La Crisis de Octubre, del Caribe o de los Misiles puso al mundo ante el holocausto nuclear. Cuba estuvo dispuesta a pagar la cuota de sacrificio correspondiente del conflicto, en la que jugó un rol importante al ser nudo de las contradicciones entre los bloques militares socialista y capitalista de entonces.
Y si bien es cierto que la única alarma fue la de combate, el riesgo de ser borrados de la faz de la tierra fue verídico. Pero no hubo miedo a morir por cumplir compromisos morales, por ser fieles a los mismos principios que han caracterizado a nuestra Revolución desde sus inicios hasta hoy, cuando se conmemoran 55 años de aquellos acontecimientos.
La Crisis de Octubre fue superada sin llegar al fatal desenlace. Pero la solución hallada entre las dos superpotencias de entonces: EE.UU. y la URSS, no resultó la más correcta. Sobre todo porque se alcanzó a espaldas de Cuba, sin contar con Fidel y la dirección del Partido y Gobierno cubanos, piezas clave en cualquier acuerdo que llegara a adoptarse.
Con la dudosa promesa de no atacar militarmente la isla, el gobierno de Estados Unidos, liderado por John F. Kennedy, consiguió que los soviéticos retiraran de manera incondicional lo cohetes de ojivas nucleares de Cuba, que incluía una inspección in situ para comprobar el cumplimiento del acuerdo, rechazada virilmente por Fidel, por considerarla, como lo era, una humillación a nuestra soberanía.
Los Cinco Puntos de Fidel para resolver la Crisis de Octubre fueron obviados por la dirección soviética al negociar a espaldas de Cuba. También denominados los Cinco Puntos de la Dignidad consistían en demandar a las autoridades yanquis:
1-Garantía de no agresión a la isla,
2- Fin del bloqueo económico y militar a la isla,
3-Cese de todas las actividades subversivas y agresiones contra Cuba,
4- Dejar de financiar las bandas terroristas y
5- La devolución del territorio cubano que ocupa la Base Naval de Guantánamo.
En aquellas circunstancias, todos eran negociables, pues lo esencial consistía en evitar la hecatombe nuclear. Lamentablemente, no se hizo de la mejor manera y los cubanos seguimos sufriendo las consecuencias del injusto bloqueo, de la ocupación ilegal del territorio de la Base Naval de Guantánamo y de las acciones subversivas contra la Revolución.
Ningún pueblo ha pagado tan alto precio por ser libre. El bloqueo afecta todas las esferas de la vida y resulta una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de los cubanos, catalogado incluso como acto de genocidio, según reconoce la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
El mundo lo ha rechazado de manera casi unánime durante 25 años; un cuarto de siglo desde que en 1992 comenzaron las votaciones en el seno de las Naciones Unidas; la última, la más contundente de todas, con 191 votos en contra y las abstenciones de EEUU e Israel.
Pero, como del dicho al hecho va un gran trecho, de entonces acá la infernal maquinaria del bloqueo ha recrudecido sus mecanismos de asedio, y la actual administración norteamericana de Donald Trump ha impuesto nuevas y más duras sanciones a nuestro país, como las aprobadas el 16 de junio de 2017 con el título Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba. Otro apretón de tuercas que busca socavar la Revolución Cubana a través del aumento de las penurias y necesidades del pueblo, y un obstáculo objetivo para el desarrollo sostenible de nuestra economía.
También persiste la ocupación ilegal de la Base Naval de Guantánamo, una porción de nuestro territorio que el gobierno de los Estados Unidos se niega a devolver a sus legítimos dueños, y utilizado como punta de lanza para ataques contra la soberanía cubana y hasta de cárcel de torturas a nivel internacional.
Mientras, la subversión, aunque cambia de forma y ahora se muestra más encubierta, no deja de mantener en su esencia el objetivo de aniquilar a Cuba, a su Revolución y el ejemplo que representa para América Latina y el mundo entero.
No pasan inadvertidas las actuales campañas subversivas a través de unos fantasiosos “ataques sónicos” contra funcionarios de Estados Unidos en La Habana, donde sin visos de verdad y mucho de “ciencia ficción” acusan a Cuba de la enfermedad de 24 de sus diplomáticos en la isla. Lo que ha servido de pretexto para la expulsión de 15 funcionarios cubanos de la embajada en Washington y la drástica reducción del personal norteamericano en su embajada en La Habana.
Tampoco pueden obviarse los millones de dólares que se destinan a organizaciones dentro de país con el encargo de subvertir el orden político en Cuba, con la juventud como primer foco de atención. Comprobado está que en el año 2015 fueron destinados casi 4 millones de dólares a través de la organización gubernamental estadounidense National Endowment for Democracy (NED) para estos fines.
Son rezagos que nos dejó una Crisis de Octubre solucionada a medias, al menos en nuestro caso, que nos ha ocasionado no solo pérdidas económicas millonarias, sino, lo más valioso, la vida de miles de nuestros compatriotas. Tanto por ataques terroristas directos como el crimen de Barbados en octubre de 1976, aún impune, como por las guerras bacteriológicas, en las que sobresale aquella epidemia de dengue hemorrágico en 1981 que ocasionó la muerte de 158 personas, incluidos 101 niños.
Pero como afirmara Fidel en la clausura del VIII Foro Nacional de Ciencia y Técnica, efectuado en el Palacio de Convenciones, el 17 de diciembre de 1993, y que hoy reafirmamos con orgullo: “…un pueblo que recuerda a aquellos mambises del 68 y del 95; un pueblo que ha resistido con una dignidad y una valentía sin paralelo en la historia la potencia imperialista más poderosa de la Tierra; un pueblo que no tembló en Girón, ni vaciló en combatir y aplastar a los enemigos; un pueblo que no tembló en la Crisis de Octubre, ese pueblo no podrá ser jamás vencido”.
Heriberto
28/10/17 16:42
Sólo una precisión en el texto, donde menciona las medidas de Trump contra Cuba, debe decir: 16 de junio de 2017. Slds fraternos
Livia
28/10/17 17:04
¡Enmendado!. Mil gracias. Qué bueno saber que nos leen con atención y con sus observaciones y aportes hacen que nuestra revista sea mejor. Saludos.
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