Si algo atrae a los participantes del XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes es que cada país tiene en esta cita su propia margarita, el símbolo que lo identifica. En uno de los pasillos del Main Media Center, desde la creatividad, el talento y la iniciativa nacional se pueden observar las diferentes muestras, e incluso interactuar con ellas.
Hay margaritas de diferentes colores, tamaños y diseños. Primero y con mayor porte está la de Rusia, país sede del Festival y donde nació este símbolo en 1957, como parte de 6.o Festival Mundial. Luego le sigue la de Cuba, Jamaica, República Checa... y así sucesivamente.
La nuestra, por su contenido, es un libro inmenso de historia pues en sus cinco pétalos tiene fotografías de lugares trascendentales del país: el monolito donde se encuentran los restos de Fidel, el monumento a José Martí de la Plaza de la Revolución de La Habana, el cuartel Moncada, hoy convertido en escuela; la escultura del Che en el complejo histórico de Santa Clara y el yate Granma, custodiado por pioneros en un desfile del pueblo cubano.
Todas las fotografías se integran a una bandera cubana en el centro, dónde resaltan además como tronco principal de la flor los símbolos y atributos nacionales. Toda la margarita está sostenida sobre un mapa de Cuba, el cual tiene en diferentes cubitos otros elementos identificativos de nuestra tierra.
Justamente, varios delegados de la Mayor de las Antillas acompañan cada jornada del evento progresista a nuestra margarita, para explicar a no poco curiosos su diseño y el significado de nuestras fotografías.
Cuentan que como parte de los preparativos de la 6.a edición del festival, que se celebró en Moscú, se convocó a artistas y diseñadores a un concurso para crear un símbolo que debía ser sencillo y expresara la idea del foro. Cientos fueron las propuestas y fue elegida la del pintor de carteles Konstantin Kuzguinov.
Por vez primera germinó la flor de cinco pétalos, uno por cada región del planeta, que representaría desde entonces la unión y amistad entre los jóvenes. Hasta 1989 —cuando el 13.o Festival celebrado en la República Popular Democrática de Corea— ese fue el logo de la cita. Luego cambiaría por una paloma, símbolo de paz.
Ahora regresa la margarita multicolor como continuidad de las tradiciones, de conexión de las generaciones, pero también con un toque diferente. Esta vez los píxeles de colores son un elemento trascendental del símbolo, como el signo del progreso tecnológico y de la comunión de la juventud del mundo en la época informativa.
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