Los espacios de aislamiento son siempre un medio que saca del ser humano lo más profundo de su ser: lo mejor y lo peor. En completa separación del resto del mundo, o tal vez en otro mundo por completo, dos hombres se encargan de mantener un faro funcionando. Al hacerlo, se antagonizan el uno al otro, un viejo león marino y su joven ayudante se contraponen, pero su mayor enemigo es la soledad que los enfrenta consigo mismos.
El faro (The lighthouse) es la segunda película de Robert Egger tras su exitoso debut con La bruja (The Witch), uno de los pocos filmes de horror de los último años que es más que entretenimiento. Con su nueva producción, este oscuro drama de horror psicológico, demuestra que si bien es joven, es un director con mucho control y con una visión muy clara de lo que quiere lograr.
Ephraim Winslow (Robert Pattinson) toma el trabajo de asistente de Thomas Wake (Willem Defoe) como cuidador de faro a finales del siglo XIX. Bajo las órdenes de este sus labores lo exponen a una humillación sostenida a manos del tiránico superior, quien vive casado con su faro, en sus propias palabras. El faro es más que la razón por la que están allí. Parece ser lo único bello que existe en el planeta al que tienen y tenemos acceso. El jefe lo quiere solo para sí mismo; y su ayudante anhela la oportunidad de verlo. Sin embargo, diría que esta es una película que atrae no tanto por la historia que cuenta, sino por la forma en que eligen contarla.
Entre alcohol, inmundicia y mar, mucho mar en algún fin del mundo, la locura aflora en estos dos hombres. Nunca queda claro si realmente han perdido la cabeza a causa de estar en el faro, o este es solo el móvil para reconocer lo retorcido que siempre estuvo allí. Aunque comparten observaciones de su pasado, la realidad es cuestionable.
Willem Defoe ya no tiene nada que demostrar, creo que eso es algo en lo que podemos concordar, pero su interpretación es eléctrica, espeluznante. Pocos actores se atreverían y muchos menos lograrían hacer ese papel. Robert Pattinson si tiene más que demostrar, y vaya que demuestra. Cualquier imagen que pudiera quedar en mi cabeza limitándolo por su fama como vampiro adolescente se esfumó desde la mitad de El Faro. No se queda atrás al lado de Defoe, que ya es de por si un logro. Además de que su personaje navega entre ira, culpa, locura, timidez con mucha facilidad, aunque siempre parecer que le duele decir cada palabra.
La dirección de actores es maravillosa. El trabajo excelente que hacen Pattinson y Defoe no se logra sin un guía que sepa llevarlos a puerto seguro, que les de el espacio de encontrarse y que sepa cuando hacer sus intervenciones. En especial en una película como esta, que exige un nivel de transformación y demacración. Y a todas luces fue precisamente lo que hicieron los actores, quienes describen someterse a una total autoflagelación física y psicológica en el rodaje.
La película tiene muchos aciertos, y ciertamente la cámara y la luz benefician a la pareja. Pero es que su trabajo captura la locura en toda su extensión. Que esta pareja actoral haya sido mayormente ignorada en la temporada de premios es una enorme falta de respeto. Como siempre, algunos filmes menos mediáticos y complacientes son opacados.
La fotografía de Jarin Blaschke es una obra de arte, no por gusto es la categoría en que más han reconocido al filme. Completamente en blanco y negro, Iger y xxx decidieron transmitir la imagen de una foto antigua. La amplitud del lente es intencionalmente estrecha. Es la fotografía lo más aterrador del filme.
El mundo creado bien podría ser una pesadilla, una cárcel mental. O también algún purgatorio al que estos dos pecadores han ido a parar hasta que laven sus pecados en dolor y aislamiento. Como público, El faro es una experiencia compleja. Logra absorberte en su ritmo, en su morbo. Realmente parte de lo que disfrutas tiene que ver con lo que te hace padecer. Tiene un misticismo cautivante. La lluvia castiga, el mar azota, el viento ruge, las gaviotas gritan y la superstición manda.
El guion se inspira vagamente en un cuento inconcluso de Edgar Allan Poe, aunque nada de su trama sobrevive, solo el nombre y la mística de terror sobrenatural sin salir de lo verosímil. Otras historias también influenciaron el guion que escribió Iger y su hermano. Es particularmente curioso el lenguaje. Para aquellos que saben inglés la elección del dialecto les parecerá muy interesante.
El Faro no cuenta una gran historia, no encierra una lección iluminadora, ni es la expresión de una sociedad, pero tampoco trata de venderse como más de lo que es. Es la historia de dos hombres varados en un faro en completa soledad, que encuentran la locura mientras se mantienen en tensión y amenaza. Ahora, lo que hace Iger con eso es pura poesía.
El filme termina siendo una experiencia más sensorial que explicativa. Recuerda a veces a estar leyendo a los grandes rusos o ver un cuadro de Caravaggio, la hermosura de lo feo. Es algo tan grotesco que no puedes parar de mirar.
gretter
22/1/20 14:24
The Lighthouse : cine surrealista y experimental
A24 vuelve a confiar en Robert Eggers para distribuir su segunda película de terror The Lighthouse , por la que obtuvo en el Festival de Cannes el Premio FIPRESCI (Quincena de realizadores)
Ambientada a finales del siglo XIX, cuenta la historia de dos fareros que trabajan juntos en una misteriosa isla perdida de Nueva Inglaterra.
Sinceramente vi la película alejándome de los prejuicios y del mal sabor que me dejó La bruja , el anterior trabajo de Eggers y que ha sido elegida como una de las mejores cintas de terror de los últimos años , pero la manera en que el cineasta ve el género es diferente a la mía
Fue original y osado filmar en pleno 2019 una película en blanco y negro , en formato de 35 mm , ya que le da ese aire clásico a lo 20 000 Leguas de viaje submarino
El director sigue fiel a su discurso, con una narración de ritmo lento , una puesta en escena minimalista y contemplativa
Amo el terror, el suspenso psicológico pero The Lighthouse no me ofrece 2 horas de ninguno de ellos
Tiene a su favor la suntuosa fotografía de Jarin Blaschke acompañada por la música de Mark Korven que le da momentos siniestros , también es lo suficientemente física como para sentirnos dentro de la propia pantalla
The Lighthouse es surrealista como el cine de Buñuel y tan experimental como el de Linch pero nunca me ha gustado que me dejen el plato fuerte para los últimos minutos si a lo largo del metraje no me ha enganchado lo suficiente
Actoralmente Willem Dafoe y Robert Pattinson tienen un control de la escena magistral, el primero es un actor experimentado , con incontables registros y su rostro siempre es aterrador , el segundo espero que a nadie le quepa duda el pedazo de intérprete que es
The Lighthouse es para mí lo que fue en su momento La bruja , una obra que promete mucho pero que se queda a medio camino , algo similar como ocurre con Ari Aster otro exponente del género
Mimisma
22/1/20 10:27
Despues de las recomendaciones suyas y tener la opinion de Greter es casi obligado ver esta película.
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