Tus pies merecen amor

“La felicidad comienza por los pies”, reza un antiguo refrán chino. Y ya que hago referencia a los pies quiero dar la bienvenida a cada peregrina y peregrino que, por una u otra razón, han sigo guiados por los pies de su corazón a este humilde espacio, donde cada semana pretendemos participar del cultivo de una belleza que resulte natural y saludable. Así que reciban el más cordial de los saludos.

Mi cuerpo recién está transitando por un proceso derivado de una intoxicación alimentaria grave, y entre las secuelas y los efectos secundarios de los medicamentos paso gran parte del tiempo en un estado de somnolencia y cansancio físico que me hace estar entre la cama y el sillón.

Este tiempo, que podría catalogar como malo, es, sin embargo, una gran oportunidad para realizar una pausa, obligada, en el agitado andar del día a día. Una pausa que me permite meditar sobre el camino recorrido hasta aquí y el que aún, si Dios quiere, falta por recorrer.

Hablar de camino, inevitablemente nos lleva a pensar en el caminante y, por supuesto, en aquellas maravillosas herramientas llamadas pies, devenidos compañeros queridos durante el andar. Amiga y amigo, peregrinos todos, estos días de reposo han sido una suerte de vacaciones para mis pies a los que, confieso, les presto poca atención, convirtiéndome así en un empresario injusto que explota a sus obreros sin pagarle salario alguno.

Quiero entonces saldar esta antigua deuda y prestar a mis pies el amor y el cuidado merecido y quiero, además, compartir algunos consejos contigo para que tus pies reciban desde ya las bendiciones de un cuidado amoroso.

Hay un remedio que resulta muy beneficioso después de todo un día de trabajo, recuerda que no tienes que esperar a que te duelan o se te hinchen para ocuparte de ellos, así que manos a la obra. Lo primero es buscar una especie de recipiente o palangana donde quepan tus pies. Llénalo de agua tibia y échale un puñado de sal común, esa que empleas en la cocina. Ahora mete los pies dentro del agua y deja que reposen allí entre unos 5 y 10 minutos. Cuando pase el tiempo vacía la vasija y vuélvela a llenar pero ahora con agua fría, añade otro poco de sal y vuelve a introducir los pies en su interior.

El contraste entre el agua fría y la caliente ayudará a activar la circulación de la zona, resultando beneficioso para combatir el cansancio e incluso la hinchazón. Tus pies se sentirán ligeros y listos para acompañarte en tu andar.

Ahora te daré otro truco, esta vez para combatir las durezas o asperezas que puedan estar presentes en tus pies. Es un truco simple y requiere solo una fruta que hay en nuestros agromercados durante, se puede decir, todo el año, me refiero al plátano. De hecho, el remedio te permite aprovechar la fruta como alimento porque en realidad lo que vas a necesitar es su cáscara. Toma la cáscara de un plátano maduro y por las noches, antes de acostarte, frota la zona de tus pies donde tengas las durezas con la parte interna de la cáscara, es decir, la parte más carnosa. Convierte esta acción en un hábito y notarás que en pocos días tus durezas puede que ya no estén.

Y para aquellas y aquellos que suelen quejarse de sudoración excesiva en los pies también les tengo algo de ayuda, pero antes deben saber que dicha situación, por lo general, implica varios factores, como son una alteración en el funcionamiento de las glándulas sudoríparas apocrinas, así como factores relacionados al estrés y la ansiedad.

Les digo esto no para quitarles el ánimo sino, más bien, para que como personas inteligentes afronten la situación desde todas sus posibles causas y factores desencadenantes. Vayamos entonces al truquito que, como los anteriores, está revestido de gran simpleza.

En un recipiente donde quepan tus pies echa un poco de agua, suficiente para cubrir toda la planta del pie hasta por encima de los dedos. Añade al agua un puñado de bicarbonato de sodio, el cual, al menos yo, suelo encontrar en los establecimientos donde venden especias por divisa. Introduce tus pies y déjalos allí por unos 10 minutos. Luego retíralos y asegúrate de secarlos muy bien. Este remedio no solo te ayudará con la sudoración de los pies sino además con el posible olor que pueda provocar.

Amiga y amigo, con todo el amor de mi corazón he tratado de brindarte lo que he encontrado en mi andar por los senderos de la belleza y el bienestar, con la esperanza de que tú recibas los beneficios también. A mí me toca, por ahora, seguir en reposo físico pero mucho más feliz ahora que he compartido un poco de amor para que sigas andando con pies más ligeros, suaves y alegres.

Recuerda que la invitación está siempre en pie, y cada semana son bienvenidos tus pasos por este sencillo espacio para juntos caminar hacia una belleza saludable. Gracias por estar y no dejes de practicar UTACO.