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miércoles, 30 de julio de 2025

Con hijo incluido

Ser trotamundos es lo máximo, y si lo haces con tu ángel a cuestas, alimentas su fortaleza y felicidad...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 29/07/2025
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 Con hijo incluido
Para Xavi y Alex, la relación parental se sustenta en valores, afectos y acciones que los demuestren. (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

Este sábado desandamos la calle Mercaderes con amigos que añorábamos abrazarnos. No fuimos en una ruta formal de Senti2Cuba, sino como alegres turistas: cafés de lujo y pasteles de coco en El Escorial, brindis en el Museo del chocolate y cervezas de gloria en la esquinita del Habana. Las más osadas almorzaron en La Imprenta y la jornada no acabó hasta dar con Abelito en el Pabellón Cuba.

Con Yola de anfitriona en el casco histórico, celebramos las fugas caribeñas de la Tutti y Yilliet, dos de nuestras musas transfronterizas (como te extrañamos, Lía); las vacaciones maternales de Daya y Mirebel; la fidelidad de Mary, Maru y Germán; el paseo de Allmita por Camagüey…

De cierto modo, también me agasajé por el nacimiento de Davo, 27 años atrás, convencida entonces (y ahora) de que no paría para garantizar compañía eterna, pues tarde o temprano aquel curujey con alma de rishi se desprendería de mi tronco para seguir su propia senda, pero mientras estuviera a mi lado tocaba sumarlo a mis andanzas, para potenciar sus propias habilidades y sueños.

Nunca enfermé de pasado, / aunque he procurado / volver a sentir en colores. / Sin tiempo a arrepentimientos, /sobre mis cimientos / te doy un manojo de soles; / casi que te doy mi vida, / que te doy mis sueños, / que te doy mis cinco sentidos… / quédate hasta donde puedas, / pero hay que entenderme / y quererme con hijo incluido.

Distancia afectiva es algo de lo que los padres modernos entendemos muy bien, más allá de la lejanía física por divorcios, becas o migraciones. Y en realidad, no es algo nuevo: vivir implica dejar ir a quienes amamos y disfrutar sus regresos por el rato que duren, conscientes de que no vienen a acaparar o ser acaparados, sino a estar consigo mismos en un entorno confiable y a recargar esencias, agridulce antesala de la siguiente partida.

Prolongación de mi aire, / de mi alma y mi carne, / mi infancia regresa a su lado, / que no sé si el darle es darme / la atención y el tiempo / que juro me hubieran gustado…
Casi que te doy mis horas, / que te doy mi espacio, / que te doy mis cinco sentidos, / quédate hasta donde puedas, / pero hay que entenderme / y quererme con hijo incluido.

Una amiga afirma que esa intermitencia de la prole es cosa de países en apuros, pero no es así: en otras latitudes los hijos también abren sus alas, mucho antes, incluso. El nido latino es de los que más tiempo empolla, y de los que más piensa en el bienestar familiar a la hora de elegir nuevos derroteros, incluso amorosos.

En todas las culturas los jóvenes se alejan por razones prácticas; pero si el crecimiento fue sano, saben que pueden contar con sus padres (y viceversa) para cruzar los mayores desafíos, y valoran ese cuidado mutuo y lealtad al clan mientras disfrutan a plenitud las novedades, aunque el pecho se apriete de ambos lados en los días más grises.

Inclúyeme también estos sutiles miedos / de ser templo execrable / donde más frunzo el ceño y el amor entiende /
puntos vulnerables de sed, de confianza / esperanzas de alianzas… / y el hambre / total y voraz de vivir / pero no caer / si caigo, no sangrar / si sangro, dar lección de cicatrizar…

Para Jorge, privado precozmente de sus hijos por razones irreversibles, ha resultado inspirador el vínculo de su amigo Xavi con Alex: toda una lección de compinchería parental basada en diálogos respetuosos, disciplina consciente, motivaciones espirituales y aventuras por medio mundo.

Donde va el padre, motivado por la solidaridad con las buenas causas, siempre hay espacio para el chico. A gusto comparten rigores y bienestar, valores y sentido del humor, pasiones deportivas y criterios ideológicos. En su apartamento de Barcelona, en una calle del Vedado habanero o en un chinchal africano, el adulto no olvida sus deberes y el adolescente no descuida su futuro. ¿Qué más necesitan para fortalecer el compromiso mutuo a largo plazo?

No bajaré la cabeza, / no tengo destreza / en amar y tener ataduras, / todo lo que esté de frente/ recibe inclemente/
mi fuerte huracán de ternuras… / casi que te doy mis horas/
que te doy mi espacio / que te doy mis cinco sentidos / quédate hasta donde puedas, / pero hay que entenderme
y quererme / con hijo incluido.

Por Alex, por Davo, por Leo, por Diana y Diego, por Fritz, por Germancito, por Ariadna, por Buena Fe y sus letras geniales, por todos los hijos que han visto a sus adultos renacer del dolor para impulsarlos a vivir entre sonrisas, por todos ellos fue el brindis del pasado sábado. Y puedo asegurar que no será el último.

Y el llanto que espere que la noche llegue / que soy la coraza / y un ángel no pidió caer. / Palabras con espinas que el amor traduce, / dulce música por piel…


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...


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