Los “ídolos” del K-pop (+Video)

Muchos lo veían venir, para otros fue una sorpresa: un grupo de pop coreano destrona en Youtube a Taylor Swift, con más 45 millones de reproducciones en 24 horas. La agrupación surcoreana BTS colocó su nuevo single “Idol” entre los más vendidos en Estados Unidos, y con su videoclip homónimo superó en cifras al estreno de “Look what you make me do” de Taylor Swift.

Es la banda coreana del momento, unas de las puntas de lanza del K-pop, fenómeno transcultural que nació en los 90 al sur de la península coreana y se ha venido globalizando por trasnacionales intereses de la industria del entretenimiento. Surgió en el 2012, a calor de aquel despacito coreano protagonizado por PSY, “Gangnam style” que, como “Idol” hoy, llenó Youtube con challenge de imitadores.

BTS es la abreviatura de la expresión coreana Bangtan sonyeondan que literalmente significa “Boy scouts a prueba de balas”. A mediados del 2017 cambiaron su significado por otro menos conceptual y más acorde a su marca: Beyond the scene, “más allá de la escena”. Lo mismo hizo el líder de la agrupación, al cambiarse su nombre artístico Rap Monster, por un signo más pop o ligero, RM.

Está integrada por siete influencers convertidos en ídolos a través de intensas estrategias de moda y comunicación. Con agresivo y edulcorante marketing digital por las más populares redes sociales, cientos de webs y miles de blogs; diseñado al detalle para generar millones de likes, reproducciones onlines y patrocinadores con los que consiguen suficiente dinero como para colarse en la lista de multimillonarios publicada por la capitalística revista Forbes. Para mayor eficacia organizan a sus fans con un acrónimo tan sugerente como ARMYs, “Adorable Representattive M. C. for Youth” (Representante adorable de los M.C. de la Juventud).

Como otras tantas, BTS es una banda prefabricada, en su caso por la Big Hit Entertaiment, perteneciente al conglomerado multimediático Signal Entertainment Group. Una de las agencias que junto a la poderosa SM Entertaiment YG, JYP y Cube Entertainment, capitaliza las mayores tajadas de esta “corriente hallyu” (ola coreana), exprimiendo todo el zumo de sus serializados exponentes.

Explotación con tristes consecuencias para ellos: demandas judiciales, anorexias y depresiones que los han llevado hasta el suicidio. El primer caso fue el del actor y cantante Park Yong Ha, quien se ahorcó el 30 de junio de 2010. El 24 de febrero de 2015, Sojin, la cantante de Baby Kara, se lanzó al vacío desde el décimo piso de su edificio. Kim Jong-hyun, voz de los exitosos SHINee, se suicidió en diciembre de 2017 inhalando humo de carbón en su casa de Seúl. “La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado y no he podido superarla. Es increíble lo mucho que duele”, dijo en una nota de despedida.

Pero muchas ficciones, colores y likes ocultan este trasfondo y fungen como velas a las naves invasoras del K-pop. En la mismísima casa del trompo, BTS le levantó a Justin Bieber el premio al Mejor Artista Social en los Billboard Awards. De un tiempo acá, estos rockstars compiten en la Lista Social 50 de Billboard y suelen superar en las votaciones del público a artistas estadounidenses que les sirven de patrón. En Latinoamérica, como en Cuba, han venido ganado millones de adeptos, por el camino abierto por las populares telenovelas (k-drama), en las que aparecen varias estrellas del pop coreano y en las que se escuchan muchos de sus temas como bandas sonoras.

El K-pop ha sido considerado un paradigma de la diplomacia cultural y del soft power (poder blando). En abril de este año, el líder norcoreano Kim Jong-un presenció el primer concierto de músicos pop surcoreanos en el Gran Teatro de Pyongyang Este. En la clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno 2018, celebrados en la ciudad de Pyeongchang, se presentó Seohyun del grupo Girls’ Generation junto a la Compañía Artística de Corea del Norte cantando “Let's Meet Again”; junto a ellos estuvo la rapera, cantante y bailarina CL, líder del disuelto grupo 2NE1.

“Idol” es una de las pistas del nuevo álbum de BTS, Love Yourself, Answer, último de una serie que incluyó Her, Wonder y Tear. Lanzado el pasado 24 de agosto. El disco fue editado en varios formatos, uno físico, otro digital y una versión con fotolibros, pegatinas y posters.

El video es como un catálogo de lo que ha hecho tan atractivo este fenómeno. Canciones edulcoradas, en inglés muchas de ellas, sobre un occidentalizado background. Un croma saturado. Amplio espectro de efectos visuales refuerzan el histriónico performance de siete boy bands vestidos con extravagancias y peinados mangas, desarrollando rutilantes coreografías y acrobacias. Bailan y cantan en el patio interior de un palacio europeo y sobre la plataforma de un templo asiático. Ambiguedad sexual. Mixturas iconográficas de Occidente y Oriente.

Es la representación de una meditada narrativa, enunciada en la primera escena. Los integrantes están sentados en una mesa donde solo se ven dos objetos: una carabela como la de Colón y en el otro extremo una bola del mundo, en que se deja ver el continente americano. El sentido de la “conquista” de los artistas-ídolos lo enuncia una jirafa que, junto al color de fondo y el gran sol naciente, aluden a una de las escenas del simbólico animado “El rey león” (1994). Es también la respuesta a sus detractores.

Según declaraciones a la Bilboard de la Big Hit Entertainment: “El relato conjunto está diseñado para representar a cada miembro del grupo en términos de realidad, pero también como narrativa ficcional”. Mucho aportan a esta narrativa los ficticios colores de su cabellera, que de seguro han contribuido a las muy reales ganancias de sus dueños, el Signal Entertainment Group, dedicado además a la venta de cosméticos. No por gusto, la Uniliver adquirió la empresa de cosméticos coreana Carver: las ventas de tintes se han disparado.

Vale apuntar que, si bien estas bandas son copias actualizadas de los Backstreet Boys y las Spice Girls y han realizado colaboraciones con “famosos” anglosajones, como Kanye West, Snoop Dogg y The Black Eyed Peas, en sus videos no se ve la sexualización que caracteriza a los producidos por la industria musical dominante en Occidente, sobre lo que hemos comentado en anteriores entradas.

Aunque tal vez esto corra peligro, pues recientemente se publicó una nueva versión de “Idol” donde aparece como parche la rapera Nicki Minaj, quien al decir de las seguidoras asiáticas de BTS “se aleja de las buenas costumbres”, entiéndase, promueve en demasía su voluminoso trasero.