//

sábado, 12 de abril de 2025

¿Y qué pasó con las fernandas?

Celestinaje, soporte emocional y chismorreo: tres funciones que nos vienen de maravilla en este club, donde no importa si eres fémina o másculo…

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 08/04/2025
0 comentarios
¿Y qué pasó con las fernandas?
Como metáfora actual, se supone que una Fernanda demuestra gran resiliencia para adaptarse a cualquier situación (Jorge Sánchez Armas)

“¡Ya basta de intrigas!”, suplica una lectora que sólo se comunica por correo electrónico porque se dice tímida para andar en redes y poco diestra para comentar en el blog. ¿Qué es eso de las fernandas, mija?, insiste por segunda semana, y yo confieso que demoré la historia por embromarla, a ver si cuando sepa de qué vamos se embulla a activar su WhatsApp.

Para empezar (lo siento, Aleyda, yo sé que eres curiosa, pero incapaz de saltarte una línea al leer, jaja), el nombre es de origen germánico. Proviene de los vocablos Firthu (paz), y nands (valiente, audaz). En tribus nórdicas, donde las mujeres tenían iguales derechos que los hombres a participar en el gobierno y la defensa, se llamaba así a muchas niñas con la esperanza de que fueran inteligentes y pacificadoras, y mantuvieran en alto el linaje de sus padres.

Como metáfora actual, se supone que una Fernanda demuestra gran resiliencia para adaptarse a cualquier situación, es disciplinada, responsables y con una fuerza interna que la impulsa a alcanzar sus metas y a mediar entre otros para lograr armonía y felicidad en su entorno.

Además, claro, está el personaje de los muñes cubanos, la chamaca detective. Por ahí empezó la broma en nuestros grupos de debate (Senti2Cuba y Orejas), donde nos encanta hacer radiografías del estado amoroso de la gente, empezando por el amor propio y las habilidades que logran desarrollar a partir del autoconocimiento y los golpes de la vida.

Para nuestro proyecto, fernandas es un sustantivo neutro (porque nos dio la gana). No usamos fernandos porque eso nos remite al proyecto Delta (Sexo más risa igual a) , de la facultad de Matemática (con quienes tenemos en común el humor y la calvicie adelantada de los másculos), y no usamos fernand@s por impronunciable. En definitiva, los caballeros integrados a nuestro divertido club del chisme no tienen complejos, y han desarrollado el mismo espíritu investigativo de las féminas involucradas.

Fernandas somos quienes en el wasapeo nos dedicamos a tres cosas: primero, el celestinaje sin ánimo de lucro (con baja tasa de éxito aún, pero no desistimos); segundo, la búsqueda de la pelusa de la contrapelusa en los comentarios candentes, para ver en qué están de verdad los emisores y cuál es su nivel de concordancia y avance (que el grupo tiene choteo, pero es muuucho más), y por último, valoramos por interno las terapias (de cariño o de choque) para quienes necesitan superar un conflicto de pareja o familia, y sobre todo con su propia autoestima.

Por cierto, el subgrupo Orejas de burro empezó hace casi un año para mantener al principal libre de quejas sobre la corriente o los precios, y derivó en lo que hacemos en Cuba en cualquier cola: contar chismes, hablar del tiempo, dar consejos a lo cortico y dar chucho a presentes y ausentes.

En este no hay restricciones para el lenguaje o el uso de sticker, pero el tema sexual está vetado (que pa eso está el otro), y quien peque de intruso sabe que esos mensajes se reenvían para consumo general y escándalo de los demás.

En cuanto a la primera función, digamos que hay cierta resistencia pública, pero algunos éxitos secretos, gracias a un estricto filtraje de pretendientes que escriben solicitando que se les pongan piedras (¡a esta altura de la vida!) Y sí, hay conatos de acoso (aunque no tantos como cree Isa), pero en esos pases directos no siempre podemos mediar.

Para el segundo objetivo, las fernandas estamos bien cualificadas. De hecho, tenemos una máster en Psiquiatría, un fotógrafo de prensa y arte, una socióloga-emprendedora (qué mejor entrenamiento para descubrir incoherencias que lidiar con burócratas) y una tétrica artista plástica con cuatro años de debates bien atesorados y tremenda destreza para encontrar antecedentes a las declaraciones más peligrosas.

A esto sumen mis mañas de consejera y mi experiencia de casamentera en otras vidas (que sí, que me recuerdo empatando a la Cleo con Julito en un barco sobre el Nilo), el sentido práctico de par de economistas (el detalle no es baladí en estos tiempos) y la persistencia de un Tauro con el don innegable de hacer saltar a cualquiera de su zona de confort.

Hay más, pero no voy a rebelar todos nuestros recursos. Ale perdonará mi reticencia, pues nunca se sabe cuándo puede saltar una libre al camino y hará falta un As para atraparla Por ejemplo, en Islavisión nos encontramos a Nor1, lector de este blog desde la época lisandrina, ¡se imaginan? ¡Y ni hablar de las amigas de Facebook que le aparecían a Jojo casi de cualquier esquina!

O sí, de eso sí hablaremos. Pero en otra ocasión.


Compartir

Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...


Deja tu comentario

Condición de protección de datos