Cantos para las madres (+Videos)

Tal vez las condiciones impuestas por la pandemia del Covid-19, en que honraremos el próximo domingo a nuestras madres, abuelas y tutoras, contribuya a revitalizar la naturaleza primigenia, esencialmente espiritual, de esta primaveral celebración. Desintoxicados de esos ruidos mercantilistas que desvirtuaron su razón de ser. Tendencia que criticó la propia “madre del Día de las madres”, la estadounidense Anna Jarvis, quien llegó confesar, poco antes de morir: "Me arrepiento mucho de haber creado el Día de la Madre".

Según la investigadora Katharine Antolini, Jarvis "aspiraba que ese día fuera un 'día sagrado' que conmemorara a la madre que colocó las necesidades de sus hijos antes que la propia”. “Nunca quiso que se convirtiera en un día para dar regalos costosos, como en lo que se volvieron otros festivos al inicio del siglo XX". Hasta llegó a realizar protestas contra las florerías, que aumentaban sus precios en el mes de mayo y amenazó con demandar a muchas empresas que lucraban con la celebración. Jarvis menospreciaba las tarjetas impresas y abogaba por cartas personales para expresar el amor y honor a las madres.

Anna Jarvis empezó una campaña a favor de lo que llamó "Día de las Madres"en 1905, cuando murió su propia progenitora Ann Reeves Jarvis. Su lucha para lograr oficializar la fecha del Día de la Madre duró años, enviando cartas todos los años a congresistas, gobernadores, celebridades y personas importantes. No fue hasta 1911, en que todos los estados de la Unión reconocieron el festivo y, tres años después, se adoptó oficialmente que el segundo domingo de mayo se conmemoraría con un día feriado un homenaje a las madres.

La motivación de la activista provino de una oración de su madre que decía: "Espero y rezo para que alguien, un día, reconozca un día en memoria de las madres, para celebrar el servicio incomparable que prestan a la humanidad en todas las áreas de la vida". Durante la Guerra Civil de EE. UU, en el estado de West Virginia, Ann Reeves creó una especie de grupos de trabajo con mujeres para cuidar de soldados y trabajar por mejoras en la salud pública. Ella denominaba esos días de trabajo como "Día de las Madres".

Muy cercana a esta historia de sacrificios en tiempos de guerra, es la bella canción “Madre” "de la autoría de Silvio Rodríguez, e incluido en el álbum Días y flores (1975). Fue escrita el Día de la Madre de 1972, con motivaciones que el propio trovador rememoró: “ese día, como buen hijo que soy, iba a casa de mi mamá Argelia, a almorzar y pasar el día con ella, pero se me ocurrió pasar antes a la oficina de Prensa Latina. Allí un amigo me enseñó los cables que acababan de llegar … del mundo y en estos decía que el imperialismo, en un esfuerzo desesperado por detener el aprovisionamiento de la República Democrática de Vietnam, había puesto minas en las desembocaduras de los ríos y los puertos, y que en las primeras 48 horas habían caído casi 200 muchachos de la juventud trabajadora Ho Chi Minh, jóvenes entre 13 y veintitantos años. Como era el día de las madres y yo estaba tan seguro y tan tranquilo allá en Cuba, y ellos estaban metidos en el agua, a veces estallando con las minas, pues me regresé a mi casa y les hice esta canción que se llama Madre”.

Para Silvio, aunque tuvo un tío que tocaba el bajo, el más importante estímulo, desde el punto de vista musical, fue su madre. "Me dormía con canciones de la trova, se bañaba con danzones, barría con boleros y cocinaba con sones.” Domínguez (1996), uno de los discos de su trilogía familiar, es un homenaje a la autora de sus días. En la portada aparece su foto, de cuando tenía 18, y cantó con el bardo uno de los temas, “El viento eres tú”. Al  respecto, compartió en una entrevista: “Nos sentimos muy bien durante la grabación. Ella ya conocía la canción de tanto cantársela y aunque no está muy acostumbrada a estos trajines, hicimos muy pocas tomas. A propósito, dejé un comentario de ella, una adivinanza de guajiros, al principio de la grabación, cuando le estoy explicando la distancia a la que debe de colocarse del micrófono”.

El ariguanabense juglar ha dicho que la guitarra es la madre de sus canciones, con ella y la poesía se han tejido las mejores composiciones a las madres. De nuestro tesoro musical, podemos mencionar “Por una Mujer”, de Beny Moré; "Amor de madre" de Joseíto Fernández, y "Canción a mi madre”, de la autoría de Leopoldo Ulloa e interpretación de Néstor del Castillo. También el "Canto a la abuela”, de Pablo Milanés, incluido en el álbum Cantos de amor y desamor (1997). “Hoy me recuerdo abuela, pequeñito, / Descubriendo tu voz y tu ternura/ Y aunque sólo en el hombre crea, admito, / Que tu canto creció con mi estatura”, son algunos de sus versos. Más reciente es la canción “Brotes de limón”, de Raúl Torres, la pista 6 de su CD Niñito historia.

Y claro, en esta selección no puede faltar “Madre” de Tony Ávila, uno de los temas de su disco Timbiriche (2013). Una canción cargada de metáforas y que emociona, genuina expresión del más sentido amor hacia una madre ausente. Con fino lirismo, Tony Ávila evoca a la mujer que le dio el ser, a la que extraña, pese acompañarlo. “Ya no duermo con el cuento, que de pequeño me hacías/ Pero tengo la poesía, como herencia de tus besos” y “Madre tengo esta guitarra, bautizada con tu nombre/ Madre casi soy un hombre, y todavía me haces falta”.

Si conmovedora es su canción, por igual su recreación visual a cargo del realizador Ian Padrón, quien contó que le pidió a Ávila dejarle hacer el clip de “Madre”. Sobre su filmación comentó: “Invitamos a varios amigos, la mayoría actores, pero no con el propósito de actuar, sino de expresar abiertamente los sentimientos que les despierta la canción. Incluso, participa el niño Daniel Lemuel. Todos recibieron la pieza musical una semana antes de la grabación. En el audiovisual por momentos la cantan y en otros reflexionan”. “Utilizamos la iluminación básica y una cámara fija, casi filmamos fotos. El director de fotografía, Alejandro Pérez, y yo vivimos instantes en que no podíamos grabar porque se nos rompía el alma al pensar en la pérdida de la madre y en quienes ya la han sufrido, como Tony. Le agradezco que confiara en mí y haya abierto su corazón ante las cámaras”- añadió el director del video.

La honestidad es la única condición para rendirle honor a una madre. Desde cualquier género puede brotar un homenaje musical a “mamá”, “mamita”, “mimi” o “mami”; pero su candor, su arrullo, su paciencia protectora parece armonizar más con ciertos tempos y estéticas. Tal vez, por ello la rapera Mala Rodríguez ha recurrido a la balada para su reciente sencillo “Mami”. Una canción lenta, diferente, con la que sorprende, pero no decepciona. Versos arropados por la fragilidad de una niña, acompañados solo por el piano, con los que rinde tributo a las madres trabajadoras. "Crecí con una madre que no estaba mucho en casa (...) Para mí tiene doble valor nuestro trabajo porque además de trabajar tenemos que soportar la culpa de no poder pasar más tiempo con nuestras familias. Lo que es cierto es que debemos perseguir nuestro sueño, sean cuales sean porque es la mejor manera de inspirar a quienes nos rodean"- comentó la andaluza. El videoclip, dirigido por Iker Iturria, se presenta completamente en blanco y negro. Coherente con la lírica descarnada y el claroscuro que escenifica la artista.

Son canciones para honrarlas, pero no solo ese día.