Lejos de todo tipo de vaticinios y merced a un pálido accionar sobre el encerado, la franquicia Domadores de Cuba cedió hoy su corona a Astaná Arlans, de Kazajstán, luego de caer 4-6 en la gran final de la V Serie Mundial de Boxeo (WSB, siglas en inglés), con sede en el Centro Nacional de Tenis, de la capital kazaja.
Los alumnos del jefe de entrenadores Rolando Acebal, quienes se titularon en la pasada temporada, en esta ocasión pasearon la distancia en la fase de grupos. Franquicias de poca monta, fueron cayendo una tras otra ante el paso arrollador de los Domadores, que lograron el boleto directo a la semifinal, en la cual «barrieron» 10-0 a Guerreros de México.
Pero realmente, la familia del boxeo cubano ha quedado atónita-entre quienes me incluyo- con este resultado, muy por debajo de las reales posibilidades del equipo.
Este sábado, los anfitriones habían sacado ventaja de 3-2 con su categoría más capacitada, la C-1, que enroló combates en las divisiones de 49, 56, 64, 75 y 91 kilogramos. Solo el titular olímpico Robeisy Ramírez (56) y el crucero Erislandy Savón -invicto en 17 combates durante las dos temporadas-, escaparon de los puños rivales y ganaron sus respectivos pleitos. Pero baste decir que lo consiguieron en los minutos finales.
Pero este domingo, cuando se pronosticaba el levantón de los Domadores con su excelente categoría C-2, los Lobos de Astaná mostraron su mejor preparación física y mayor entrega sobre el ring, combinada con una evidente mejoría en aspectos técnico-tácticos, para recuperar el cetro que habían logrado en el año 2013.
Como se esperaba, las dos victorias cubanas de hoy fueron al aval de los bicampeones mundiales Lázaro Álvarez (60 kg) y Julio César La Cruz (81).
El pinareño Álvarez venció 2-1 (doble 49-46 y 47-48) a Zakir Zafiullin. Apoyado en su mejor esgrima boxística, mantuvo activo su jab de derecha y combinó bien con golpes de izquierda, además de defender bien las embestidas del kazajo. Pero los tres jueces le vieron ganar los dos últimos asaltos, como muestra evidente de que había cedido en el físico. No obstante, fue una pésima decisión la del juez canadiense Tony Germain, quien no le dio su voto favorable en ninguno de los cinco rounds.
Quien sí ganó con todo incluido: boxeo, defensa y excelente preparación física, fue el camagüeyano La Cruz, basado en su tradicional golpeo de contraataque. Su víctima fue Nurdaulet Zharmanov, por 3-0 (triple 50-45 y 49-46). Provocó mucho al rival, le bajó la guardia una y otra vez, le hizo innumerables fintas, además de aprovechar todos sus fallos cuando le atacaba, para entonces meter sus golpes rectos al pecho. Fue una real paliza del as cubano de la riposta.
Sin embargo, ni el monarca olímpico Roniel Iglesias (69), ni el bronce mundial Yosbany Veitía (52), exhibieron sus mejores dotes ante rivales de menor ABC boxístico como son Aslanbek Shimbergenov y Olzhas Sattibayev, respectivamente.
Entonces, sus inesperadas derrotas dieron al traste con un presumible triunfo de los Domadores. Por demás, Sattibayev le quebró el invicto a Veitía, que llevaba 15 triunfos al hilo (ocho en la IV WSB y siete ahora).
¿Dónde buscar las causas de ese par de descalabros?, se preguntarán ustedes. Pues yo creo que a los cubanos les faltó llevar la iniciativa y mostrar mayor precisión en el golpeo. Pero lo fundamental fue la escasa reserva física mostrada por ambos, que llegaron sumamente agotados a los dos últimos asaltos. En este sentido, baste decir que Iglesias ganó ampliamente los dos primeros rounds, y luego apenas tiraba golpes en los restantes. Y eso es un «pecado» cuando se combate en rol de visitante.
La otra derrota de la fecha, con el más 5-4 favorable a los kazajos, fue al aval del supercompleto Yoandry Toirac, superado 3-0 (triple 50-45) por el subcampeón mundial y bronce olímpico Iván Dichkov, un gigantón de 2.05 metros de estatura que apenas lo dejó acercarse.
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