Trinos para Cuba y el mundo (+Fotos)

La diversidad de melodías en medio de una arteria transitada en el municipio de Güira de Melena, en Artemisa, antecede el espectáculo. Una vez dentro crece la magia. Diversidad de aves no endémicas armonizan en un sitio que es casa de tránsito entre sus criadores y quienes finalmente vayan a disfrutar de sus trinos y colores, en Cuba y el extranjero.

Aunque en la localidad todos conocen el sitio como la “Casa de los Pájaros”, allí radica la Cooperativa No Agropecuaria (CNA) de Ornitología de la provincia, una de las 17 existentes en el país.

EMBRIÓN

El 20 de septiembre de 2013 surgió esta CNA. En la propia sede de la Asociación Ornitológica de Cuba (ANOC). Un grupo de criadores unieron su suerte en el empeño de producir, acopiar y comercializar aves ornamentales, incluidas la exportación e importación, tal como establece la Resolución 593 del 2013, firmada por el Ministro de la Agricultura. Aunque con un nuevo modelo de gestión mantienen un fuerte encargo estatal: abastecen de alimentos y otras necesidades a todos los miembros de la ANOC en el territorio, sean o no cooperativistas, y están facultados para comprar aves a cualquier criador, siempre que estas tengan salud y presencia óptima del plumaje.

Pedro Luis Tabares, al frente de la CNA y además presidente de la ANOC en la provincia, valoró de positiva esta forma de gestión. “Al tener capacidades para importar y exportar a través de la Cooperativa Ornitológica Importadora y Exportadora (Cocimpex), radicada en La Habana, tenemos garantizado, si se hace bien la planificación, los alimentos para las aves y un destino seguro, con ganancias para todos, fundamentalmente para el criador”.

Los asociados, a diferencia de otras cooperativas, están en sus casas, criando a sus animales. “Semanalmente recibimos un informe del estado en que están, la cantidad, y les solicitamos de acuerdo al pedido que haga Cocimpex. A su vez, ellos demandan las necesidades de alimentos, jaulas y anillos que llegan también procedentes de la importación o por la autogestión de la cooperativa. Cuando las aves están listas, el propietario las trae y se efectúa la compra”.

Igualmente están facultados para vender directamente a personas naturales o a hoteles y otras entidades que deseen ambientar espacios. “Solo deben contactar con nosotros, hacemos el contrato y les proporcionamos las aves y los alimentos”, señaló.

Aclara que las aves son no endémicas, pues las endémicas solo pueden criarse bajo autorización y supervisión del CITMA, fundamentalmente para participar en concursos y exposiciones nacionales o internacionales, y bajo ningún concepto pueden exportarse.

Como dato significativo revela que en el 2015 exportaron 4313 aves, mientras que al año siguiente la cifra creció en 504 ejemplares. Predominaron el perico, y el roseicollis.

AMOR ANTE TODO

En la sede la de la CNA, local ubicado en la calle Cuba (86), número 8508, entre 85 y 87, encontramos al bahiahondense Heriberto Travieso Azcuy, quien desde hace cinco años comenzó a criar pericos y cacatillos y hoy es uno de los 52 asociados. Con mucho cuidado trajo desde lejos un grupo de aves para vender. Mientras Pedro Luis las examinaba una a una, cuidando no perder un detalle: peso, estado del plumaje, pico, patas, anillo; el criador sentía tranquilidad. La distancia de la casa no era un problema. Allá habían quedado su esposa e hijas, quienes también asumen el cuidado de los pequeños animalitos.

Lo que empezó como un hobby es hoy un empleo en el sector no estatal, un trabajo que disfruta como ningún otro y al que añade enormes cuotas de amor. “Cada criador tiene su forma de alimentar y criar a los pichones, pero considero que lo más importante en esto es la entrega y la constancia. Eso lo agradecen mucho”.

La misma pasión despiertan las aves en el güireño Lázaro Fiallo, con un poco más de tiempo en el oficio y varios premios en certámenes. Confiesa vivir enamorado de sus pajaritos. “Es una labor de todos los días, sin fines de semana ni vacaciones, pero con una gran compensación: ver a esos animalitos nacer, crecer, desarrollar un plumaje bello, entonar trinos y en cierta forma amaestrarlos”.

Dedicado fundamentalmente a la cría de cacatillos, este hombre siente satisfacción de ser asociado. “Tengo empleo en lo que me gusta, garantía de alimentos y mercado para mis aves, y percibo ganancias”.

Asimismo, pueden vender a personas naturales todas aquellas aves que no se demanden para la exportación, siempre que no sean endémicas.

Única de su tipo en la provincia, esta CNA agrupa a criadores de los 11 municipios de Artemisa. Durante los tres años de creada ha sido rentable, en tanto, a nivel individual y entre los asociados crece la pasión y la entrega. La salud de esos pajaritos, el colorido de sus plumas y la claridad con que entonan las melodías están dispersos ahora por Cuba y el mundo, pero llevan tras de sí historias de mucho amor, ese que le profesan los criadores artemiseños.