Tras cinco agónicos sets disputados en la ciudad turca de Bursa, Cuba se proclamó campeona del Tercer Nivel de la Liga Mundial de Voleibol 2014, cetro que dirimieron ante los locales en la cancha del complejo TVF Cengiz Gallou.
El partido se extendió por dos horas y 24 minutos, durante los cuales turcos y cubanos se alternaron los sets ganados hasta llegar al quinto y definitivo parcial, el cual concluyó con justada pizarra de 16-14.
Sin dudas, fue un partido en el cual pudimos asistir a una demostración de los mejor y lo peor de nuestra selección: capaz de reponerse y salir adelante cuando fue necesario, pera capaz también de cometer errores infantiles y perder la concentración en fracciones de segundo.
Sin embargo, como muchos esperaban, Cuba terminó por completar su excelente actuación en este nivel de la Liga Mundial, en el cual acumuló —entre la fase de grupo y la discusión del trofeo— un balance de siete victorias y una sola derrota.
Curiosamente la derrota de los cubanos fue en el último choque de la llave F frente a Turquía. Los turcos poseen un excelente catálogo de jugadores jóvenes con activa participación en la reconocida liga turca de este deporte, por lo que no asombraría que en próximos años este mismo elenco sea capaz de aspirar a empeños mayores.
Ya lo ha demostrado Irán, equipo que apenas un año atrás visitó Cuba y dejó una excelente impresión en la Ciudad Deportiva y hoy está ubicado en el grupo A del máximo nivel de este certamen.
En el partido por la corona del tercer nivel destacaron ofensivamente el opuesto Rolando Cepeda con 28 cartones, seguido por el joven Osmany Uriarte con 22. Uriarte se ha convertido en uno de los puntales de la selección cubana y su apoyo a Cepeda fue decisivo en el tránsito de los cubanos en este 2014 por la Liga Mundial de Voleibol.
En sentido colectivo el conjunto antillano consiguió 62 puntos por ataques, bloqueó 13 balones y consiguió cinco rebotes (para un bajo promedio de apenas 2.60 por set), consiguió diez puntos directos con el servicio y perdió 12 saques, en tanto recibían para el 51.69 de excelencia.
Sin embargo, las cifras no bastarían para entender la victoria de los cubanos en Bursa, donde encontraron un rival de calidad y un público que apoyó a los locales incondicionalmente, incluso una vez que había terminado el partido.
Lo cierto es que buena parte de la victoria estuvo en la reacción psicológica final del conjunto que dirige Rodolfo Sánchez, que tuvo la fuerza para agrupar a sus integrantes y remontar diferencias considerables para llevarse el tie break cuando las fuerzas físicas estaban ya en el límite.
La victoria de Cuba en este tercer nivel de la liga, si bien merecida no debe llenarnos demasiado la vista: Cuba no hizo otra cosa que lo esperado, dominó un nivel en el cual nadie podía haberle hecho frente con seriedad. Además, este título únicamente asegura el escaño 21 de la Liga Mundial, el más bajo de la historia de las actuaciones cubanas en estas lides.
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