Hablar de fútbol por estos días resulta un acto de valientes. Cualquiera de los discursos empleados va a convertir en cómplice de uno u otro bando a quienes ejercemos como cronistas deportivos. Los términos medios para lectores, radioyentes o televidentes no son parte del asunto.
Algo debe quedar claro. El arbitraje siempre es la parte más débil de esa cuerda hecha rectángulo verde. Lo peor, la disparidad de criterios dentro de un partido o, de un fin de semana a otro. Además, desde la llegada del VAR en 2018 los problemas han ido en aumento.
Dicha herramienta no termina por convencer a los más escépticos. Tampoco a aquellos cuya confianza estaba puesta en la tecnología para borrar en gran medida las injusticias de tiempos pasados. Y ojo, hablar de justicia abarca cualquier categoría y equipo dentro del fútbol.
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Esto último es quizás lo menos relevante para muchos pues si se ve afectada la élite de clubes en las principales competiciones, lo mínimo es denominarlo escándalo. Errores son errores, sea quien sea el perjudicado, aunque Real Madrid Atlético y Barcelona han tenido sus ciertas razones, si de España se trata.
Casi de intrascendente se califica lo sucedido en otras canchas. Si no hay un título liguero en juego, si el escenario no acoge un gran derbi capitalino o un Clásico, el análisis es diferente. Aunque no lo parezca, el descenso también resulta vital para un grupo de elencos con objetivos diferentes, pero igual de importantes.
Sin ir tan lejos, Borja Jiménez no se aguantó para esgrimir su opinión sobre el discordante VAR. El entrenador del Leganés se mostró inconforme tras el empate a tres goles de su equipo con el Alavés. Era evidente su contrariedad por ver como el fútbol se torna caótico mientras el colegiado se desplaza en cada partido hacia el monitor.
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Hubo falta sobre Koundé en el área del Getafe. Carlos Romero debió ver la roja ante la carrera de Mbappé. Griezmann lanzó a las nubes una pena máxima inexistente en el fin de la racha colchonera. Son verdades irrefutables, al igual que la falta de Héctor Fort o la innecesaria frase de Bellingham, sea fuck off o fuck you.
A fin de cuentas, cada uno lleva la pelota hacia su lado de la cancha. Simeone habla de males con más de 100 años. Laporta utilizó la palabra vergüenza. A Real Madrid TV se le agota el archivo. Los grandes del fútbol debieran centrarse en eso, en el fútbol, amén de errores en contra y sus respectivas consecuencias.
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