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lunes, 25 de noviembre de 2024

Innovación cero

Las esferas donde se registran menos innovaciones en los últimos dos siglos son el pensamiento, la institucionalidad y la práctica política...

Jorge Gómez Barata en Exclusivo 04/05/2013
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justicia social
Buscar caminos para alcanzar las sumas de justicia social

Las esferas donde en los últimos dos siglos se registran menos innovaciones son el pensamiento, la institucionalidad y la práctica política, áreas en las cuales, desde el desarrollo del liberalismo, la instalación del capitalismo y la aparición del marxismo, prácticamente nada ha cambiado. La única excepción fue el establecimiento del socialismo en la Unión Soviética y Europa Oriental, que resultaron fallidas; tampoco se consolidaron los “estados de bienestar” derivados del reformismo socialdemócrata y el movimiento de liberación nacional en África no arrojó los resultados esperados.

El marxismo aportó una contundente crítica del capitalismo decimonónico, llegando a considerar su desaparición pero, tanto Marx como sus exegetas, erraron en los plazos y en los modos en que semejante transición se realizaría, percibiendo el ocaso del capitalismo cuando apenas nacía, apostando por una “revolución mundial” que ni siquiera se asomó en lontananza.

El crecimiento económico, el progreso científico técnico y la formación de sistemas políticos basados en la democracia liberal que, aunque se consolidó en Europa no pudo impedir el interregno fascista, tuvo un éxito relampagueante en los Estados Unidos, pero avanzó lentamente o prácticamente no avanzó en los países iberoamericanos, que en conjunto con la situación estructural de África y partes de Asia dio lugar a la formulación del concepto de subdesarrollo, hoy también en muchos sentidos abandonado.

Las fórmulas políticas liberales: soberanía popular, igualdad de derechos, democracia, parlamentarismo, elecciones y sufragio universal, empoderamiento del Estado y separación de sus poderes, derechos civiles, libertades ciudadanas, derechos humanos, laicismo y otras, se han incorporado a la cultura universal perdiendo la naturaleza burguesa que suele atribuírsele.

No obstante su idoneidad, esas fórmulas, afectadas por deformaciones endémicas: fraudes electorales, corrupción, dictaduras y tiranías, presentes en todas partes aunque antológicas en América Latina, no han impedido la opresión, la explotación, el autoritarismo, la pobreza, la desigualdad y otras máculas presentes en los sistemas políticos.

Tal vez la falta de innovación no se deba a la ausencia de talento de teóricos y líderes políticos, ni a que los modelos vigentes aporten soluciones óptimas a los requerimientos de la convivencia social, sino a la fuerza del conservadurismo que tiende a mantener intactas las estructuras que aseguran el desempeño de las clases dominantes y el mantenimiento de su privilegios.

Mientras se espera por la aparición de mentes suficientemente poderosas como para rebasar los horizontes conocidos e identificar nuevas metas y modos superiores de convivencia, hacen bien los pueblos al retar lo establecido y buscar caminos para alcanzar las sumas de justicia social y felicidad posibles. Allá nos vemos.


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Jorge Gómez Barata

Profesor, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU. y especializado en temas de política internacional.


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