Solo en una nación democrática como Venezuela pueden realizarse dos elecciones universales, libres y directas en menos de cuatro meses, con un alto porcentaje de participación de una ciudadanía que pretende consolidar este año la gobernabilidad nacional con las municipales de diciembre próximo.
En menos de dos meses, 335 alcaldes serán elegidos o ratificados en la nación suramericana, otro paso decisivo para favorecer la aplicación de medidas dirigidas a derrotar la guerra económica que —amén de la dependencia del petróleo— mantienen los enemigos de la Revolución Bolivariana desde su fundación por el extinto Hugo Chávez en 1999.
La convocatoria al nuevo proceso hecha por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), acogida de manera favorable por el oficialismo y parte de la oposición, genera un clima de tranquilidad y de democracia en Venezuela, donde se demuestra que el voto popular decide la vida política del país.
Las municipales, en opinión de analistas, permitirán un mayor avance en la creación de condiciones para la actividad productiva, pues habrá un mayor control sobre bienes esenciales de los territorios y se evitará desde la base la puesta en marcha de nuevos planes de violencia por parte de los contrarrevolucionarios más radicales.
La Revolución sigue enfrentando y resistiendo una guerra económica que no podrá ser vencida mientras no se transformen los agentes productivos con planes novedosos para alejarse del rentismo petrolero como principal recurso de la actividad financiera.
Venezuela importa el 80 % de los bienes de consumo que satisfacen las necesidades poblacionales, por lo cual el gobierno presidido por Nicolás Maduro ha puesto en práctica varios planes para elevar la producción de alimentos y otros productos de primera necesidad, además de diversificar el comercio a nivel internacional.
El uso del dólar ilegal como marcador de precios referenciales a empresarios inescrupulosos también provoca la fijación de precios desmesurados y una inflación inducida.
EL VOTO POPULAR ES EL QUE DECIDE
El pasado 30 de julio resultó definitorio para el proceso revolucionario, cuando más de ocho millones de ciudadanos aprobaron en las urnas la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), una herramienta diseñada para encauzar la paz y la unidad nacional.
Poco antes de que el presidente Nicolás Maduro convocara las elecciones para la ANC el pasado 1 de mayo, en la que se inscribieron miles de candidatos, la oposición de derecha bajo las órdenes de Estados Unidos y el apoyo de sus peones regionales, inició una nueva oleada de violencia que duró desde abril hasta finales de julio. El 4 de agosto, los miembros de la ANC tomaron posesión y la rebelión callejera pagada desapareció en gran medida.
El país resistió, asediado por la violencia opositora que mató 120 personas en cuatro meses, la guerra mediática nacional y extranjera, escaseces de alimentos y medicinas y amenazada con una intervención militar por Estados Unidos. Y se fue a las urnas y ganó la Revolución Bolivariana.
Muchos otros elementos internos y externos conspiraban —y algunos lo siguen haciendo— contra el chavismo, pero se impone ahora, para impulsar los diálogos de paz y la economía, completar el círculo eleccionario de este año.
La Revolución Ciudadana se anotó un rotundo triunfo el pasado día 15 cuando ganó 18 de las 23 gobernaciones en disputa, tras la convocatoria de la ACN a elecciones regionales.
Siguiendo un cronograma, y con la presencia de una parte de los partidos opositores en el último proceso, la ANC llamó a comicios municipales dentro de dos meses, de gran peso en la política nacional, ya que se trata de los gobiernos de base.
La presidenta de la ANC, Delcy Rodriguez, precisó que en Venezuela, catalogada como una dictadura por sus enemigos, “se harán elecciones cuantas veces sean necesarias para que entiendan que aquí solo manda nuestro pueblo (…)”.
La propuesta recoge el espíritu de entendimiento que ha estado presente en la mesa de diálogo —con la oposición— promovida por el presidente Maduro.
En diciembre se repetirá la elección para la gobernación del estado de Zulia, uno de los más ricos del país, debido a que el ganador del cargo, el opositor Juan Pablo Guanipa, se negó a juramentar ante la ANC, ante cuyo poder originario están subordinados los restantes gestores políticos del país.
Ante la situación de vacío y transcurridos 10 días después de la fecha de aceptación, el bloque parlamentario de Zulia designó como gobernadora encargada de la entidad a la presidenta del Consejo Legislativo Regional, Magdely Valvuena, quien fue juramentada por la ANC este viernes, luego de que se declarara la falta absoluta al cargo del candidato opositor electo.
OPOSICIÓN INDECISA
Aunque pudiera sentirse regocijada por el Premio Sajarov de la Eurocámara, que le fuera otorgado esta semana, la oposición venezolana, en cambio, mantiene una nueva confrontación interna en la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ante las municipales.
Algunos miembros de esa coalición integrada por partidos de derecha, unos más radicales que otros, y otros de distinta tendencia, analizan su participación en el proceso.
El periódico privado Últimas noticias afirmó que el conservador Avanza Progresista, bajo el liderazgo de Henri Falcón, presentará postulados. Falcón, ex gobernador del Estado Lara, afirmó que su organización “jamás abandonará la ruta electoral (…) el camino del diálogo, la reconciliación y el entendimiento como forma de conciliar posiciones para salvar al país”.
Voluntad Popular, del recalcitrante Freddy Guevara, avisó su negativa ante los nuevos comicios, pues consideró que hubo fraude en los de gobernadores, sin que sustente sus acusaciones o impugne el proceso. También está en desacuerdo en la juramentación ante la ANC.
El secretario general de La Causa R, José Ignacio Guédez, consideró que la solución de los problemas venezolanos no se resolverá con las municipales y se pronunció por efectuar de inmediato las presidenciales.
Uno de los opositores más críticos al gobierno revolucionario, el dirigente histórico de Acción Democrática (AD) —que ganó cuatro gobernaciones— Henry Ramos Allup, tomó distancia de las discrepancias internas y precisó a la MUD a pronunciarse como bloque.
El partido Un Nuevo Tiempo también fue cauteloso. Uno de sus voceros confirmó que, aunque no descarta la presentación de aspirantes, están ahora en un proceso de evaluación de condiciones, una excusa ante la indecisión, pues nada ha cambiado en las regulaciones de la Constitución Nacional al respecto.
Primero Justicia se pronunció de manera positiva ante los nuevos comicios, pero exigió —como si no existieran— garantías de transparencia.
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