Todo lo moderno parte de algo antiguo, pero que funcionaba

A partir de que el 10 de junio de 2019, sobre las 6 de la tarde, una descarga eléctrica inutilizó mis equipos de trabajo (el módem, la computadora y el teclado), vienen los recuerdos de hechos pasados recientes y remotos que se remontan hasta los años de mediados del siglo XX.

Entre los hechos más frescos están los descuidos de no pocos lugares donde no desconectan los cables de la corriente ni del teléfono cuando llueve, ni tampoco tienen un aterramiento para proteger los equipos de computación interconectados en redes locales.

Los recuerdos más antiguos se relacionan con la práctica de usar una sola libreta, pero con rayas, para todas las asignaturas, lo cual nada tenía que ver con otra cosa que no fuera la necesidad, aunque hasta los maestros creyeran que se trataba de cierta dosis de descuido o falta de interés por los estudios.

Por supuesto que la necesidad no se refiere a carencias materiales, sino a que era parte del procedimiento, que todavía en la Universidad de La Habana conservaba, de usar un solo cuaderno para tomar todas las notas de clase, lo cual obedecía a que eran versiones taquigráficas de las explicaciones de los profesores, que después mecanografiaba en hojas que más tarde unías cuidadosamente.

Pasando el tiempo, llegaron los momentos de limitaciones que afectaron también la obtención de libretas y agendas en las cuales escribir (y hasta de bolígrafos) por lo cual una necesidad de otro tipo, no de procedimientos, sino de faltantes, obligaron a hacer los apuntes en montones de hojas de papel.

Allá por los finales de la década de los 60, cuando hacía las prácticas de la carrera de Periodismo en la otrora Radio Cordón de La Habana, empecé a resolver el asunto con la parte posterior de las octavillas que se usaban para escribir los textos que leían los locutores.

Era difícil hasta conseguir una presilladora, por lo cual eran pedacitos de papel doblados que al terminar iban a parar al cesto de la basura, aunque inútilmente trataba de guardarlos por si luego necesitaba algún dato.

Fue en la década de los 80 cuando sucedió algo que llevó recientemente a una colega a calificarme como uno de los precursores del uso de las actuales modernas tabletas, un artefacto que es algo más que un teléfono celular, aunque no llega a ser una computadora, pero con la ventaja de que los integra a ambos y es de un tamaño que permite transportarlo fácilmente.

En esos años, trabajaba en la Agencia de Información Nacional AIN, devenida hoy Agencia Cubana de Noticias ACN, de cuya Oficina Central recibí un listado de recursos que podía pedir para un próximo trimestre, con la advertencia de que si no lo ponía en el plan, luego no lo tendría aunque lo requiriera. Por cierto, no todo lo que solicitaba llegaba después.

En tal documento había un renglón que decía: Tablilla con manilla. Deysi Expósito era la responsable de los asuntos económicos de la Corresponsalía de la agencia en Sancti Spíritus, y no supo explicarme con suficiente claridad de qué se trataba, pero aun así, la decisión fue pedirla.

Quedé deslumbrado cuando vi una tablilla plástica con una presilla acoplada para sostener los papeles. Y lo estuve usando hasta hace muy poco tiempo, en que disminuyó mi gestión reporteril por desplazarme hacia otras faenas periodísticas en el ciberespacio.

Obligado ahora por la destrucción de los equipos de escritorios, tuve que apelar a la Tablet que inicialmente consideré incómoda, y realmente lo es cuando tenemos que cambiar las costumbres, y hay acciones que no se pueden realizar con la misma rapidez, pero como cada instrumento tiene un uso específico, cuando reciba una computadora de mesa que me prestarán dentro de unos días, no renunciaré a lo que también llaman en español tableta electrónica, y con ambas, trabajaré según las circunstancias.

La versión moderna de mi obsoleta pero querida tablilla con manilla permite tomar fotos, redactar y emitir los mensajes desde el mismo lugar de los hechos, y a esto es imposible renunciar, pero ahora me queda una pregunta: ¿Cómo será el día en que también incorpore a mis instrumentos de trabajo una laptop o computadora portátil?