Obesidad, herencia y modernidad

La obesidad se va estableciendo por la acumulación exagerada de calorías en nuestro organismo, a la disminución de las incorporadas o por la combinación de ambos factores.

Estudios en el campo de la genética alertan sobre la influencia de la vida moderna en el crecimiento del número de personas afectadas por la enfermedad.

LA GENÉTICA EN LA OBESIDAD

En los seres humanos existen hasta 29 variantes genéticas vinculadas con la obesidad. El riesgo genético de sufrirla radica en ser portador de dichas variantes.

Según recientes indagaciones, la cantidad de genes relacionados con la obesidad no cambió en la población con el paso del tiempo, pero sí se elevó el efecto de los genes en el aumento del peso corporal, debido a los estilos de vida capaces de  fomentarla.

En una investigación realizada en la Universidad de San Francisco, California, y publicada en la revista Journal of the American Medical Association, se emplearon datos de casi 8,800 adultos nacidos entre 1900 y 1958. En ellos se comparó una puntuación de riesgo genético con el índice de masa corporal  (IMC) real de la persona. Este índice es una medida basada en la relación existente entre la estatura y  el peso.

Los resultados arrojaron que los genes vinculados con la obesidad no aumentaron ni se modificaron en las personas nacidas antes y después del siglo. Sin embargo los mismos genes tuvieron más efecto en las que nacieron en años recientes.

En otras palabras, la prevalencia de los genes no cambió. Fue solo el ambiente.

La razón esencial de la obesidad actual se encuentra en las muchas formas que el ambiente moderno influye en la genética de una persona. La amplia variedad de comida barata rica en calorías, el sedentarismo en la transportación actual y la reciente aparición de infinitas actividades de trabajo y de ocio totalmente  pasivas son algunos de los factores.

LOS GENES SÍ Y LOS GENES NO

Las personas con un riesgo genético alto de obesidad son las más afectadas por los desarrollos modernos. Incluso para aquellas cuya genética debería haberlos mantenido en un peso saludable, se han vuelto más gordas, en promedio, con el paso del tiempo.

Lo anterior  indica como el ambiente y los estilos de vida de la época actual afectan a todos, sin distinción de genes. Aunque, por supuesto,  las personas con un riesgo genético elevado son más sensibles a padecerla.

Los alimentos ricos en calorías, por ejemplo, se comen en cualquier sitio y sin horario fijo. Las personas ya no se ponen de pie para cambiar los canales de la televisión. Es común enviar un correo electrónico al compañero de trabajo en una oficina en un piso superior, antes de subir un simple tramo de escalera. Se usan con alarmante frecuencia los transportes públicos o privados ante el espanto de recorrer a pie el trayecto, o tan solo parte de él.

Subsanar nuestros erróneos estilos de vida es tarea de cada cual para su propio bienestar y como ejemplo para su descendencia. Solo se trata de comenzar y acostumbrarse a lo realmente bueno para la salud y sin la excusa de “fue la herencia que me tocó”.