces calibré sus condiciones humanas y como estudiante, pues fue una alumna brillante en una época en que había muy buenos estudiantes”

Hoy, cuando Dagmar recibe la condición de Personalidad Distinguida sus profes muestran ese sano orgullo de haber puesto un granito de arena en la formación de tan destacada y reconocida científica.

Y al pedírseles, una frase a manera de resumen para la villaclareña Dagmar, cada uno dijo lo siguiente:

Elisa Jorge: “Que Dagmar siga siendo Dagmar”

Yanelis Saucedo: “Que se siga caracterizando por esa ternura, por esa jovialidad y esa perseverancia”.

Mirta Morales: “Que nos siga queriendo como hasta ahora y siga siendo villaclareña”.

Miguel Ángel Alba: “Que la queremos muchísimo y aquí en la Universidad y en Santa Clara siempre tendrá su casa”.