Nunca ha ocurrido. Ni siquiera el llamado Período Especial en Tiempo de Paz impidió que en la Cuba revolucionaria se jugara béisbol organizado.
Ahora, un virus, un agente microscópico denominado SARS-Cov-2, causa una enfermedad respiratoria aguda y deja sin “oxígeno” al deporte mundial, incluidas las dos ligas beisboleras más importantes, las de Estados Unidos y Japón.
Se trata de un hecho sin precedentes, hablamos de la crisis más colosal que el deporte moderno ha enfrentado luego de la II Guerra Mundial.
En la MLB, por ejemplo, algunos piensan que los “agujeros negros” de 1904 y 1994 quedarán como pálidos referentes ante el colapso que se vive –y pudiera acentuarse- en este ya trágico año 2020.
Mario Pérez, estadístico del Inder, nos recuerda que en 1904 no se jugó la segunda Serie Mundial por un desacuerdo del propietario de los Gigantes de Nueva York. Su equipo debía medirse al campeón defensor Boston Americans.
Noventa años después, en 1994, una huelga de peloteros dejó inconclusa las ligas Nacional y Americana a la altura del 12 de agosto. El entonces presidente del país, Bill Clinton, debió intervenir para que en 1995 volviera la acción a los diamantes.
Ahora, frente a los cientos de muertos que diariamente golpean al país del norte, circulan noticias sobre esfuerzos desesperados para iniciar la campaña. Se habla de partidos solo en Arizona, a puertas cerradas y con extremas medidas de seguridad.
Sin embargo, el mandatario Donald Trump ha dicho que no ve el inicio de las ligas profesionales de la nación (MLB, NFL, NBA…) hasta agosto o septiembre. Y eso, en el caso del béisbol, significa prácticamente decir adiós a la temporada. Tome en cuenta que de empezar a esa altura se “montaría” una contienda sobre la siguiente…
Lógico: también significa pérdidas financieras millonarias y un estremecimiento para clubes, jugadores, televisoras y anunciantes que tardará en pasar, en olvidarse. Por eso algunos expertos afirman que luego de la pandemia el “juego” no volverá a ser como antes. No, al menos por un buen tiempo.
En Cuba, por supuesto, se extraña la acción, la polémica, el ambiente beisbolero. Se lamenta el aplazamiento de los Juegos Olímpicos y los temores de que el Clásico Mundial de 2021 pueda tambalearse como resultado de la actual coyuntura.
Sin embargo, las autoridades de la pelota confían en que los médicos y la sociedad toda derrotarán en poco tiempo a la COVID-19, único impedimento para que se vuelva a escuchar la voz de play ball en nuestros parques.
Ernesto Reynoso, director nacional de este deporte, afirma que superada la actual pandemia podría iniciar la 60 Serie Nacional en un tiempo prudencial.
Los retos a enfrentar serían, por supuesto, la adecuada puesta en forma de los atletas y el ajuste necesario al calendario, tomando en cuenta los tiempos disponibles y las demandas que provengan del programa internacional, en el cual destacarán lógicamente los torneos de clasificación olímpica y el Clásico Mundial, entre otros.
No contar con peloteros foráneos favorece ahora el “aislamiento” de la liga, incluso que los nacionales contratados en Japón y otros circuitos profesionales solo jugarían acá en la postemporada, y siempre con sus equipos.
Mario Pérez recuerda que jamás, desde la fundacional jornada del 14 de enero de 1962, se ha cancelado una serie nacional de béisbol. Sin embargo, estas han comenzado tan tarde como en la segunda quincena de diciembre.
Ahora, en que está en juego la vida y no precisamente el pasatiempo nacional, toca vencer al más diminuto e invisible de los enemigos que la humanidad ha tenido delante.
Ese que ha estremecido el mito y los afamados guiones de Hollywood sobre fuerzas gigantescas atacando el planeta desde el “más allá”, o sobre los cataclismos del fuego, la lluvia, los mares, la tierra…
Luego del "vendaval", al menos en Cuba, el inicio de la pelota estará entre los primeros puntos de una agenda seguro cargada. Pero al final, nadie lo dude, el renacer de la pasión ayudará a sanar, a recobrar la confianza y la fe.
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