La imaginaba grande, gigante como sus triunfos. Quizá hasta de escuetas palabras, o muy poco dada al diálogo. Incluso podría llevar en su piel la marca de los éxitos, como la huella victoriosa de los guerreros de antaño. ¡Qué va! Ella simplemente es una cubana más.
Ni siquiera sus tres títulos paralímpicos o el incontable número de galardones que adornan las vitrinas del hogar han podido borrar de esta sencilla muchacha una inigualable sonrisa para recibir a todo aquel que le hace una pregunta, o al menos desea tocarla para saber si es real. Y sí que lo es.
Yunidis Castillo resplandece en su imagen de mujer, atleta y futura mamá. En múltiples ocasiones disfruté de sus triunfos en la arena internacional, y mucho más de sus récords. La veía transitar serena las distancias en la pista. Era su propia rival.
Durante uno de los breves descansos de las recién concluidas sesiones de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la atrapé por unos instantes. Estratagema mediante le robamos tiempo al dios Crono e intercambiamos ideas. Comenzaba la carrera.
Con idéntica soltura, como quien solventa un simple trámite físico o brinca inalcanzables cotas, esta santiaguera de pura cepa –oriunda del poblado de Boniato- asume su nueva experiencia en el parlamento cubano.
Dedicación, versatilidad en los debates y pujanza son apenas una muestra de las cualidades que en ella vieron sus electores en la oriental provincia cuando la seleccionaron para representarlos en el máximo órgano legislativo del país, tras alcanzar el triunfo en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
No existe espacio alguno en que Yunidis no sienta por ese pueblo al cual se debe. Aunque pasa mucho tiempo fuera de la isla por razones competitivas, es de las que gusta de estar al tanto de cuanto acontece por acá, recorrer las calles, respirar y vivir el quehacer de los suyos.
Sabe bien de nuestras fortalezas, pero también reconoce las debilidades. Departir con diputados de diversos territorios de la isla le resulta propicio para tomarle el pulso a la realidad cubana.
Yunidis ha desandado las distancias de la pista más rápido que nadie en todo el planeta. Sus brincos aún no encuentran precedentes. No sabe de nervios cuando está en el carril de la arrancada previo a la carrera por el título mundial en su especialidad.
Sin embargo, una nueva vida gestándose en su interior se le antoja el mayor reto que haya asumido. Algo sin precedentes, ni siquiera comparable con el momento más tenso en su trayecto deportivo o la cita en la cual se sintió con menos posibilidades de éxito.
Su primer bebé llega en el momento justo. En lo adelante le esperan meses de intenso batallar para dar a luz a ese pedacito de ella, a esa criatura que gritará sus victorias y llorará también las posibles derrotas. Un rostro feliz la esperará cada tarde al regresar a casa tras extensas jornadas de entrenamiento.
¿Estará ahí el relevo de esta excelsa fémina con dotes de gran interlocutora, parlamentaria y atleta? Eso lo veremos muy pronto. Por ahora me apresura pues ya anuncian por el sonido local que se van a reiniciar las sesiones de trabajo. Nos despedimos. Yo agradecido por asumir esta carrera, aun sabiéndome derrotado de antemano. El diálogo supo a triunfo.
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