Era 17 de abril de 1960 cuando el milagro atracó en el centro sureño puerto de Casilda, y aunque los adultos no dejaban de hablar de ese barco, fuimos niños los que tratarnos de acercarnos para saciar la curiosidad.
Se trataba del buque soviético Andrei Vishinsky, pero para identificarlo le decían barco ruso con petróleo, y que a pesar de que el promedio de edad del grupo era de unos ocho años, sabíamos que se trataba de algo importante.
En la medida en que pasaron los años, al menos en mi caso, fue en aumento la comprensión del significado milagroso del arribo de un buque cuyo viaje abrió una ruta marítima que no tiene nada de exagerado si se dice que fue como un oleoducto de más de casi 10 mil kilómetros.
El país no se había repuesto del golpe de que mientras las arcas del Estado quedaron con cero centavo, no pudo vender el azúcar en el mercado de los Estados Unidos y le negaron el suministro de combustible.
Por tanto, no es nuevo que la opción de las administraciones estadounidense sea cero petróleo para Cuba, algo que no lograron al comenzar la sexta década del siglo pasado, pero nunca han renunciado a provocarlo.
Cuando el asedio económico iba en ascenso en 1990 se cortó de cuajo todo tipo de suministro, incluido el del combustible que no había fallado desde el arribo del primer barco petrolero soviético hace por estos días 65 años.
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Todo en la isla se volvió uno solo para resistir los embates de la opción cero y no únicamente en materia de combustible, sino de cualquier tipo de recurso material, lo cual fue valorado por no pocos como el final.
Sin desconocer que hubo reblandecidos, cansados, y con la fe perdida, las mayorías no detuvieron su andar aunque con pasos más lentos y hasta de retrocesos, pero de haber renunciado a avanzar, otro hubiera sido el rumbo.
Había un escenario propicio para vaticinar la caída en cascada tras el derrumbe en un grupo de países de Europa del este, desde donde venían los suministros, incluido el de recursos energéticos, pero se mantenía la energía humana y eso dio tiempo a obrar el otro milagro: el apoyo bolivariano
Aquellas relaciones que adelantaban lo que podría ser un nuevo orden económico internacional en las relaciones entre países, resurgió con Venezuela en un inédito intercambio de servicios médicos por combustible
No hay que esperar un maná por vía marítima, pero el milagro puede volver a obrarse si continuamos confiando en fuerzas propias y creyendo en que los cubanos merecen una vida mejor si la luchan como hasta ahora.
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Tal vez este nuevo maná no caiga del cielo ni venga en barco, sino que ya esté en tierra firme, y para tenerlo a mano solo haya que aplicar el principio de que quien no trabaja, que no coma, y no olvidar aquello de que hay que tener fe que todo llega.
Francisco Gonzalez
11/4/25 16:12
Exactamente. El que no trabaja, que no coma. Y no olvidar: de cada uno según su capacidad y a cada cual, según lo que produzca con su trabajo. Cero privilegios y una contabilidad estricta en todo. Y sobre todo, mucha exigencia y control estricto. Mano dura para los que roben y trafiquen con los bienes, sin importar su nivel social, su nivel político o sus amigos y parientes. Solo así se puede producir un milagro económico.
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