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sábado, 2 de noviembre de 2024

Celebración numerosa

En las últimas décadas, el pueblo cubano ha expresado masivamente el cariño, admiración y respeto a Fidel en ocasión de sus cumpleaños, pero no siempre se hizo públicamente...

Félix Arturo Chang León en Exclusivo 13/08/2016
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Los sentimientos hacia Fidel siempre han estado presentes en el pueblo cubano, que gustosamente le hubiera celebrado sus cumpleaños desde el mismo 1959, pero no fue hasta las últimas décadas del siglo pasado, cuando estas manifestaciones se hicieron como son en el presente.

De este detalle me di cuenta  gracias a una de las enseñanzas profesionales del líder histórico, de quien en 1968 supe de su hábito de leer grandes volúmenes de materiales de la prensa internacional para luego relacionar las noticias y extraer conclusiones.

Por aquellos tiempos, tropas del Pacto de Varsovia penetraron en Checoslovaquia, hecho complejo de explicar, pero en una comparecencia televisada, el Comandante en Jefe citó muchos despachos noticiosos, y a partir de ellos expuso sus valoraciones de manera entendible para todos.

Usando ese método, aprecié que en un momento de los años 70  Fidel celebró su cumpleaños en compañía de un grupo de niños, precisamente cuando se dio a conocer una felicitación de la dirección de la Unión Soviética por el onomástico, lo cual  pudiera hacer suponer que se publicó en la prensa para no ser descortés, aunque, al mismo tiempo, lo festejó de forma colectiva en correspondencia con su rechazo a elogios y reconocimientos hacia su persona.

A pesar de su colosal memoria y cantidad de conocimientos, había un tema que en 1986 no conocía profundamente, como el caso de la computación, pero aún sin sus actuales saberes sobre la materia, quienes lo escuchamos ese año, al visitar un municipio montañoso del centro de Cuba por donde comenzó el plan del Médico de la Familia, Fomento, quedamos desconcertados ante sus palabras sobre una historia clínica de cada paciente que pudiera ser consultada en cualquier lugar sin necesidad de llevar los documentos.

Todavía no se ha ejecutado lo que pareció ciencia ficción en aquella oportunidad, pero sin dudas, en algún momento el país tendrá que digitalizar esos datos e informatizar el proceso de modo que a través de una red de computadoras, se disponga de las características
personales de quien acuda a cualquier centro de salud.

Sin dudas, cuando están claros los propósitos, aunque no se tengan todos los conocimientos de una materia, resulta posible vislumbrar el futuro, sobre todo, si con alta sensibilidad humana, se tienen en cuenta las necesidades presentes. Lo mismo es válido para el periodismo,  cuando en la gestión reporteril debemos estar en diferentes temas de la cotidianeidad. 

También fue hace poco más de 30 años cuando al ver el tamaño de la piscina de la instalación recién construida para estudiar Medicina en Sancti Spíritus, consideró la alberca demasiado pequeña, al punto de que valoró que por dimensiones solo cabían el rector con el claustro de profesores y no serviría para clases de natación a los estudiantes.

Hoy al conversar con médicos que han colaborado en otras naciones y dicen que atravesaron ríos y lagos para atender a los pacientes defienden la importancia de saber nadar.

En el desempeño profesional he lamentado no haber desarrollado esa idea en la prensa, pues sus argumentos, no bien comprendidos en aquellos instantes, eran irrebatibles, aunque no fui el único de los presentes que lo consideró un hecho lejano.

Al menos, aprendí que por muy distante que pueda parecer el alcance de una meta, hay que hablar del asunto, someterlo a debate popular, dar participación de la idea a las mayorías, porque en el aporte de las masas puede depender que el objetivo se logre antes y mejor. Desde entonces, no he dejado pasar oportunidad de escribir de algo, aunque me califiquen de futurista como ocurrió una vez entre colegas en Cienfuegos.

No se trata de lastimar la modestia de un hombre grande, pero es bueno que la vida tomara el rumbo de que el pueblo tenga oportunidad de entrar en lo que Fidel pudo considerar muchos años parte de su intimidad. Dentro de la poca privacidad que ha tenido, lo felicite y admire por hechos como los ocurridos cuando faltaban 8 días para que cumpliera 68 años de edad, y con su presencia frustró los objetivos que intentaron conseguirse con desórdenes en la zona del Malecón habanero.

Creo que por saber captar lo esencial hasta de las noticias que parezcan menos relevantes en el plano nacional e internacional es capaz de tomar rumbos desconcertantes para los adversarios y, sin dudas, también para quienes lo admiramos. Cuando decimos, por ejemplo, que la concentración multitudinaria del acto del 30 de septiembre de 1994 en Santa Clara se logró por su presencia, da explicaciones irrebatibles para afirmar que no fue por él, sino por la fuerza de las ideas.

O también como en el Malecón, cuando se refirió a “la gran victoria del 5 de agosto de 1994, en que el pueblo aplastó la contrarrevolución sin disparar un tiro”.

Por eso, aunque no tengo la certeza, no me extrañaría que sin poder evitar hacer pública una felicitación de una nación amiga por su cumpleaños, haya decidido pasar la fecha con un grupo de niños y después con jóvenes destacados nacidos también un 13 de agosto para hacer numerosa la celebración.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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