Cada 10 de diciembre, el mundo celebra el Día de los Derechos Humanos, una fecha que conmemora la adopción de su declaración universal en 1948. Sin embargo, sería ingenuo pensar que esta jornada garantiza una reflexión global y profunda, o que todos los individuos los hacen valer durante al menos 24 horas.
Lo anterior sería lo ideal, un pensamiento al que le negamos la clasificación de utopía. Ojalá y las fechas sirvieran para algo más y no pasaran desapercibidas entre rutinas y preocupaciones personales. ¿Qué ocurriría si se representaran al pie de la letra?
Quizás se lograría integrar una verdadera cultura de respeto y conciencia, generando una hermandad gigante, donde nadie se quedaría detrás, o al menos lográramos un acuerdo en el modo de combatir las violaciones. Pero, en pleno siglo XXI, ocurren infracciones sin cesar que constituyen un obstáculo significativo, incluso en esta fecha simbólica.
Es crucial reconocer que la protección y promoción de los derechos es un trabajo diario e indispensable. Ya que, la verdadera transformación requiere un compromiso constante y sostenido por parte de gobiernos, organizaciones y ciudadanos.
“Derechos humanos 365” en 2014, “Defiende hoy los derechos de los demás” en 2016 y Nuestros derechos, nuestro futuro ¡Ya! en 2024, mensajes positivos que buscan llamar de cierta forma a la acción, pero que en realidad vemos que pasan de largo a las personas que pueden generar un cambio real, dado que todos somos conscientes del exterminio que se está produciendo en Gaza. Un ejemplo palpable de que los derechos pueden ser ignorados. Es evidente que necesitamos ir más allá del diálogo y la reflexión.
Campaña para informar sobre las garantías para el cumplimiento de los derechos Humanos en Cuba (Tesis de Dianeyis Balberán Ulloa y Roxana Díaz Gutiérrez / Isdi) (Fotos: My Reguera Studio)
El mundo sigue trabajando para garantizar que los derechos sean más que un concepto parcial y selectivo, una realidad integral para todos los ciudadanos. Grandes organizaciones destinan presupuesto y recursos al enfrentamiento, para alcanzar al menos la tranquilidad de las personas, y, aunque una sociedad nunca será perfecta, seguir el ejemplo de constituciones como la de nuestro país, puede marcar un sendero que seguir.
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