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jueves, 31 de octubre de 2024

Ucrania-Rusia: No hay peor ciego… que un cínico

Después de mucho andar de manos, parece que los socios empiezan a no coincidir...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 28/01/2022
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Soldados estadounidense-Europa del Este
Si USA quiere guerra, podría ser que no tenga toda la carne de cañón que imaginó.

A estas alturas de las tensiones bélicas en el este de Europa es complicado dar una afirmación contundente, por eso, ante todo, lo que cabe es suponer que lo acontecido en las últimas horas en aquel escenario puede oscilar, desde una simulación a manera de cortina de humo o una fuerte carga de temores por el altísimo precio a pagar, hasta cierto grado de convencimiento de que la hostilidad continuada solo está siendo utilizada a su favor por un poderoso mecenas que únicamente atiende a sus intereses y caprichos.

Pero el hecho concreto es que el gobierno de Ucrania, por intermedio de su ministro de Defensa, Alexéi Réznikov, y del secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Alexéi Danílov, acaban de llamar a atemperar las permanentes y copiosas afirmaciones de que su país corre el riesgo de una inminente agresión militar a cuenta de Rusia.

En intervenciones púbicas por separado, ambos coincidieron en que la llevada y traída “concentración masiva de tropas rusas en la frontera común” no es de magnitudes alarmantes, y pidieron atajar las campañas externas que sobredimensionan lo que está ocurriendo en realidad. Y ciertamente, si las presuntas víctimas lo dicen es porque lo sienten.

Es verdad no obstante, que a partir del tono candente que ha tomado el tema de la “inminente invasión” de Moscú a su vecino geográfico, no pocas cosas desagradables y terribles pueden desatarse por aquello de que “muchas manos rompen el plato”, sobre todo si están las de USA y unos cuantos de sus servidores más incondicionales y cerriles.

Sin embargo, no deja de despertar una mezcla de suspicacia y atención la suerte de “freno de mano” a que acuden aquellos que van a tener que poner altas cuotas de muertes y destrucción inmediatas si pasa lo peor. Así que, eso de que Kiev diga que quiere bajar los ardores, aun cuando insista en las pretendidas “heridas rusas” en Crimea y el Donbás, no deja de ser algo sugerente en todo análisis de la vigente problemática.

Y el asunto se pone más interesante porque, en la medida que intereses externos empujan el carro a favor de un teatro de guerra que suponen bien alejado de sus propios techos, a pesar del armamento demoledor que podría entrar en juego de inmediato, entre los “rebaños de primera línea” empiezan a sonar no pocas voces discordantes con el costoso precio que podrían pagar si se deciden a asumir el imposible de sacarle las castañas del fuego a los sectores hegemonistas gringos ante la tapia que Rusia y China constituyen para sus locos sueños de regidores globales.

 Y el botón de muestra, donde ya se apuntan las autoridades ucranianas, es de un peso creciente. Así en España, ocho partidos políticos de las más diversas tendencias suscribieron una declaración que rechaza todo involucramiento militar local en las tensiones en Ucrania y el resto de Europa del Este, en instantes en que el gobierno nacional moviliza buques y tropas para acompañar las aventuras acariciadas por la Casa Blanca.

Mientras, medios de prensa de ese país ibérico destacan las sumas millonarias que todo ello implica para el erario público, en medio de la crisis sanitaria de la COVID-19 y sus golpes sociales y económicos.

Por su parte, el vapuleado primer ministro británico, Boris Johnson, admitió que no todos los miembros de la OTAN están dispuestos a jugarse el pellejo con la sumatoria de sus ejércitos a las tensiones en curso insufladas desde Washington, al tiempo que el presidente croata, Zoran Milanovic, fue contundente y explícito en extremo al afirmar que en caso de guerra entre Rusia y Ucrania sus militares abandonarán sus posiciones y retornarán de inmediato a casa.

Milanovic subrayó con especial énfasis que la actual crisis “no tiene nada que ver con Ucrania o Rusia”, sino que responde a “la dinámica de la política interna estadounidense de Joe Biden y su administración”, la cual, precisó, proyecta una “inconsistencia y un comportamiento peligroso en el gobierno de los Estados Unidos con relación a las cuestiones de seguridad internacional”.

No obstante, y en medio se semejante marea, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó contra todo criterio de los que pondrían el pellejo, que Washington “sí ha observado el crecimiento de acciones agresivas y preparación” para un ataque en la frontera ruso ucraniana, y añadió que “nadie puede estar en la mente de Vladímir Putin”… Aunque, apuntamos nosotros, sí deben confiar sin reservas en la “vista de águila y la mente funcional” de un “contundente, vital y sagaz” Joe Biden.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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