Con la diabetes ¡sí se puede!

Casualmente conocí a una diabética de 97 años de edad y 45 con esta enfermedad. Su nombre es Prudencia Lima Hernández y en estos días nos encontramos cuando visitaba las salas de mi hospital.  Ella se encontraba ingresada en la especialidad de Geriatría por un fuerte catarro.

En esa mañana hablaba al azar con algunos colegas y pacientes y de esta manera di con ella.

Con una mente que emanaba lucidez me contó de lo bien que le iba con su enfermedad y no perdí tiempo en preguntarle cómo había mantenido el pleno control sobre su diabetes, presente en ella desde hacía tantas décadas.

La respuesta, como persona inteligente,  fue rápida y convincente: “Seguí todas las indicaciones médicas hasta convertirlas en simples hábitos de mi vida diaria”.

CON BUENOS CONSEJOS SE LLEGA LEJOS

Me contó sobre su asistencia periódica a las consultas médicas programadas, desde hace algún tiempo acompañada por algún familiar pues prefieren no dejarla sola.

En las visitas a su centro de salud aprovecha para aprender algo nuevo o reciente sobre la diabetes. Les hace muchas preguntas a los médicos y a las enfermeras. Se siente apreciada por ellos y su curiosidad siempre es satisfecha.

En épocas anteriores asistió a clases educativas programadas para pacientes con diabetes. Al conocer sobre como alcanzar el control de su enfermedad supo aplicar los conocimientos adquiridos para domesticarla a su pleno beneficio.

OTROS CONSEJEROS

También acude regularmente a las consultas de podología y estomatología. Sabe la necesidad de la revisión periódica de sus pies y de su boca. Y a tiempo, siempre se han encontrado soluciones para problemas menores en estas regiones de su cuerpo.

La podóloga ha sabido mantener su pies con las uñas profesionalmente recortadas y la piel libre de molestas callosidades. Ha recibido buenos consejos en relación con los mejores tipos de zapatos para los pies de las personas con diabetes y, ante la aparición de una pequeña grieta entre sus dedos, un certero tratamiento le ha hecho prevenir males mayores.

En estomatología, la revisión bucal ha permitido mantener aun piezas dentarias en una boca libre de molestias.

TAMBIÉN MUY IMPORTANTE

Aprendió a consumir solo alimentos saludables. Muchas frutas y vegetales y como carnes prefiere pollo o pescado. Consume poco arroz blanco, la leche descremada y su familia le compra panes integrales.

Las grasas casi eliminadas y nada de dulces. “Total- me dice- ya es parte de mi vida diaria, de mis costumbres de todos los días. Para mi es natural y sabroso comer así. Y como puede ver mantengo un peso corporal saludable”.

“Siempre he estado en movimiento, me mantengo activa todo lo que puedo y aun ayudo en las tareas del hogar. Jamás he fumado, ni consumido bebidas alcohólicas y nunca ingerí ningún mejunje perjudicial para  mi sistema nervioso”.

UN APOYO IMPRESCINDIBLE

Durante nuestra conversación también participaron una de sus hijas y dos de sus nietas, atentas todas al menor de sus deseos.

Durante su fructífera vida supo ganarse el corazón de su familia. Hoy, todos ellos, felices de la larga y saludable vida de su querida Prudencia, saben apoyarla con un tierno cariño.

Ya en la despedida le pregunté si como un recuerdo me permitiría retratarme junto con ella y si eso “no la perjudicaría”. Risueña se colgó de mi brazo y aquí tienen la foto.

El relato del ejemplo de Prudencia, oportuno nombre muy bien aplicado al control de su diabetes, es el mejor homenaje a las miles de personas que luchan con esta enfermedad, aunque la aplicación de sus preceptos debe ser una faena permanente de todos los días.

En el mundo pudiera haber millones de personas muy longevas, saludables y  con diabetes, pero nuestra nueva amiga “Prudencia” también puede  demostrar como con la diabetes ¡sí se puede!