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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Idalys Ortiz quiere en Tokio 2020 su final feliz

Llegar por cuarta vez al podio en su última incursión olímpica es una meta soñada...

Eyleen Ríos López en Radio Angulo 19/07/2021
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Idalis Ortiz-Abanderamiento-JJOO
Las ganas siempre son las mismas. Cada uno de nosotros sabemos el empeño que le ponemos a nuestra preparación, expresó la judoca.

Uno de los tangos más famosos del mundo asegura que “20 años no es nada”, pero es una afirmación discutible si los has dedicado al judo y competido en la élite como la cubana Idalys Ortiz, una de las estrellas que se presentará dentro de apenas unos días en los Juegos Olímpicos acogidos por esta ciudad, y que para ella marcarán la despedida de estas lides.

La capitana de la respetada selección caribeña conoce los “trajines” en este tipo de eventos desde Beijing 2008, cuando con apenas 17 años se llevó un bronce y quedó etiquetada como la medallista más joven en su categoría (+ 78 kg).  Todo no quedó ahí, pues cuatro años después reinó en Londres 2012 y disfrutó con la plata conquistada en la cita de Río de Janeiro 2016.

Llegar ahora a la capital de Japón como primera del ranking incluyó un sacrificio adicional. Un año de espera respecto a los planes originales hicieron “temblar” las proyecciones, sin embargo pudo más el deseo de seguir, de conseguir algo inédito.

Con una medalla aquí la artemiseña de 31 años igualaría a la también cubana Driulis González en cantidad, pero si es de oro o plata le superaría en cuanto a rango de los premios conseguidos.

De todas maneras, ese es un tema que por ahora prefiere no tratar. Para ella es mucho más importante saber que llega animada y con la misma disposición de siempre, preparada para regalar la sonrisa que ahora oculta tras la mascarilla con que se protege de la Covid-19.

“Mi gran intención es llegar a estos Juegos Olímpicos a resolver la medalla que deseo tanto y también lo anhela el pueblo, mi familia y todas las personas que me siguen”, deja bien claro desde el primer instante del diálogo, apenas unas horas después de comenzar su adaptación en suelo nipón.

“Las ganas siempre son las mismas. Cada uno de nosotros sabemos el empeño que le ponemos a nuestra preparación y sabemos lógicamente los objetivos que queremos, si no se dan no es por falta de deseos o interés”, reconoce convencida de que ser campeona implica también tener siempre “arriba” las miradas de toda una afición.

Idalys competirá en el mítico Nippon Budokan el día 30 de julio y allí saldrá a enseñar lo que mejor ha sabido hacer durante toda una vida: combatir sin importar la rival de turno.

“Son unos Juegos atípicos, la preparación no ha sido la mejor si se compara con otras para eventos anteriores. El problema de la pandemia nos ha afectado, incluso yo estuve enferma y no pude participar en las competencias que había previsto.

“De todas maneras hemos readecuado el trabajo y cumplimos al 100 por ciento lo que nos propusimos partiendo de esas dificultades. Lo hemos hecho a conciencia, con energía y ánimo”, asegura.

Su reciente quinto lugar en el mundial de Budapest no le inquieta. Por el contrario, lo toma como una señal, una especie de deja vu.

“Para mí es meritorio porque no competí antes. Fui capaz de llegar hasta ese lugar con apenas un mes de preparación y lo tomo como una hazaña más… además estuve recordando que en el 2011 también quedé quinta en el mundial de París y después de eso fui campeona olímpica al año siguiente. Entonces, ¿por qué no pudiéramos repetir ahora?”, pregunta y vuelve a sonreír como solo ella sabe.

Otras inquietudes quedan pendientes. Sus respuestas vendrán luego de la competencia y ella está segura que será para contar una historia con final feliz.


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Eyleen Ríos López


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