El 5 de septiembre de 1957 la ciudad de Cienfuegos fue libre durante cerca de 24 horas. Una acción heroica protagonizada por el M-26-7, de conjunto con un grupo de marinos del Distrito Naval del Sur, radicado en Cayo Loco, y el apoyo decisivo del pueblo que secundó de manera valiente la rebeldía armada.
El levantamiento en la sureña ciudad de la antigua provincia de Las Villas se inserta dentro de los hechos relevantes de la lucha revolucionaria protagonizada por el M-26-7 en el Llano, junto a las no menos destacadas acciones del 30 de noviembre de 1956, en Santiago de Cuba, lideradas por Frank País, y el 9 de abril de 1958, donde la ciudad Sagua la Grande sobresalió entre tantas otras del país.
Fue un esfuerzo épico que puso en jaque a la dictadura de Fulgencio Batista y demostró la capacidad de acción de las fuerzas del Movimiento 26 de Julio que operaban en el Llano, y el descontento de un grupo de oficiales cívicos, quienes desde la Marina se oponían a la tiranía.
Además, probó la existencia de un pueblo decidido a cambiar radicalmente la situación del país al precio que fuera necesario, y que al escuchar los primeros disparos se sumó de manera inmediata a la lucha en apoyo a los revolucionarios levantados en armas.
Por el M-26-7 estuvo al frente de la insurrección popular Julio Camacho Aguilera, quien llegaría a alcanzar posteriormente los grados de Comandante del Ejército Rebelde, y que pasados 60 años de aquellos memorables sucesos, goza del privilegio de ver cumplidos los sueños inconclusos de entonces.
Mientras que el alférez de fragata Dionisio San Román, asesinado con posterioridad por las hordas de la dictadura, fue quien encauzó el descontento existente en el cuerpo armado de la Marina.
Fidel Castro, en el discurso conmemorativo de los primeros 20 años del levantamiento del 5 de septiembre, hizo un análisis histórico detallado de los acontecimientos de aquel día y los antecedentes que rodearon a la insurrección armada fraguada desde hacía meses y que tuvo varios intentos fallidos, con fechas pospuestas, que le sirvieron de preámbulo.
Explicaba el líder histórico de la Revolución Cubana que inicialmente se había concebido un apoyo de marinos en Cienfuegos al producirse las acciones del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba, pero no pudo ser. Luego debió producirse el levantamiento armado el día 28 de mayo de 1957, lo que tampoco sucedió, al ser cogidos presos y torturados 35 combatientes del M-26-7 ya listos para la acción:
“Se pensó primero en el mes de abril; no fue posible. Se planificó después para el 28 de mayo de 1957, y estuvo muy próximo a ocurrir el levantamiento. Nadie es capaz de imaginarse la extraordinaria ayuda que habría significado para los combatientes de la Sierra Maestra el alzamiento programado para el 28 de mayo y la apertura de un segundo frente guerrillero en las montañas del Escambray. Y eso era perfectamente posible”.
Y valoraba el Comandante en Jefe, en su discurso del 5 de septiembre de 1977: “Si ese mismo día, o al día siguiente, se hubiese producido aquel alzamiento planificado, es posible que la guerra revolucionaria hubiese durado mucho menos tiempo. Por aquel hecho casi fortuito, azaroso, de la detención de los 35 compañeros del Movimiento 26 de Julio, la acción quedó pospuesta, y el grupo de marineros siguió trabajando en coordinación con la Dirección del Movimiento 26 de Julio de la antigua provincia y de Cienfuegos”.
Finalmente, a las 5 y 20 de la madrugada del 5 de septiembre de 1957 se inició la lucha revolucionaria en la bien llamada Perla del Sur, aunque sin la simultaneidad pensada en otras ciudades del país. Sería solo Cienfuegos la encargada de hacer valer los planes acordados y lanzarse a las calles en busca de la ansiada libertad.
Hubo acciones en varios puntos de la ciudad: la toma de la capitanía de Cayo Loco, la primera de tantas, ese día; el Colegio San Lorenzo, hoy secundaria básica 5 de septiembre; el Ayuntamiento Municipal, hoy sede del Poder Popular, y otros puntos clave de Cienfuegos, el Parque Martí. En cada lugar el apoyo popular fue inmediato.
La falta de simultaneidad hace que la tiranía concentre sus tropas contra los revolucionarios sureños: desde Santa Clara y Matanzas fueron enviadas tropas para sofocar la insurrección, mientras la fuerza aérea del tirano bombardeaba de manera indiscriminada los lugares de combate.
La resistencia fue heroica, pero imposible de transformar en victoria ante la superioridad militar. Al filo de la madrugada la tiranía de Batista ocupaba los últimos bastiones revolucionarios e iniciaba una feroz persecución y asesinato a los bravos combatientes.
Fidel enalteció la resistencia en el Colegio San Lorenzo, que tuvo como jefe al teniente de marina Dimas Martínez: “Ellos permanecieron combatiendo hasta horas de la madrugada, sitiados. Nadie sabe cómo fue el final, porque no quedó uno solo de los marinos, no sobrevivió ninguno. Pensamos que se le agotaría el parque al final y los últimos combatientes, heridos y sin municiones, con seguridad fueron capturados y asesinados.
”Y por eso es tan justo que rindamos este profundo homenaje nacional al pueblo valiente y heroico de Cienfuegos, a los once militantes del Movimiento 26 de Julio, que murieron ese día en esta ciudad, a los cinco que murieron en Santa Clara, a los cuatro que murieron en La Habana, y a los veintiséis marinos que dieron su vida heroicamente ese día en esta ciudad luchando contra la tiranía, ostentando el brazalete del 26 de Julio y luchando por la Revolución”.
A seis décadas de esos acontecimientos la ciudad de Cienfuegos vuelve a rememorar aquellos hechos, y lo hace desde una capital de provincia más linda y hermosa: con obras y realizaciones concretas, la mejor manera de rendirle homenaje a los caídos en aquella gesta, que si bien no pudo terminar en victoria, contribuyó a acelerar el triunfo revolucionario definitivo del 1ro. de enero de 1959.
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