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jueves, 21 de noviembre de 2024

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un blog de Mayte María Jiménez

De dónde venimos y a dónde llegamos

Ser mujer en pleno siglo XXI implica tener la voluntad para luchar por todas las niñas, adolescentes y féminas, no importa la edad, la raza o el credo...

Mayte María Jiménez
en Exclusivo 09/03/2012
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Mujer Cubana
Ser mujer en pleno siglo XXI implica tener la voluntad para luchar.

Apenas 24 horas nos separan del Día Internacional de la Mujer. Seguramente muchas lo asumieron como un día normal, inmersas en tareas tan comunes de nuestros tiempos como trabajar, dirigir, tomar decisiones en el hogar… Sin embargo, siglos atrás estas cotidianidades eran vistas como herejías, donde la mujer era castigada y renegada al silencio.

¿Cómo llegamos a ser defensoras de nuestros derechos y vivirlos en plena libertad, con total autoridad sobre nuestras decisiones? ¿Dónde comenzaron estas luchas por la liberación de la mujer? ¿Qué es el feminismo como camino que abrió el campo de batalla? ¿Cómo se expresa la liberación sexual femenina?

Aunque hoy ha llegado al otro extremo de la balanza, y en algunas regiones ha devenido movimientos contra el hombre y la propia igualdad de género, el feminismo constituyó una ideología política que abrió el camino de lucha por los derechos civiles de las mujeres en diversas partes del mundo.

Considerado como una ideología y un conjunto de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, este “pensamiento” permitió hacer grandes cambios sociales, como el voto femenino en las elecciones políticas; la protección contra el acoso sexual; igualdad ante la ley y los derechos reproductivos.

GÉNESIS DE UN NUEVO CAMINO

Es en 1837 cuando emerge en la lengua francesa la expresión feminisme, la cual intenta apoyar públicamente los derechos del género femenino en dicha sociedad. Según se dice, la primera mujer que utilizó una pluma para defender a las mujeres fue Christine de Pizan, en el siglo XV, cuando escribió Epître au Dieu d'Amour: Epístola al dios del amor.

Aunque no se descarta la existencia de movimientos a favor de las mujeres anteriores al Renacimiento, no se puede hablar de una continuidad entre estos y el feminismo, en todas sus variantes desde la actualidad.

Se dice que la primera ola del feminismo se refiere al movimiento que se desarrolló en Inglaterra y Estados Unidos a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, que se concentró en la obtención de igualdad frente al hombre en términos de derecho de propiedad e igual capacidad de obrar.

Además, se inició como la demanda de igualdad de derechos dentro del matrimonio; mientras que para finales del siglo XIX los esfuerzos comienzan a concentrarse en la obtención de poder político, y el derecho a votar.

Un hito lo constituyó la Convención de Seneca Falls, en Nueva York, en el año 1848, donde 300 activistas y espectadores se reunieron en la primera convención por los derechos de la mujer, cuya declaración final fue firmada por unas 100 féminas.

Luego devienen nuevas corrientes, centradas en el progreso e igualdad social y cultural de la mujer y para diferenciarlas, se les denominó “La segunda ola”.

Este proceso se origina en la década de 1960, con el auge de la rebelión hippie y el impulso, de modo abierto, a la liberación sexual de las mujeres y su derecho a sentir y decidir en el plano íntimo al igual que ellos.

Por último, el “Feminismo de tercera ola” es un término cuyo activismo e investigación comienza en 1990. Este movimiento surgió como una respuesta a los fallos percibidos en los anteriores, que rompe con el concepto de que existe un único modelo de mujer, y reconoce que las féminas son diversas en cuestiones sociales, étnicas, de nacionalidad o religión y de actitud sexual.

DE UNA RETROSPECTIVA A LA ACTUALIDAD

A lo largo de los años el feminismo llevó a importantes cambios en la sociedad: el sufragio femenino, el empleo igualitario, el derecho de pedir el divorcio, así como el derecho de las mujeres de controlar sus propios cuerpos y decisiones médicas, con el controvertido tema de la interrupción voluntaria del embarazo, entre otros.

En el plano sexual la mujer se ha ido liberando, y se siente plena y capaz de disfrutar el placer, sin prejuicios ni temores. Las nuevas generaciones asumen un papel tan activo como el hombre en la intimidad y van dejando de lado los miedos a hacer y sentir como mejor les satisfaga.

Sin embargo, ya en la actualidad algunas corrientes han llegado al punto de convertir esta ideología en una actitud de vida que sataniza a los hombres, y rompe el equilibrio tan clamado entre ambos sexos.

Los extremos siempre son malos. Entenderse y sentirse mujer hoy debe ir más allá de cualquier movimiento que busque agrupar, y por ende discriminar a otros.

Ser mujer en pleno siglo XXI implica tener la voluntad para luchar por todas las niñas, adolescentes y féminas, no importa la edad, la raza o el credo, que mueren a diario por hambre, SIDA, enfermedades curables; o que son víctimas del maltrato, y son obligadas a prostituirse o trabajar desde muy pequeñas.

Ser mujer en el siglo XXI implica tener la capacidad de pensar por sí misma, y actuar por iniciativa propia, sin el uso de la violencia, o bajo la mirada prejuiciada de la sociedad.

Vivir como mujer implica asumir cada día el reto de amar, de ser libre y buscar la felicidad de acuerdo a los sueños y anhelos propios: estudiar, trabajar, ser madres, hijas, abuelas, amigas, esposas, amantes… ser humanas.


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Mayte María Jiménez

Periodista del Diario Juventud Rebelde y editora del Suplemento En Red, dedicado a Ciencia, Salud, Tecnología y Medio Ambiente. Aborda temáticas relacionadas con juventud, sociedad, salud, ciencia, economía y otros tópicos de la actualidad nacional de Cuba. Coautora del libro Periodismo incómodo: la cuadratura del círculo, de la Editora Abril


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