El Centro de Investigaciones del Deporte Cubano (CIDC) se constituyó para promover la sostenibilidad de los logros deportivos del más grande archipiélago caribeño, referencia mundial en ese ámbito por lo conseguido a partir de 1959.
En el acto fundacional, el Dr. C. René Romero Esquivel, su primer director, afirmó: “el Centro acogerá el cierre del ciclo científico-productivo para los procesos de generación de conocimientos aplicados al deporte, para hacer sostenibles los resultados internacionales de Cuba”.
Ese ha sido el empeño desde el 21 de septiembre de 2016, cuando quedó inaugurado por el actual Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el entonces titular del Comité Olímpico Cubano (COC), José Ramón Fernández Álvarez.
Allí laboran 40 trabajadores, de ellos 29 investigadores y 11 técnicos del área administrativa. Siete de los primeros poseen la categoría de Doctor en Ciencias, otros siete la de máster y cuatro la de especialistas en diferentes áreas del saber y disciplinas deportivas.
Resaltan varios investigadores avalados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y profesores titulares de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo (UCCFD). Otros profesionales se encuentran en pleno crecimiento científico y docente.
“El CIDC puede realizar investigaciones con un enfoque multi e interdisciplinario, para abordar las necesidades estratégicas de nuestro sistema deportivo”, dijo a JIT Romero Esquivel, su principal dirigente hasta el pasado mes de agosto.
“Cuenta con áreas del conocimiento dotadas de la más alta tecnología, dígase biomecánica, cineantropometría, conducta, pruebas de esfuerzos cardiorrespiratorios, un gabinete metodológico y un observatorio técnico a través de las tecnologías de la información y la comunicación”, detalló.
“Durante el actual ciclo olímpico ha enfocado su trabajo en un objetivo primordial: contribuir a los éxitos deportivos de la Isla, lo cual se realiza mediante la promoción de actividades innovadoras que ofrezcan soluciones a los problemas que inciden en la calidad de los entrenamientos y otros procesos.
También comienza a realizar intervenciones científico-tecnológicas de valor agregado para la investigación y el desarrollo, así como para la preparación del deportista y los estudios sociales en el sistema de la educación física.
“EL CIDC constituye un bastión del Sistema Deportivo Cubano y así lo corroboran los resultados prácticos de su gestión. Su reto principal ahora, por ejemplo, consiste en apoyar la recuperación de nuestros resultados históricos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2022, cuya fecha y sede no tienen definición en este momento”, resaltó.
“También miramos a los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Santiago de Chile 2023, y más cerca al propósito de mantener a la Patria entre las 20 primeras naciones de las citas olímpica y paralímpica de Tokio”, señaló quien permanece como director técnico del COC.
“Ya funcionan cinco proyectos, con avales de los usuarios e impactos de su aplicación práctica. A partir de 2019 se incorporaron otros cinco”, abundó.
“El Centro gestiona desde su fundación el programa Deporte y Desarrollo Humano, del Inder, cuyo objetivo es elevar la calidad de vida de los ciudadanos y la formación integral de profesionales y atletas desde la cultura física”, significó.
A pesar de su joven trayectoria, el CIDC ostenta la condición de Centro de Investigación, otorgada por el Citma mediante la Resolución 175 de 2019. “Nos fue entregada tras procesos que confirmaron que llevamos la investigación científica de la mano de la innovación y el desarrollo. Nosotros implementamos métodos para encontrar soluciones”, aseguró.
“Pero no estamos satisfechos, pues todavía debe profundizarse en el encadenamiento de los estudios de laboratorio y terreno con la implementación práctica en los deportes”, admitió antes de afirmar que eso cuenta con un indicador elemental: las medallas.
Para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018 y los Panamericanos de Lima 2019, un total de 119 atletas fueron objeto de intervenciones científico–tecnológicas. De ellos 69 alcanzaron preseas panamericanas (27-19-23), el 73 % del medallero, y 52 llegaron a finales, ubicándose del cuarto al octavo lugares.
“Trabajamos mucho con el pensamiento cubano, sobre todo en los deportes de combate (luchas, judo, boxeo, taekwondo y esgrima), pero también en atletismo, ciclismo, remo y canotaje. Eso reafirma que el alto rendimiento exige de más ciencia”, apuntó.
“La insatisfacción es perenne en un investigador. Por eso considero necesario hacer más desde el observatorio técnico y en ramas como la conducta. Urge también potenciar el laboratorio de fisiología para llevar al máximo la eficiencia de nuestras intervenciones”, reafirmó.
El CIDC constituye una verdadera rareza, al tratarse del único de su tipo (entre 13) instalado en un país subdesarrollado. Eso exige superación y actualización permanentes. “En el colectivo sobra inteligencia, consagración y desvelo. Somos y seremos eternos aportadores insatisfechos”, concluyó.
Romero, tras 44 años de servicio ininterrumpido al deporte cubano, se acogió a la jubilación, aunque continuará aportando al CIDC como investigador y especialista titular.
El “batón” pasó al doctor Jorge Pavel Pino, quien dirigiera por varios años el Instituto de Medicina del Deporte (IMD), también reconocido como Centro de Investigación.
“El CIDC tiene bien marcado su trabajo hacia el futuro. Hay tres objetivos esenciales: consolidar lo hecho, perfeccionarlo y multiplicarlo”, precisó.
“Tenemos un observatorio técnico para el alto rendimiento. Entonces queremos sumar otros para la cultura y educación físicas, y para la promoción y mejoramiento de la salud de nuestro pueblo”, recalcó.
“El CIDC tiene que impactar todavía más en los resultados del país, máxime en un contexto de creciente mercantilización de la actividad del músculo y de flagelos como el dopaje. Desarrollo humano y deportivo son las agendas de los proyectos en marcha y de otros por iniciar”, agregó.
Pavel fijó otros propósitos en la exportación de servicios, la actividad de comunicación institucional para la ciencia, y las alianzas con la UCCFD, el IMD y la Escuela Ramal del Inder. Reconoció el papel de los fundadores y confirmó el deseo de hacer crecer una institución donde la ciencia está al centro y eso se traduce en triunfos, alegrías y orgullo para el pueblo.
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