A hablar de retos, motivaciones, resultados, y también de soluciones, junto a líderes de diversos proyectos comunitarios, llegó este jueves al corazón de la barriada de San Isidro, en el capitalino municipio de La Habana Vieja, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Queremos, a partir de sus vivencias —les confió— compartir cómo han realizado esos trabajos sociales; qué recomiendan; cómo creen que deben ser desarrollados estos proyectos; y cualquier otra sugerencia o aporte que quieran dar.
Hecha la convocatoria no fue necesario decir más, y entre el centenar de participante comenzaron a alzarse las manos. Por más de tres horas la Sala Polivalente “Jesús Montané Oropesa” sirvió de escenario para las valiosas anécdotas; la denuncia de trabas que en algunos lugares todavía persisten para encauzar estos proyectos; las soluciones que nacen ante problemas cotidianos de un barrio...
Eran representantes de instituciones religiosas y proyectos barriales; personas que han promovido proyectos culturales y deportivos comunitarios; trabajadores sociales; así como jóvenes, que también han estado involucrados en el trabajo social. Muchos de ellos han desarrollado durante varios años, en diferentes lugares de la capital, valiosos proyectos comunitarios nacidos de sus propias iniciativas y la comprensión de los problemas de los barrios.
Justamente de ese verdadero entendimiento del entorno en las comunidades, nace una esencia compartida por los presentes: la importancia de potenciar en la base los proyectos locales. Porque es ahí —se coincidió— donde surgen los líderes naturales del pueblo, que tanto pueden hacer en su beneficio, a partir de una transformación real e integral del barrio.
Este encuentro nos patentiza la integralidad con que se están mirando las problemáticas que tenemos, dijo Iván Barreto Gelles, director de la Empresa de Informática y Medios Audiovisuales (Cinesoft), sumado desde hace un par de años al proyecto comunitario Parque Tecnológico Finca los Monos, del municipio Cerro.
Recordó entonces cómo días atrás se supo del encuentro del Presidente de la República con un grupo de economistas para “dar una mirada” a los macroprogramas y macroproyectos que tenemos como país. Hoy —reconoció– estamos mirando el tema del trabajo comunitario como la fórmula para, desde abajo, resolver los problemas puntuales que tenemos.
Estamos en un mejor momento, hoy los municipios disponen de una Estrategia de desarrollo que es la fuente donde están los problemas a atender de manera puntual. Qué necesita el barrio que nosotros organicemos en la comunidad en un proceso de desarrollo local, se preguntó.
Por eso su insistencia en seguir trabajando en la calidad de las estrategias de desarrollo local, sobre todo identificando los temas sociales, los temas humanos. “Es verdad que las estrategias dan una visión muy clara de problemas sociales como el agua y la vivienda, que son vitales; pero también hay que identificar cuáles son las necesidades espirituales, del corazón que tiene la gente ahí. Los que sabemos hacer eso, hagamos eso; y los que saben construir casas, que construyan casas”.
En el afán de hacer, y de hacer cada vez más en beneficio del barrio, durante el encuentro se reflexionó sobre diversas cuestiones que inciden en el desarrollo de los proyectos como la demora para aprobarlos; las dificultades que en ocasiones presentan para concretar importaciones; el poco uso que se hace de investigaciones muy útiles que ha realizado la Universidad; y el tan llevado y traído asunto del encadenamiento productivo.
Sobre este último tema, Manuel Báez, representante del Proyecto de Desarrollo Local Paseo Marítimo de 3ra y 70, aseguró que todavía es necesario buscar más soluciones para el encadenamiento productivo; soluciones que tienen que nacer, en primer lugar, en el municipio.
Destacó la incorporación de unos 200 trabajadores, el 90% de los cuales son jóvenes; muchos de ellos, incluso, con anterioridad estaban desvinculados del trabajo. Son maneras en las que también aportan proyectos como este, en el cual se dio participación además a los trabajadores por cuenta propia.
De vitales fueron considerados “el arte y la cultura”, que tienen ante todo un fin transformador. Ahí, en la comunidad, reflexionó Lesmes de la Rosa González, director de la Academia de San Alejandro, el impacto es siempre importante.
Es cierto que no vamos a resolver todos los problemas —reconoció— pero algunos podremos ayudar a trabajarlos desde el arte, y ejemplificó con el proyecto “El Arsenal”, que lidera y pertenece a la Oficina del Historiador, vinculado a la Academia de Arte San Alejandro e instituciones culturales y sociales. Dicho proyecto está basado en una plataforma cultural de nuevo tipo, con espacio para la creación y apreciación artísticas, así como la exposición de arte.
En el encuentro —donde también estaban presentes los miembros del Buró Político, Manuel Marrero Cruz y Roberto Morales Ojeda, Primer Ministro y Secretario de Organización y Política de Cuadros del Comité Central, respectivamente—, se conoció sobre el avance de otros proyectos como La Botica de la Abuela, dedicado a la investigación, procesamiento y comercialización de plantas medicinales; y Muraleando, que se realiza en la comunidad con materiales reciclados de manera rústica.
Asimismo, compartieron sus experiencias líderes de los proyectos Con Cuba, donde se trabaja en la producción de materiales de la construcción y elementos de decoración de las viviendas; Velocuba, un proyecto de mujeres formadas como mecánicas de bicicletas para promover el uso de este medio como una alternativa de transporte en el centro histórico; A+Espacios adolescentes, para la formación a partir de talleres de ciclo corto; y la Facilitación al pago de la contribución a la OFA, un proyecto automatizado donde se vinculan el banco, el contribuyente y la Oficina del Historiador para facilitar los pagos a las diferentes formas de gestión.
Útiles y diversos proyectos se consolidan en las comunidades habaneras, que ahora tienen en ellas, además, el apoyo de representantes de diferentes organismos de la Administración Central del Estado para sumar manos al embellecimiento y rescate de los barrios. A ellos se unen los jóvenes, que al decir de Arianna Díaz, secretaria del Comité de la Unión de Jóvenes Comunistas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), tienen el reto constante de buscar soluciones a los problemas de las familias.
Acerca de esa práctica que ha revolucionado durante las últimas jornadas muchos barrios habaneros, el gobernador Reinaldo García Zapata, detalló que el concepto no es intervenir las comunidades y hacer lo que quieran quienes llegan a ellas; el concepto es ayudar en lo que la población necesite, desde su propia participación.
Esta es una experiencia —valoró el primer Secretario del Comité Provincial del Partido, Luis Antonio Torres Iríbar— que ha sido recibida con agrado en los barrios. No solo puede ser útil en otras provincias del país, sino que para el futuro es una expresión de unidad en tiempos difíciles.
EN LA COMUNIDAD TODOS APORTAN, TODOS CUENTAN
Agradecido por el aportador encuentro, el Presidente de la República consideró que este es también un “modo de aprender”, que permite proyectar mejor y perfeccionar las políticas públicas que tienen que favorecer el trabajo comunitario y la atención a los sectores más vulnerables de nuestra población.
Como concepto esencial para el desempeño en las comunidades enfatizó en que a ellas no se puede llegar como si fuéramos a intervenirla. “A la comunidad hay que llegar con una expresión de respeto”, insistió.
Nosotros vamos a apoyar a la comunidad, pero partiendo de diagnósticos donde es la comunidad quien tiene que participar dándonos los elementos, dijo. De ahí la idea defendida por el Jefe de Estado de ayudar a concebir estrategias de desarrollo integrales en las comunidades, teniendo en cuenta sus aspiraciones, motivaciones y potencialidades; al igual que las incomprensiones e insatisfacciones que en ella subsisten.
Todo lo que hagamos —dijo— tiene que ser en función de elevar la calidad de vida de esas comunidades, de generar empleo, para que el empleo y el trabajo se conviertan en el principal sustento de los pobladores, de la familia, y que todo eso combinado, implique desarrollo.
Ideas muy interesantes nos ha aportado este encuentro, reconoció. Sobre todo, dijo, se ratifica que en el trabajo comunitario hay muchos valores compartidos, y dentro de ellos están el del altruismo, la entrega y el esfuerzo propio, porque la mayoría de estos proyectos han surgido por la motivación, el compromiso, el desvelo, la sensibilidad y la entrega de quienes los han liderado, que han sido capaces, además, de convocar, de estructurar, y de hacer participar a los demás.
Especial énfasis hizo en la necesidad de buscar respuesta en la investigación científica a la solución de los problemas, porque ese es un camino que tenemos que potenciar; de ser capaces de vincular la cultura cubana, la identidad cubana con la comunidad y con la cultura universal; y aprovechar el talento que existe en las comunidades, donde tenemos profesionales, fuerza de trabajo calificada, personas inteligentes, creativas, dispuestas y originales.
Todo ese talento hay que saberlo potenciar, hay que saberlo aprovechar, y los proyectos de desarrollo local y de trabajo comunitario tienen que ser totalmente inclusivos, tienen que permitir y atraer la participación de todos, subrayó.
“Tenemos que trabajar con los problemas económicos, con los problemas sociales, pero con los problemas también de los sentimientos, espirituales y de los valores de las personas”, subrayó.
En sus palabras quedó el llamado a instrumentar los conceptos de economía circular y reciclaje; a crear y fomentar los espacios para que se forjen relaciones de encadenamiento, trabajo y complementariedad entre las instituciones del sector estatal y del no estatal; a eliminar trabas y burocracia; y acudir mucho a la originalidad y a la creatividad, elementos distintivos del trabajo en una comunidad.
Con la promesa de que encuentros como este se sistematizarán en lo adelante se despidió el mandatario cubano. Y para poner corazón a nuestros barrios y comunidades, inmediatamente después salió a caminar las calles de San Isidro.
“¡Mira mami, el Presidente!”, se escuchó decir a una pequeña desde un balcón, mientras Díaz-Canel saludaba a quienes encontraba en su camino hacia la escuela primaria “Fabricio Ojeda”. Allí se interesó por conocer cómo se han preparado para el momento en que se pueda retomar el curso escolar en La Habana.
Entre hombres que batían mezcla, levantaban muros y reavivaban el entorno, fue el trayecto hacia el gimnasio de boxeo “Rafael Trejo”. Ante la sorpresa de saberse observados por el Presidente cubano, uno de ellos comentó a otro que aún no levantaba la vista: “¡Ahí está Díaz-Canel! ¿No lo ves?”.
Luego el Jefe de Estado llegó hasta la ciudadela ubicada en la calle Cuba, No.824. Las reparaciones que allí se realizan beneficiarán a seis familias, que se suman a unas 180, aproximadamente, que viven en las 13 restantes cuarterías en que se realizan acciones constructivas en el Consejo Popular.
Tras visitar el Centro de Programación e Investigación Audiovisual “Tomás Gutiérrez Alea”, acompañado por las máximas autoridades de la provincia, el mandatario llegó al Centro Literario “Leonor Pérez”, donde hizo preguntas a los niños acerca de las actividades que se realizan en la institución.
“¿Les gusta venir aquí?” “¿Qué hacen cuando vienen?”, quiso saber. Jugar, bailar, leer, cantar, fueron algunas de las respuestas que le dieron los niños.
“Un beso a todos, y nos vamos, para que los dejen ver la televisión”, les dijo. Y entre risas, la sana y honesta risa que siempre tienen nuestros niños, se despidió el Presidente de la comunidad, allí donde también los hombres fundan y aman.
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