Los sentimientos de las personas obesas

En la vida de cualquier persona puede presentarse todo tipo de cambios y adaptaciones. Es normal pasar por altibajos emocionales. Pero si hay por medio una obesidad a la cual enfrentarse, estas emociones pueden aumentar.

Quienes sufren de excesivo peso corporal tienen más probabilidades de percibirse en un mayor aislamiento e incomprensión en relación con quienes no afrontan estos problemas.

Para aquellos de peso normal y sin la información al respecto, el hecho de tener sobrepeso puede parecer algo muy sencillo y de fácil solución.

Muchas obesas y obesos se encuentran muy preocupados con respecto a como son juzgados por familiares, cónyuges, amigos cercanos, vecinos o compañeros de trabajo, pues ellos no acaban de entender el significado de tener unas cuantas libras de más.

Esta forma de ver las cosas no ayuda para nada, pero sin embargo hacen sentir a los obesos que el excesivo peso corporal es de su entera responsabilidad y, además, de fácil solución. Algo completamente falso.

NO ES SENCILLO PERO TAMPOCO ES DIFÍCIL

Si reducir el peso corporal fuese tan fácil o sencillo, no existirían las personas obesas.

Por eso en ellos es a veces algo natural sentirse disgustados, frustrados o enfadados con el criticón medio circundante.

Ser consciente de estas emociones nada fáciles de sobrellevar es el primer paso a dar para poderlas solucionar. Esto requiere cierto entrenamiento, pues a veces embargan de forma súbita e intensa. Y eso dificulta conocer la exactitud del sentimiento.

Por eso es bueno hablar con amistades de confianza o un médico amigo, haciéndolos partícipes de las causas del desajuste emocional, en este caso el excesivo peso corporal.

En una palabra, pedir ayuda u orientación sobre cómo resolver el problema causante de tantas mortificaciones.

Mientras más tiempo se dedique a explorar las emociones desagradables, solos o con ayuda, más oportunidades aparecerán para la solución de las mismas.

CÓMO SE SIENTE UN OBESO

Los obesos tienen preocupaciones propias y legítimas sobre cómo acomodarse en la butaca de un teatro o en el asiento de un automóvil, la compra de ropas de tallas exageradamente grandes o la falta de agilidad en relación con el resto de las personas de peso normal.

Muchas veces las alteraciones en la salud, sumadas al juicio poco estimulante de los otros, hacen a los obesos alejarse de las relaciones con los demás y dejan de hacer determinadas cosas de su agrado.

En ocasiones, los pensamientos negativos pueden afectar la autoestima de una persona obesa y dificultarle la consecución de metas para alcanzar un adecuado peso corporal, incluso cuando ya ha decidido reducir las libras sobrantes.

SOLO SE TRATA DE COMENZAR PARA TRIUNFAR

Se debe comenzar por quererse a sí mismo y cumplir de manera fragmentada metas pequeñas, menos exigentes y más realistas, hasta alcanzar el fin propuesto.

O sea, en vez de proponerse bajar en total sesenta libras, cumplir con las metas parciales de tan solo dos libras a la semana.

En vez de intentar la, a veces, difícil tarea de asistir a un gimnasio en días alternos, disfrutar el logro de caminar media hora más todos los días.

Y no proponerse cambiar de golpe el acostumbrado menú rebosante de calorías, sino poco a poco ir introduciendo cambios en la diaria alimentación, eliminado paulatinamente las comidas dañinas y sustituirlas de manera progresiva por saludables.

No hay ninguna duda de que tener sobrepeso puede ser muy duro, tanto desde el punto de vista emocional como desde el físico. Pero hay formas de sentirse mejor, como es tomar conciencia de las propias emociones, pensar y actuar en positivo y contar con el apoyo de otras personas.

Y el hecho de sentirse mejor consigo mismo también eleva la autoestima y ayuda a perder peso.