Cuando el agua escasea (+Infografía)

La intensa y extensa sequía que sufre desde hace tres años nuestro país  ha llegado este 2017 a alcanzar una situación alarmante que involucra el descenso sostenido e, incluso, la depresión total de algunos de sus principales embalses.

Tal es el caso de la presa Zaza —nuestra segunda mayor cuenca hidrográfica— que a finales de mayo y a pesar de los aguaceros reportados durante esos días, las restricciones impuestas a los usuarios y la vigilancia minuto a minuto de las autoridades, apenas llegó a acumular 110,6 millones de metros cúbicos de agua, equivalentes al 11 por ciento de su capacidad de diseño.

La información, ofrecida por el sitio digital Cubadebate, alerta también que este acumulado representa el nivel más bajo alcanzado en los últimos 30 años por la obra con capacidad para acumular 1 020 millones de metros cúbicos y un espejo que supera los 100 kilómetros cuadrados.

Con anterioridad la Zaza, que comprende territorios de las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus, se había achicado hasta 99,6 millones metros cúbicos (1976) y 110,644 millones (1987) —índice similar al de estos días—, mientras en el 2010 y el 2015 descendió hasta el orden de los 130 millones.

CUANDO LA SEQUÍA SUENA

Lamentablemente, este no es un caso aislado ya que, según informó a la prensa Yosmary Gil Leal, directora de obras hidráulicas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), desde julio de 2014 comenzó en el país un proceso de incremento gradual de las zonas con déficits de precipitación; y de disminución del almacenamiento en comparación con promedios históricos.

Desde entonces la situación fue agudizándose, llegando a su peor realidad en el llenado de los embalses en julio de 2015: 35 por ciento de llenado de la capacidad total del país y 61 por ciento de la media histórica.
Ese mismo año, pero en septiembre, 114 municipios se reportaron con sequía meteorológica y 149 con sequía hidrológica. Y en octubre se alcanzó la mayor cantidad de afectaciones: 326 fuentes de abasto y 1 283 354 personas.

Para suerte de quienes habitamos en el territorio nacional, la situación mejoró un poco con la ocurrencia, este abril, de varias precipitaciones que aportaron 108,8 milímetros (151 por ciento de la media histórica: 171,4 milímetros) .
Durante este cuarto mes del año se logró acumular 104.6 milímetros de lluvia en el Occidente (156 por ciento de la media histórica), 77.5 milímetros en el Centro (118 por ciento de la media histórica) y 148.5 milímetro en el Oriente (177 por ciento de la media histórica).

Pero, según la directiva, ni esta cifra, ni el 48 por ciento de precipitaciones alcanzado hasta la primera quincena de mayo logran mitigar los efectos de tres años de intensa y extensa sequía:
“Actualmente existen 10 provincias con llenados por debajo del 50 por ciento de su capacidad y tres por debajo del 25 por ciento: Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, siendo las dos primeras las más críticas en cuanto a la capacidad de llenado. Igualmente, 106 municipios presentan acumulados inferiores al 50 por ciento de la media y 44 municipios con acumulados inferiores al 25 por ciento de la media”.

Sobre los embalses, explicó que se encuentran al 38 por ciento de su capacidad con un acumulado nacional de 3 429 millones de metros cúbicos. Y de los acuíferos que: “de los 100 que controlamos hay 11 que se encuentran en estado crítico por debajo de los niveles mínimos de explotación”.

Ante esta situación, comentó, en el período 2015-2016 se actualizaron los recursos hídricos y aprovechables, se instalaron sistemas de riego eficientes en un 85 por ciento de las cuencas que se encuentran en estado crítico y desfavorable, y se recuperaron 25.6 millones de metros cúbicos de capacidad de almacenaje a partir de la rehabilitación de cinco embalses.

Hasta el quinto mes del año —destacó— se han realizado numerosas inversiones en función de mitigar el impacto de la sequía: se están implementando novedosos sistemas para lograr operar el agua hasta los lugares donde se encuentran las fuentes deprimidas, buscando nuevas fuentes de abasto, instalando plantas desalinizadoras, y potenciando el reúso del agua en el turismo, entre otros.