Conversar con el profesor Israel Ordenel Heredia Rojas, quien ha dedicado 56 años de su fructífera carrera profesoral a investigar y ahondar en el pensamiento martiano, es acercarnos a José Martí de la mano de un sabio.
En la sala de su casa en Santa Clara, y de manera exclusiva para Cubahora, el destacado investigador villaclareño, presidente de honor de la Sociedad Cultural José Martí en Villa Clara, y su fundador y presidente durante 16 años, nos revela a un Martí, quizás hoy más necesitado de ser conocido que nunca antes.
Dos preguntas, sintetizan el ameno diálogo de más de dos horas con Ordenel: Profesor, ¿Cómo los cubanos de hoy podemos adentrarnos en el pensamiento martiano, cuando para muchos, su escritura es difícil de entender? Y ¿Qué aconseja usted a las nuevas generaciones ante tal colosal obra escrita?
“Hoy José Martí nos parece difícil de comprender, pero en realidad el contenido de sus escritos resulta tan claro como clara o diáfana fue propia su existencia. Por supuesto, se requiere de ciertos hábitos de lectura y de un contacto sistemático a su ideario y a la forma de expresarlo. Su escritura reúne la doctrina revolucionaria y saberes de total universalidad y actualidad.
“Su lenguaje, en tanto es vehículo de pensamiento y expresión de la identidad del pueblo, siempre tuvo por prioridad la función comunicativa, debido a que su finalidad primordial era ser comprendido, como realmente lo fue en su tiempo, por la mayoría de las personas. Entonces, ¿cómo en la actualidad podemos ser ajenos a su patrimonio ideológico o no seamos el receptor que su comunicación demanda?
“Para llegar con su verbo y sus escritos a quienes lo escuchaban y leían, el Apóstol de la independencia de Cuba hizo uso de sus facultades creadoras, utilizó todo tipo de recursos para lograr la transparencia de sus ideas, la comprensión absoluta de sus enfoques políticos y culturales.
“Sin embargo, cada uno de sus textos resulta único. Sobresale su invención léxica, su ajuste entre el pensamiento y el lenguaje. Cuando no encontró el término exacto se dio a la tarea de inventarlo. Su metaforización es compleja, más no imposible de interpretar. Lo mismo podemos decir de sus imágenes y de su sistema de símbolos.
”A través de la simbología, él logra la representación de la naturaleza humana, conoce y revela el carácter de sus contemporáneos, el comportamiento social en general y establece distinciones ético-morales entre aquellos que encarnan la virtud, el altruismo, la nobleza de espíritu y los que son como bien dice “todo garra y todo diente”.
“Martí se interesó del mismo modo por la naturaleza y por la sociedad y estuvo atento a los adelantos científicos, tecnológicos de su tiempo y a las expresiones de las diversas manifestaciones artísticas nacionales y universales. Puede decirse que nada le fue ajeno. De ahí su visión abarcadora de la realidad y de su época. Hizo además verdaderos retratos de los hombres y dio en todos sus detalles lo característico de la sociedad en que le tocó vivir.
“En su escritura resulta frecuente la trasgresión genérica, o sea, el desplazamiento en un mismo texto de un género a otro. Por ejemplo, una página determinada pudiera ser un artículo de prensa y al mismo tiempo un gran ensayo; o un ensayo pudiera alcanzar el lirismo de una página poética. En algunas prosas Martí era capaz de lograr efectos dramáticos como si se tratara de una obra de teatro. Además, un mismo asunto lo podía trabajar tanto en verso como en prosa. Esa es otra de las peculiaridades del estilo martiano. Veló por la pureza en el uso lenguaje, evitó adulterar su idioma con vocablos de otras lenguas. En el gran caudal que constituye su escritura no hay empleo frecuente de extranjerismos, solo los necesarios. Cuidó siempre el idioma español como legado cultural identitario de su patria y de los pueblos hermanos de Hispanoamérica.
“Su escritura estuvo libre de prejuicios, buscó siempre la objetividad en el análisis, la verdad de los hechos y, por consiguiente, todos los procedimientos literarios empleados obedecían a tales propósitos, librándose así de una actitud de pura complacencia estética”.
Para el profesor Ordenel Heredia resulta importante en este acercamiento a la obra del más universal de los cubanos, como lo calificara Fidel Castro, valorar la simbología que empleó Martí, mediante la cual logra abarcar las más diversas esferas de la realidad.
Al respecto, afirma: “Casi todos los símbolos martianos tienen equivalencias en el terreno ético, dan diferentes matices de la conducta humana, al utilizar términos y elementos caracterizadores, en buena medida contrapuestos, reveladores de esos comportamientos.
”Hubo símbolos de la naturaleza como el quetzal, esa ave de brillantes colores que muere cuando cae cautiva, para convertirlo en alegoría de la libertad ; o el caballo árabe, brioso que corre libremente con sus crines al viento; el mar sugiere lo abismal, lo insondable en oposición al sol, que es luminosidad y vida. También los metales, se convierten para Martí en símbolos de contraría contraria connotación, el oro puede encarnar las mejores cualidades en un ser humano y, por el contrario, también representar de la avaricia, del poder corruptor.
“Además, utilizó términos arquitectónicos: casas, columnas, puertas, dinteles, puntales; símbolos que estuvieron al alcance de todos los que sabían que el proyecto revolucionario era para Martí una tarea de construcción o de edificación de lo que sería la patria nueva, es decir, la futura República de Cuba. Cuando él decía: ‘“A puertas sordas y hay que dar aldabonazos fuertes’”, todos comprendían que en la batalla de las ideas hay que ser muy perseverantes hasta llegar a tocar a los más indiferentes” .
“En su escritura, palabras comunes como gigante o enano se cargaron de una connotación política, se convirtieron en el léxico apropiado para llevar a cabo su prédica proselitista y concientizadora.
“En tan cortas líneas serían imposibles mayores precisiones. Martí es un mundo por descubrir y cada uno de nosotros puede ser su propio descubridor.”
Ante la segunda interrogante, un consejo se atreve dar este conocedor a fondo de la obra martiana, este maestro ilustre que ha trasmitido las ideas del Apóstol durante décadas a generaciones de alumnos y profesores de la región central de Cuba:
“A los jóvenes, que lean todos los días una página de Martí, que siempre que puedan lo hagan, que se identifiquen con sus ideas, con sus modos de escribir, para así ir desbrozando el camino. Fue así como yo llegué a José Martí, y cuando logren descifrar el mensaje de emancipación, de solidaridad humana, comenzarán a enamorarse, comenzarán a apasionarse; porque Martí es una pasión”.
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