Cuba llega a los Juegos Panamericanos de Toronto con un objetivo muy definido: mantener el segundo puesto que, desde 1971, ha conseguido en estas lides. Esa, y no otra, es la meta de una delegación conformada por 461 atletas que desde el próximo 10 de julio entrará masivamente en acción.
En realidad, la historia acompaña a la comitiva cubana. Tras cuarenta y cuatro años de éxitos, pareciera que los antillanos son imbatibles en la defensa de un puesto asediado por otras potencias —Canadá y Brasil— desde hace más de una década.
Un breve repaso por los medalleros de los últimos años da fe de la encarnizada lucha sostenida entre estas naciones por ubicarse en el segundo escaño.
Si bien hasta el año 1995 en la cita de Mar del Plata, Argentina, la diferencia entre Cuba y Canadá fue apreciable —llegando a ser de hasta 65 preseas de oro, sin contar La Habana 1991—, en la última década se han conjugado varios factores que han reducido considerablemente la brecha entre el segundo y el tercer puesto.
Amén del descenso del nivel competitivo de Cuba, marcado por los fenómenos de la migración, el escaso roce internacional y el deterioro de la estructura piramidal que por más de cuatro décadas sostuvo el modelo deportivo cubano, es valedero destacar también el acentuado ascenso de la calidad deportiva de los rivales continentales, insertados en la constante maquinaria de competencia que genera el profesionalismo.
Otra reflexión insoslayable se ubica en el plano económico, pues sin economía es imposible desarrollar un modelo deportivo que aspire a ser sostenible, solvente y ganador. Bien visto, lo casi increíble es que, por cuarenta y cuatro años, ninguna de las potencias económicas del continente haya sido capaz de sacar a Cuba del segundo puesto, y conste, lo han intentado.
Cifras vencedoras
La gran pregunta sería entonces: ¿somos hoy capaces de mantener el segundo puesto histórico por naciones? No es sencillo, pues además de contar con las actuaciones individuales de los deportistas cubanos, se suma ahora a la ecuación la variante de los rivales.
Según cifras estimadas, y tomando como referencia los dos últimos medalleros (Río de Janeiro 2007 y Guadalajara 2011), Cuba podría ser capaz de defender la segunda plaza continental con un botín que ronde los 55 o 60 metales dorados. Números menores a esos complicarían mucho las aspiraciones cubanas.
En la cita carioca de 2007 los anfitriones brasileños dieron un salto definitivo y se convirtieron en el principal oponente de los nuestros en la pelea por la segunda plaza. En Río los locales alcanzaron la cifra de 52 medallas de oro, siete menos que la delegación cubana. Cuatro años después repetían la porfía, quedando diez títulos por detrás de Cuba, que acumulaba 58 en Guadalajara.
Hoy, en el escenario canadiense, la situación solo parece empeorar. Los organizadores llevarán equipo completo a la cita y, ya lo ha dicho por las claras, el objetivo es destronar a Cuba. Recordemos que no hay contrincantes en América que puedan retar a los Estados Unidos en la cima del medallero.
Entonces, con Brasil en excelentes condiciones y una delegación de 590 atletas, además de una sede decidida a salir de la sombra de Cuba, a los nuestros solo les queda una opción: ser implacables en sus actuaciones y no ceder en ninguna de las oportunidades que tendrán.
Según algunos cálculos realizados por la prensa nacional, tomando en cuenta las potencialidades reales de Cuba y la calidad de los contarios que encontrarán en Toronto, la cosecha de preseas áureas se ubica en número cercano a las 50.
Es cierto, ello nos pone muy cerca de la meta calculada… pero en los deportes los cálculos de medallas siempre tienen la posibilidad del error. En los últimos años la tendencia ha sido a la desconcentración de los títulos, así observamos que cada vez son más las naciones que dejan su huella en lo más alto del podio.
Por eso, las grandes claves para defender el segundo escaño se ubican en los deportes de combate y el atletismo, máximos responsables de impulsar a Cuba en medallero.
Entre los deportes de combate serán las luchas, el boxeo y el judo los trenes que tiren de nuestra delegación, con menos hincapié en el taekwondo. Mientras en el campo y pista los resultados de Cuba estarán en consonancia con las nóminas que presenten Estados Unidos —potencia histórica en este tipo de certámenes— y los velocistas que inscriban las islas caribeñas, reconocidas por su increíble desarrollo en esta vertiente de las pistas.
Además, debe tenerse en cuenta que, si bien no entrar hoy en la discusión del segundo puesto, países como Venezuela, Argentina, Colombia y México deben superar cómodamente la decena de títulos. Por eso, repito, es imprescindible la eficacia de nuestras principales cartas de triunfo.
Toronto 2015 pondrá sobre las mesas un total de 364 juegos de medalla, los cuales definirán su Cuba mantiene su magnífica racha; o si, como han anunciado canadienses y brasileños, podríamos estar asomando a una nueva era de los Juegos Panamericanos.
pedro
15/7/15 8:19
Y la pelota q esa no coje ni pa un chicle, se acabo el equipo cuba ganador.
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