El terrorismo es un fenómeno nefasto de vieja data. Ya Maquiavelo recomendaba en su libro El Príncipe (1532) que “es más seguro ser temido que amado”. El término ha sido abusado y manipulado, sin que la ONU logre que se pongan de acuerdo todos los Estados, en particular, si son estos los que lo provocan.
Después de que supuestamente terminó la Guerra Fría, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington, atribuidos oficialmente a Al-Qaeda, la Administración de George Bush lanzó una campaña internacional devenida política exterior e interior, que Barack Obama continuó solapadamente.
Llegados al punto de los grupos terroristas hoy día Estados Unidos y la Unión Europea tienen su propia lista de estos. Para la ONU ha sido compleja la definición y a lo más que ha alcanzado, en 2005 en la Cumbre Mundial celebrada en Nueva York, fue a que los dirigentes mundiales condenaran inequívocamente el terrorismo "en todas sus formas y manifestaciones, independientemente de quién lo cometa y de dónde y con qué propósitos, puesto que constituye una de las amenazas más graves para la paz y la seguridad internacionales".
El Comité contra el Terrorismo del Consejo de seguridad, atendiendo a la resolución 1373 (2001), instó a los Estados Miembros a adoptar una serie de medidas destinadas a reforzar su capacidad jurídica e institucional para combatir las actividades terroristas, según el sitio de la organización, entre las que figuran las siguientes:
· Tipificar como delito la financiación del terrorismo
· Congelar sin dilación los fondos de las personas que participen en la comisión de actos de terrorismo
· Denegar cualquier tipo de apoyo financiero a grupos terroristas
· Prohibir la provisión de refugio o de cualquier tipo de asistencia o apoyo a terroristas
· Intercambiar información con otros gobiernos en relación con cualquier grupo que cometa o se proponga cometer actos de terrorismo
· Cooperar con otros gobiernos a fin de investigar, detectar, arrestar, extraditar y enjuiciar a personas que participen en la comisión de dichos actos; y
· Tipificar como delito en la legislación nacional el suministro de apoyo activo o pasivo a quienes cometan actos de terrorismo y enjuiciar a las personas culpables de ese delito.
Si usted ha leído hasta aquí se dará cuenta de cómo en medio de lo que se está llamando la Tercera Guerra Mundial por etapas, los constantes informes de actos terroristas llegan desde del Medio Oriente caotizado, o desde otras regiones, por los más disímiles grupos, aunque Occidente levante el fantasma injustificado contra el Islam y los musulmanes. Obviamente, lo mismo para Siria que en los recientes ataques en París y los que han sucedido después, los terroristas han contado con financiamiento.
El pasado 17 de diciembre el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución que busca estrechar el cerco sobre las fuentes de acceso a financiamiento por las organizaciones terroristas, en particular el autodenominado Estado Islámico.
La iniciativa fue aprobada en una reunión inusual de ministros de Finanzas del órgano de 15 miembros, presidida por el secretario norteamericano del Tesoro, Jack Lew y fue copatrocinada por Rusia, Estados Unidos, Francia, Venezuela, Siria, Turquía y Reino Unido, entre otros.
El texto reitera la importancia de que la comunidad internacional cumpla las sanciones impuestas a los terroristas, entre ellas la congelación de activos, las prohibiciones de viaje y los embargos de armas, según Prensa Latina.
Asimismo, establece la incorporación específica del EI al régimen de medidas punitivas contra Al Qaeda y aclara la obligación de los gobiernos de prohibir que en sus territorios se apoye a los fundamentalistas con dinero para propósitos como el reclutamiento, el traslado o el entrenamiento.
De acuerdo con el documento, también pretende evitar que los terroristas empleen el sistema financiero internacional para mover recursos dirigidos a sus acciones violentas y a incorporar miembros a sus filas. Por otra parte, promueve que los países fortalezcan sus legislaciones y sistemas legales, con el fin de criminalizar el financiamiento del EI.
Sin embargo, un mes antes de la reunión del Consejo de Seguridad, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, puso ejemplos de la financiación de terroristas por individuos de 40 países, incluidos los del G-20.
No solo Putin. Ha trascendido un informe secreto de la Inteligencia de EE.UU. elaborado en agosto de 2012 para el Pentágono, en el cual se da cuenta de que "Occidente, los países del Golfo Pérsico y Turquía están apoyando a la oposición, principalmente compuesta de musulmanes salafistas, Hermanos Musulmanes y Al Qaeda en Irak (AQI, según siglas en inglés)". La 'filial' iraquí de Al Qaeda se unió a los grupos afiliados del Estado Islámico y se involucró en la guerra contra el Gobierno sirio, considerado por los yihadistas como una fortaleza del régimen hostil chií.
Según el diario alemán, 'Deutsche Wirtschafts Nachrichten', EE.UU. suministró a la así llamada 'oposición moderada' del Frente Al Nusra, filial siria de Al Qaeda, decenas de vehículos de la marca japonesa Toyota que, posteriormente, fueron a parar a manos del Estado Islámico. En sus operaciones y ataques los combatientes del EI utilizan principalmente camionetas todoterreno Toyota Hillux.
EE.UU., Arabia Saudita, Catar y otros Estados del Golfo Pérsico, junto con Turquía, sostienen abiertamente que seguirán apoyando a las fuerzas que luchan contra el presidente sirio Bashar al Assad. Sin embargo, expertos reiteran que la 'oposición moderada' apoyada por Estados Unidos, o bien forma parte de los grupos extremistas o bien está cada vez más cerca de ellos.
El 24 de octubre, la agencia AP informaba que El grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe) gana entre 40 y 50 millones de dólares al mes por la venta de petróleo extraído de los pozos que mantiene ocupados en Irak y Siria, lo que constituye su mayor fuente de ingreso, informa AP.
La agencia estadounidense reveló estas cifras basándose en datos de la Inteligencia iraquí y de varios funcionarios estadounidenses.
Con esos recursos financieros, el EIIL es capaz de sostener la fuerza terrestre que combate a sus adversarios, además de que le permite adquirir equipamiento y contratar especialistas en el exterior para que la industria petrolera continúe en funcionamiento, añadió la fuente.
Sin embargo, el 30 de septiembre, la Fuerza Aérea de Rusia había lanzado su operación contra el Estado Islámico en Siria por solicitud del presidente sirio Bashar al Assad. Desde entonces es más evidente toda la doble moral al respecto del apoyo y el financiamiento a los grupos terroristas.
Rusia ha demostrado con pruebas documentales que Estados Unidos no hizo gran cosa en un año para combatir el Emirato Islámico y sobre todo para eliminar sus fuentes de financiamiento.
El exdirector de la CIA Michael Morell ha afirmado que la coalición contra el Estado Islámico encabezada por EE.UU. no había bombardeado antes los pozos de petróleo controlados por el grupo terrorista.
La supuesta causa la dijo Morell el 25 de noviembre al periódico 'The Washington Times':
"No estábamos detrás de los pozos de petróleo, en realidad no golpeamos los pozos de petróleo que controla el Estado Islámico porque no queríamos hacer daño al medioambiente y no queríamos destruir esa infraestructura".
En verdad, la frase no tiene desperdicio, ni caben otras inferencias sobre quién financia a los terroristas en el Medio Oriente o por qué.
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