Con la misma frase: “Son los mejores juegos de la historia” los máximos dirigentes de las organizaciones deportivas despiden los encuentros multidisciplinarios de la juventud de América, así como los de otros continentes y los universales. Y luego la vida se encarga de convertir esa afirmación en otra ironía. Ellos, sospecho, cumplen con el protocolo, pues el flagelo de la droga permanece en casi todas las controversias. Ningún historiador precisa desde cuándo sucede el fenómeno.
Apuntalan esa aseveración viejos sucesos. En las Olimpiadas de Seúl 1988 (17 de septiembre al 2 de octubre) el canadiense Ben Johnson venció en un duelo memorable a Carl Lewis en la final de los 100 metros lisos y batió el record mundial. Tres días después fue desposeído del título por dar positivo en el control antidoping. Había consumido un esteroide anabolizante, stanozolol. Fue suspendido de por vida por la Federación Internacional de Atletismo en 1993. Se dedicó desde entonces a entrenar.
La velocista estadounidense Marion Jones ganó tres medallas de oro y dos de bronce en los Juegos Olímpicos que acogió Sídney del 15 de septiembre al 2 de octubre en el año 2000. En octubre de 2007 confesó ante un tribunal federal de Estados Unidos haber consumido en dicha competición enjundias no autorizadas. Fue sancionada y le retiraron los mencionados lauros.
Casi a finales de 2015 se realizaron elecciones de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). Inmediatamente Sebastian Coe, el nuevo presidente, ofreció una apuesta fuerte para acosar más a los simuladores. El británico, campeón olímpico en Moscú 1980 (1500-3:38.40) y Los Ángeles 1984 (1500-3:32.53), espera instaurar, antes de seis meses, una agencia antidopaje independiente dedicada al atletismo. De esa forma, Coe, sustituto del senegalés Lamine Diack, tras la justa mundialista de la capital de China, cumplirá con una de las promesas realizadas cuando aspiraba a convertirse en máximo dirigente de la IAAF.
Otros deportes, como el ciclismo, también conforman una estela negativa. Marco Pantani fue considerado por muchos como el mejor escalador profesional de su generación, en buena parte debido a su triunfo en el Tour de Francia y el Giro de Italia en 1998. La cinta que solía llevar en su cabeza rapada y su estilo atacante en la bicicleta le valieron el sobrenombre de 'Il Pirata'. Sin embargo, a partir de 1999 su carrera se vio truncada por acusaciones de dopaje. Él siempre rechazó esa apreciación.
En un juicio contra el dopaje resultó culpable de fraude deportivo, y se le sancionó a tres meses de prisión. El 14 de febrero de 2004 lo encontraron muerto en la habitación de un hotel en la localidad costera italiana de Rímini, adonde había llegado unos días antes.
Fue descartada por el fiscal investigador la duda de que se hubiera suicidado, después de que se encontraron en la habitación medicamentos antidepresivos (de ellos algunas cajas vacías y otras iniciadas). No obstante, no fue completamente rebatida. El ciclista atravesaba una crisis depresiva.
CUBA…
Afortunadamente, el nombre de ningún cubano figura en la lista de infractores. Tras finalizar los Juegos Deportivos Panamericanos de Guadalajara, en 2011, el desaparecido Doctor Mario Granda, exdirector del laboratorio antidoping de Cuba, explicó: “José Ramón Fernández, presidente del comité olímpico nacional, advierte en todos los cónclaves que existe una política para distanciar a nuestros muchachos de ese mal proceder. Ella los dota de la educación necesaria sobre el asunto y, por consiguiente, aumenta su nivel ético.
”La cruzada por preservar la salud se mantiene vigente en cada temporada, mediante leyes, procedimientos y métodos que evitan el acceso a sustancias perjudiciales; así como la realización de controles sorpresivos y sistemáticos. Esas acciones evitan los daños físicos psicológicos, morales y sociales que acompañan el uso de esos venenos.
”Cuba sigue una postura intransigente en la lucha contra el dopaje, así como una conducta radical ante todo violador del juego limpio. Lo fundamental para las autoridades es el deporte como medio de educación y salud para todos, con el objetivo de lograr un aumento de la calidad de vida de la población y, por lo tanto, agregarle más años a la vida de cada ser humano”.
RÍO… ¿REVUELTO?
Durante mucho tiempo los integrantes del comité organizador de los próximos Juegos Estivales estuvieron sobre una cuerda floja, porque no contaban con una institución que validara el juego limpio durante la nueva versión del certamen instaurado en 1896, pues el laboratorio, ubicado en la Universidad Federal de Río de Janeiro, perdió la certificación de la AMA debido a desfasaje de sus equipos de acuerdo a los estándares internacionales exigidos por la entidad. Pero, el 15 de mayo de 2015 fue reacreditado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) la instalación sudamericana y podrá realizar los exámenes. Solucionaron un delicado problema organizativo; y garantizarán la imagen de un encuentro vinculado a la paz.
La justa olímpica de Londres 2012 también fue objetivo de los simuladores. Pero fracasaron. Antes de la inauguración resultaron atrapados, y sancionados, más de cien infractores en diferentes escenarios competitivos del planeta.
Una semanas antes de inaugurarse la tercera festividad deportiva del milenio, el Doctor Mario Granda, exdirector de la instalación cubana, sentenció: “Aunque los laboratorios posean un personal de alto nivel científico y un equipamiento de alta tecnología, no encontrarán nuevos casos si en el mundo subsiste un grupo prodopaje que crea sustancias indetectables durante la ejercitación de los atletas y en las competencias. Los juegos de la capital británica pudieran ser los más limpios en el momento de su realización. Pero, tal vez al cabo de ocho años, tiempo en que se revisarán de nuevo las muestras, la vida demuestre lo contrario”.
El jolgorio cuatrienal posee una historia preocupante, pues crece paulatinamente el número de estafadores. En los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 existieron dieciocho casos de dopaje, cifra menor a la de Atenas 2004: veintisiete. La cantidad de tramposos descubiertos en la capital de China es la segunda más elevada en la historia del distinguido encuentro cuatrienal desde la versión México 1968. En Sídney 2000 trasgredieron las reglas once. Atlanta 1996, dos. Barcelona 1992, cinco. Seúl 1988, diez. Los Ángeles 1984, doce. Moscú 1980, ninguno. Montreal 1976, once. Munich 1972, siete. México 1968, uno. En la excapital de Brasil ocurrirán fascinantes performances, de alto vuelo. Pero, como es habitual, proseguirán las colisiones analistas vs. impostores.
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