“Yo estaba estudiando biología en la Universidad de Puerto Rico, había culminado el primer semestre de mi quinto año, faltaba muy poco para graduarme…”.
Pero la administración universitaria decidió imponerle el joven Alberto Luis Rodríguez Rivera y a sus compañeros una cuota de 800 dólares el semestre. La medida dio al traste con otras demandas del estudiantado y desató, en abril de ese año, una connotada huelga. Pocos días después de aquellos sucesos, Alberto recibió la noticia de que había sido suspendida su matrícula en la Universidad de Puerto Rico.
“En ese momento solicité la beca para estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina”. Es un joven de mirada inquieta, pero aspecto sosegado. Cuando habla de su Isla se le va el alma por los ojos, y cuando le preguntas por esta otra, el ala que le abrigó los sueños, entonces es inagotable.
“Hay que señalar lo que significa la Revolución cubana en el sentido de lo que brinda a los demás pueblos del mundo. Lo primero, su ejemplo. ¿Cómo un pueblo bajo ataque ha decido tener un proyecto… que es perfeccionable, pero que ha sido el proyecto de los cubanos? Se pregunta, me preguntó, intento responderle y vuelve a la carga:
“Por otro lado, cuando se necesitó un combatiente en Angola, ustedes enviaron combatientes y ahora que el mundo necesita médicos, no solo envían los propios sino que forma personal de salud de otros países, ayudan a la humanidad. ¡Yo he podido hacer en Cuba lo que se me negó en mi país”.
Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frías, durante la primera graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), efectuada en el teatro Karl Marx, el 20 de agosto de 2005. (Omara García / ACN)
Este verano más de un puertorriqueño regresa a su tierra natal convertido en médico o enfermero. Pero también a la República del Congo, Argentina, México y otros países hasta donde extendió su abrazo la academia cubana, en busca de nuevos profesionales que aportarle a las comunidades más pobres del planeta. Así lo expresó a esta revista Marco Paulo Miguereta, el estudiante de Tanzania considerado como más integral en la reciente promoción de la ELAM en Villa Clara.
“Lo más importante es la atención primaria, porque de donde yo vengo hay muchas enfermedades y la gente no sabe mucho de medicina. Entonces lo que he aprendido aquí va a ser muy útil para enseñar a las personas, primero a prevenir las enfermedades: la gente necesita educación sanitaria a través de la promoción y eso lo haré como médico tal cual lo aprendí aquí, en los lugares más recónditos”.
La medicina familiar es un concepto que impacta en los extranjeros con beca para estudios de medicina en la Isla. Los miles de consultorios del médico y enfermeros de la familia dispersos por todo el país constituyen una experiencia que estos jóvenes llevan en sus corazones una vez que deciden cruzar el mar en el regreso definitivo a casa.
“Siempre con esa visión de construir algo nuevo de lo que hay hoy en el mundo”. Nos alerta Alberto Luis, quien regresará a Cabo Rojo, su pueblo natal “ (…) a entregar lo que he podido aprender de los cubanos; porque en un sitio donde se ha comercializado la salud como ha sucedido en Puerto Rico, hace falta una visión integral de la medicina”.
Antes de partir nos ofreció sus impresiones otro hijo de Borinquén, Ramón David Rodríguez nos comentó: “A mi Cuba me salvó la vida porque en mi país las cosas están tan malas, que incluso antes de venir aquí me mataron a mi mejor amiga, así que significa mucho más el haberme graduado como médico acá”.
LA OTRA MEJILLA…
Sin embargo, mientras estos testimonios defienden el derecho de Cuba a tener un lugar en la historia de la solidaridad mundial, su aporte para el sueño de una Latinoamérica cada vez más unida; los propios cubanos son rechazados en las academias de Europa.
En defensa del genocida bloqueo económico a la patria de Martí, La Universidad Abierta (Open University) prohíbe el ingreso de estudiantes cubanos a sus aulas. Sin embargo, diversos grupos de amigos levantan su voz en contra de este servilismo a las leyes del Departamento del Tesoro de los EE.UU. Y es que la gran obra humana trasciende al pueblo y ante situaciones así, este a su vez, solo ofrece una y otra vez su corazón a los pobres del mundo.
“Es una revolución que se ha dado solo a 90 millas de la potencia capitalista más grande del planeta, pero ha sido también una fuente de esperanza para los y las que luchamos por un mundo mejor, diferente, alternativo”. Afirma el joven galeno miembro del Comité Organizador de la Huelga de aquel abril en la Universidad de Puerto Rico. Portador de una causa independista que busca la autonomía de su patria e integrante de la delegación que marchó a Washington en jornada preliminar contra el embargo financiero.
Para Alberto Luiz la estancia en Cuba significó también la convivencia con un pueblo al que admira, el concierto de The Rolling Stones, y tanto mejor, el último de Silvio Rodríguez por los barrios del centro. Vivió aquí la visita del presidente Barack Obama, la liberación de Oscar López Rivera, la muerte física de Fidel Castro y tantas otras esencias que ya no le dejarán ser el mismo joven.
Tampoco será esto posible para la argentina Ayelen Toscano, a quien en estos últimos años la sorprendieron además de sus titulación, la solidaridad hacia su patria en el acontecer político de los últimos tiempos y, por si fuera poco, el amor nutricio de un cubano.
“Nosotros acá nos educamos como becados sin pagar un centavo, por una iniciativa del Comandante que en aquel momento decidió que duraría por 10 años y se ha extendido muchos más. A pesar de la escases, del bloqueo, de muchas cosas, nosotros nos enorgullecemos de habernos recibido en su país”.
Igual de reconfortado se siente Pável O´Broncos, “me gustaría ser médico rural porque en mi país a veces solo van médicos dos o tres veces por semana a atender zonas rurales muy extensas”, reveló el uruguayo.
—Cuba enseña bastante sobre atención primaria de salud, por lo que me han contado tus compañeros los prepara para enfrentar esa tarea de llevar servicios de salud a zonas apartadas…
—Cuba tiene esa fortaleza de enseñar de todo, contesta Pavel y alza un poco más la mirada. Suspira, debajo de la indumentaria sus pulmones como que descansan. Lleva las manos enfundadas en la bata blanca, el estetoscopio alrededor del cuello, dos bolígrafos sobresalen el bolsillito derecho y un recetario en el izquierdo.
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