La noticia sorprendió a todos. Este lunes la semana comenzaba con un golpe que llenó de dolor a miles de cubanos y de hombres de bien de todo el mundo. Había fallecido a la edad de 78 años el intelectual revolucionario y hombre de la cultura Fernando Martínez Heredia.
A Fernando era fácil verlo en las Ferias del Libro, las que le encantaban, pues era un acercamiento natural con el pueblo. Así pude tener la posibilidad de entrevistarlo durante la Feria del año 2011, que le fuera dedicada a él y a Jaime Sarusky.
Conservo una excelente impresión. Iba acompañado de su esposa y tenía cierto retraso para dar una conferencia en su calidad de invitado de honor. Por eso, solo le solicité dos minutos de su tiempo para un par de preguntas: “Dos minutos”, accedió sonriente.
A sabiendas de sus vínculos afectivos con la ciudad de Santa Clara, dirigí hacia allí mi primera interrogante: “Amo a Santa Clara. No la olvido nunca y me agrada sobremanera regresar a ella. Aquí conocí el amor por los libros, y en esa biblioteca pública Martí me adentré en la aventura fascinante de la lectura. También acá supe por vez primera lo que era amar a una mujer, ese primer amor que nunca se olvida. Y muy importante, también en Santa Clara me inicié en la lides políticas, conocí la realidad del país bajo la dictadura de Batista y tomé partido al lado de los humildes, de los míos”.
La siguiente pregunta fue acerca de las Ferias y la lectura: “Son un espectáculo cultural de suma importancia. Y en Santa Clara la disfruto mucho más, todo queda más cerca, las presentaciones son más cálidas y el público muy educado. Desde esta ciudad la Feria del Libro se ve diferente, tiene una magia especial.”
Ambos cumplimos el plazo de los dos minutos. Y con su paso lento característico y una sonrisa bonachona entró al cine “Camilo Cienfuegos” a cumplir disciplinadamente su encomienda ferial.
La segunda oportunidad de entrevistarlo, lamentablemente, resultó fallida. No por Fernando, que gustoso accedió, sino por la mala pasada que me dio la técnica: la grabadora no dejó constancia de lo dicho por este destacado intelectual. En otras palabras, no grabó nada.
Sucedió en el Memorial que contiene los restos del Guerrillero de América Ernesto Che Guevara. Y Martínez Heredia me respondió con la profundidad de pensamiento característicos la interrogante acerca del papel del intelectual revolucionario y la trascendencia del pensamiento del Che Guevara.
Resultó uno de esos momentos en que el periodista quiere se lo trague la tierra, pues, no me atreví, y hubiera sido un sacrilegio, reproducir de memoria tanta vastedad de cultura y originalidad de pensamiento vertidos por Fernando en esa frustrada entrevista.
Del mal rato, solo quedó eso, y el recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Y que ahora, ante su inevitable pérdida física, la fotógrafa Carolina Vilches, que sí logró cumplir su encargo y dejar evidencia fotográfica de Fernando en la Plaza del Che, me llamó apenas hace unos minutos para recordar lo sucedido e incitarme a escribir esta estampa.
Realmente con Fernando Martínez Heredia se pierde uno de los intelectuales más lúcidos y comprometidos con la Revolución Cubana y la emancipación Latinoamericana. Un pensador de raigal raíz marxista, martiana y fidelista.
Hoy el sitio web Cubadebate publicó el último trabajo que le publicaran a Fernando. Fue en marzo de este año, en México. Allí Martínez Heredia disertó sobre los Orígenes y vigencia del pensamiento de Fidel Castro.
Resultó una clase magistral y un modelo de cómo darle continuidad al pensamiento fidelista, tal y como pedía el peruano José Carlos Mariátegui en su momento, no como calco mecánico, ni imitación, pues, y cito a Martínez Heredia: “No imitando simplemente a Fidel, que nunca imitó a nadie, sino traduciéndolo a nuestras necesidades, situaciones y acciones.”
También allí determinó 13 aspectos esenciales del legado de Fidel Castro y los fue enumerando y argumentando.
Finalmente, dio el más valioso de los consejos: “Quisiera, sin embargo, reclamar que no nos quedemos solamente con el legado de su pensamiento, ni con la impresionante suma de su actuación pública. No olvidemos nunca al ser humano altruista que no aceptó gozar de triunfos personales y lo compartió todo con su pueblo y con los pueblos, al individuo preocupado por cada persona con la que hablaba o le planteaba un problema, por los compañeros que colaboraban directamente con él, sin guiarse por los cargos ni los niveles de cada uno.”
Mientras en el 2007, al discurrir sobre el papel del intelectual en una Revolución Socialista y su compromiso escribió: “En cuanto a sus funciones sociales, la labor intelectual suele estar inscrita en el servicio a la hegemonía de los que dominan, aunque también puede ser de resistencia a ella. En un régimen socialista la dominación tiene que ser cualitativamente diferente a la ejercida por el capitalismo, porque ella debe ser un camino de liberación. Por ello, la función social de los intelectuales debe sufrir profundísimas transformaciones.
Y dejó delimitada, en lo personal, su posición de hombre comprometido, pero no sumiso y mucho menos lacayo: “A mí no me gusta el reclamo abstracto de libertades, y tampoco me gusta que los políticos reclamen obediencia. Aunque ambos reclamos tengan razón aparente, con ninguno de los dos se llega a ninguna parte. Solo revolucionando la comprensión de ambos campos podremos avanzar.”
Al final de esa excelente disertación Martínez Heredia asumió la postura más radical posible. La misma de Martí, de Fidel, de Raúl: “Este enero de 2007 me recuerda a Jano, el rey que tenía dos cabezas, para mirar hacia el pasado y hacia el futuro. Pero prefiero a Eleggua, el que muestra los caminos. Está más cerca del largo camino de rebeldías de mi pueblo, que es la razón por la que podemos hoy sostener esta entrevista."
Así era Fernando Martínez Heredia. Así es Fernando Martínez Heredia. Se marchó físicamente, pero nos queda su legado de intelectual honesto y lúcido. Ese revolucionario radical que libró lanzas a favor de los pobres y desheredados de esta tierra. El hombre sabio y bueno que fuera, que es.
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