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miércoles, 27 de noviembre de 2024

El espíritu de Jimaguayú pervive (+Fotos)

El actual proyecto de Constitución contiene en su esencia los principios fundamentales refrendados por los mambises en la Constitución de Jimaguayú de 1895...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 21/09/2018
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Constitución de Jimaguayú. AN
El actual Proyecto de Constitución no obvia ninguno de los postulados esenciales legislados en Jimaguayú. (Roberto Garaicoa Martínez / Cubahora)

Cada constitución es hija de su tiempo y está condicionada por las circunstancias históricas que la rodean.

El actual Proyecto de Constitución representa una transformación profunda de lo legislado y aprobado en 1976. Sin que por ello los principios esenciales que sustentaban aquella primera constitución socialista se hayan modificado, pues el socialismo sigue siendo el derrotero a seguir por nuestro pueblo bajo la conducción del Partido Comunista de Cuba, en su condición de organización rectora y superior de la sociedad.

Tampoco ha renunciado a la rica historia constitucional que lo antecede: las cuatro constituciones mambisas y las dos de la república neocolonial, pues de todas ha bebido para proyectar el presente y, sobre todo, el futuro de la nación.

La Constitución de Jimaguayú, aprobada el 16 de septiembre de 1895, fue la tercera de las denominadas Constituciones Mambisas, antecedida por la de Guáimaro, el 10 de abril de 1869, que nombró a Carlos Manuel de Céspedes como nuestro primer presidente, y la de Baraguá, refrendada en marzo de 1878, inmediatamente después de la inolvidable protesta de Antonio Maceo ante lo acordado en el Zanjón.

Se escogió como escenario el lugar donde años atrás, el 11 de mayo de 1873, había caído en combate Ignacio Agramonte, El Mayor, lo que le dio mayor simbolismo a ese tercer texto constitucional cubano.

Lamentablemente, en Jimaguayú faltó la figura de José Martí, muerto en la acción de Dos Ríos unos meses antes, quien, sin duda, hubiera sido electo por unanimidad como presidente del Consejo de Gobierno, aunque sus ideas estuvieron presentes en los preceptos aprobados, los que buscaron resolver las contradicciones entre el mando civil y el militar que generó la Constitución aprobada en Guáimaro durante la Guerra de los Diez Años.

La Carta Magna constó de 24 artículos. Designó a Salvador Cisneros Betancourt como presidente del Consejo de Gobierno y aprobó a Máximo Gómez como General en Jefe del Ejército Libertador y a Antonio Maceo como su Lugarteniente.

Allí se lograron conciliar los intereses de los 20 delegados elegidos en representación de los diferentes Cuerpos de Ejército existentes en el campo insurrecto, dejándole al Ejército las manos más libres para poder conducir militarmente la guerra, aunque en la práctica no todas las contradicciones entre civiles y militares quedaron resueltas.

Otro paso de avance significativo fue que la Constitución de Jimaguayú dejó claro que solo habría tratos con España sobre la base exclusiva de la independencia absoluta de Cuba. Al respecto, decía el artículo 13: “El tratado de paz con España que ha de tener precisamente por base la Independencia absoluta de la Isla de Cuba…”.

El actual Proyecto de Constitución no obvia ninguno de los postulados esenciales legislados en Jimaguayú. En su Preámbulo afirma que está inspirada en el heroísmo y patriotismo de los que lucharon por una patria libre, independiente y soberana, democrática y de justicia social, forjada en el sacrifico de nuestros antecesores.

Y también toma como referencia a “…aquellos patriotas que en 1868 iniciaron las guerras de independencia contra el colonialismo español y los que en el último impulso de 1895 las llevaron a la victoria de 1898 que les fuera arrebatada por la intervención y ocupación militar del imperialismo yanqui”.

O sea, en espíritu, e incluso, hasta en la letra, quedan recogidos en el proyecto de Carta Magna los principios fundamentales de Jimaguayú. Si entonces fueron 20 los constituyentes, hoy somos millones, pero apegados al mismo principio de devoción revolucionaria con que aquella veintena de tribunos defendieron sus ideas a favor de una Cuba soberana, independiente y dueña de su propio destino.

Uno de aquellos patriotas devenidos constituyentes, Fermín Valdés Domínguez, el amigo de José Martí, médico y coronel del Ejército Libertador, dejó así recogidas sus vivencias de aquellos días:

“Si yo pudiera en pocas frases pintar el patriotismo y la fe con que se reunieron, y el tesón con que discutieron los hombres de la Asamblea Constituyente, yo me impondría esa tarea (…). Queda en mi corazón, como en una urna santa, la alegría y la honra de haber puesto mi nombre humilde al pie de la constitución de mi patria; de haber sido electo dos veces diputado para aquella Asamblea y que mis compañeros me confiaran la misión de llevar al ilustre Gómez, al genio de nuestra guerra, el mensaje anunciándole que había sido electo por aclamación, Generalísimo de nuestra fuerza”.

El documento original de la Constitución fue hallado en el Archivo Nacional de la República de Cuba en un cuadro que -desde 1944 y considerado como copia- se exhibía en la sala de lectura del Archivo Nacional. Tras su descubrimiento, el texto constitucional fue recogido en una sola página, evaluado y restaurado por los especialistas. El 15 de septiembre de 2015 le fue entregado a Martha Ferriol Marchena, directora general del Archivo, el Certificado de inscripción de la Constitución de Jimaguayú en el Registro Nacional del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO.

Cubahora comparte en imágenes los resultados de la restauración del documento desde el Archivo Nacional.


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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