Sentir tristeza es normal pues la vida está llena de eventos dolorosos. La pérdida de seres queridos, divorcios, catástrofes, dificultades económicas y enfermedades pueden ser desencadenantes de estados de ánimo negativos.
No obstante, cuando la tristeza se prolonga en el tiempo puede resultar en una depresión. Esto va a depender de factores biológicos (ej. la predisposición genética), sociales (ej. redes apoyo y normas culturales para la expresión de malestar), y psicológicos (ej. capacidad de afrontamiento).
Rue Bennett , la protagonista de Euphoria, una serie estadounidense de estreno, hace una descripción precisa de las ideas de una persona que transita por este estado: “El pensamiento de tener que levantarme y forzar 172 músculos cada paso durante 35 pies solo para que pueda sentarme sobre porcelana fría y orinar toxinas una y otra vez por el resto de mi vida, hace parecer el concepto de vivir como un chiste largo y sádico. Pero, la peor parte de la depresión es que, aunque sepas que estás deprimido, no puedes evitar que empeore”.
LA DEPRESIÓN ES UN TRASTONO CON SÍNTOMAS RECONOCIBLES
Una persona deprimida se siente desesperanzada; sin energías o fatigada; pierde el interés por casi todas las actividades, incluso las más comunes; y muchas veces declara tener una sensación de vacío.
Otros síntomas que lo acompañan son la pérdida o aumento de peso y de sueño, agitación o gran lentitud, sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva, disminución de la capacidad para concentrarse y los pensamientos recurrentes relacionados a la muerte. Estos síntomas se prolongan durante la mayor parte del día y están presentes más días que los que están ausentes.
Aunque estas reacciones son comunes ante la ocurrencia de un hecho doloroso, también se debería valorar que estemos en presencia de un episodio de depresión. Tenga claro que esta decisión requiere la opinión de un profesional.
Del mismo modo en el que a veces nos duele la garganta, pensamos “es una infección” y tomamos antibióticos sin saber realmente cuál es nuestra enfermedad, a veces nos sentimos tristes o estresados y decidimos “es una depresión”, incluso puede que tomemos pastillas para sentirnos mejor. Nótese que en ambos casos, estamos en presencia de comportamientos riesgosos para la salud.
Por otra parte, también sucede lo contrario. A veces transitamos por etapas difíciles y no le damos importancia.
HAY PERSONAS DEPRIMIDAS QUE NO SON CAPACES DE RECONOCERLO
Existe la llamada “depresión sonriente”. Las personas que la padecen a menudo lo demuestran con una posición pesimista ante el futuro. Aseguran que son “realistas”, que las catástrofes, los problemas y la muerte son inevitables. Y tienen razón, sin embargo, Hathaway y McKinley insisten en que la mayor parte de las personas no muestran un interés tan profundo en los aspectos negativos de la vida. Estas personas pueden caracterizarse además por falta de confianza en sí mismos, tendencia a la preocupación, carencia de intereses o introversión.
Ellos son más difíciles de tratar puesto que no reconocen su problema y por consecuencia, se niegan a recibir tratamiento. No obstante, lo necesitan.
Si usted atraviesa por un episodio semejante o conoce a alguien cercano que lo haga, le aconsejo que consulte a un profesional. Es normal pedir ayuda, es bueno. Incluso si solo está triste y no deprimido, un profesional puede ayudarlo a reestructurar su vivencia negativa y a elaborarla de modo que no queden secuelas. Esto podría evitar que se convirtiera en una depresión.
Es mejor prevenir. La depresión puede resultar en consecuencias más graves como los intentos de suicidio o el suicidio consumado. Pida ayuda a tiempo.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.