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sábado, 12 de abril de 2025

La fiesta

De la totaila a Fe-li-pe, el reparto que no tiene tacto a veces te hace sonrojar. Miras alrededor tuyo a ver si alguna otra madre se escandaliza con ciertos temas...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 12/04/2025
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Niños
Las niñas y los niños, aún bien pequeños, bailan, por suerte, como bailan a su edad, sin atender a los mensajes que como dardos los atraviesan. (Pinterest)

Y llega el momento en que tienen una fiesta y su máxima preocupación la noche anterior es que no saben bailar. Tratas de consolarlos, tú, precisamente tú, que nunca tiraste un pasillo decente; pero tienes un arsenal de atenuantes: “Lo importante es divertirse”, “si no sientes deseo de bailar, no bailas”, “te puedes mover de un lado para el otro al compás de la música”, “aún te queda tiempo para aprender”…

Es el día y ahí estás, en tu silla de madre vigilante que prevé un ahogo con el silbato, un empujón, una caída… y que se azora con la selección musical que han preparado en casa ajena para una actividad de niñas y niños.

Indagas y las justificaciones son varias: no hay corriente, la conexión está mala, no pueden buscar temas infantiles en Youtube. De la bocina sale la música que ha descargado alguien.

De la totaila a Fe-li-pe, el reparto que no tiene tacto a veces te hace sonrojar. Miras alrededor tuyo a ver si alguna otra madre se escandaliza con ciertos temas que describen bastante gráficamente lo que pasa cuando X y Y se encuentran sin ropa. Pero nada, están todas impasibles y sonrientes.

Las niñas y los niños, aún bien pequeños, bailan, por suerte, como bailan a su edad, sin atender a los mensajes que como dardos los atraviesan.

Pero piensas, ¿cuánto calarán en ellos la misoginia, la sexualidad cargada de violencia? Pero bailan, tu hija y tu hijo bailan, más parecidos a su tiempo que a ti.

Le pasas un video a tu esposo por WhatsApp. "¿Pero dónde aprenden eso?", te contesta... ¿en la escuela, en la vida?

***

No queda dudas de que se divirtieron. Regresaron a casa eufóricos, porque hubo piñata, cake, chucherías, porque compartir con los de su edad, fuera de un entorno escolar, les hace bien.

Y me preguntaron dos cosas: ¿Mamá, por fin las niñas pueden bailar así? ¿Mamá, por fin la canción de la  totaila es linda o fea?

Confieso que hube de cuestionarme: ¿Cómo actúas si el mundo de afuera no está en consonancia con la crianza que ofreces? Encerrarlos no es opción, esos serán sus compañeritos por muchos más años, en el futuro llegará un día con una fiesta a la que ya no los acompañarás.

Decidí, como siempre, por la verdad: hay bailes que son solo para mayores y en fiestas; todas las canciones que se escuchan no son necesariamente buenas solo por el hecho de que otros las pongan. Lo que es lindo o feo uno lo va descubriendo por el camino, pero las canciones con palabras feas nunca son buenas.

Difícil, porque el ritmo es contagioso, porque el cuerpo se les (nos) mueve, pero el ejercicio del criterio se les forma también por contraste: en casa oyen otra música, van al teatro, consumen otros productos, entran en contacto de muchas formas con la belleza.

Quizá sea cosa de no rendirse, de hablar más del tema, de no escandalizarse ante los gustos que puede que vayan teniendo con el tiempo y, por el contrario, dialogar, dialogar mucho.

Y después de pensar horas sobre el tema, me di una tregua: ¡Qué bien bailan! En eso no se parecen a su mamá.


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.


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